martes, 31 de enero de 2012

Crónica MAS (20). 30/1/12

Hacía tiempo que no asistíamos a una edición de Micro Abierto Salamanca (MAS) con tantos artistas nuevos en el escenario de El Savor ni tan musical. Sí, eso es lo que caracterizó la 20 de MAS: novedad y música; once participantes y cinco primeras veces. El talento no faltó; las risas, tampoco; la emoción asistió puntual, y el sacerdote que Andrés Sudón camufla (o reivindica) con su barba ofició una noche que disfrutamos desde la primera actuación.

La intervención con la que anoche nos subimos a MAS fue peculiar, tanto como su ejecutor, Óscar Rioja, porque este “vino” vino a borrarnos de nuestra memoria el nombre artístico con el que lo conocimos, Óscar Bailongo: “Me siento como un vino reposando en una barrica de roble que está condenado a ser consumido gota a gota”, y a prometernos futuras “catas en la bodega de MAS”. A mí, con estas palabras, me surge la duda: ¿el apellido Rioja es real? Dejo, a continuación, las palabras que este joven rioja me ha hecho llegar por correo electrónico y que, de algún modo, completan el discurso con el que despidió a su personaje (a su “misiva masiva” he añadido dos enlaces con información sobre las expresiones “LOL” y “serendipia”):

"Habían pasado casi dos meses desde mi última aparición en el micro. Tenía ganas de volver, pero necesitaba un cambio en mi rutina. Elegí el MAS (20). Un número redondo que coincide con mi edad. Además, ¡qué mejor manera de desestresarse y celebrar el fin de los famosos exámenes que pasándose por el micro! Sin embargo, el MAS (20) fue algo diferente respecto a los anteriores. Puede ser que el micro abierto evolucione como sus participantes. El caso es que, esta vez, incluía una grata sorpresa: la vuelta de Sudón con su grupo de bohemios cantautores. Me hubiera gustado quedarme en la segunda mitad, pero el deber me llamaba al siguiente día.
No obstante, durante mi estancia en la primera parte, pude disfrutar de las participaciones de habituales, como Luis Somoza, el guerrero infrenable de la palabra, o Richard, que aseguraba limitarse a tocar la guitarra, y no hacer reír, LOL.
Por otra parte, eché de menos a otros clásicos de la temporada pasada: Rubbenstein, Víctor Casado, Jorge Silla, María de Miguel, Guillermo Toda, Ane González, Rodrigo Cuervo (asistió pero no participó), entre otros que mi memoria retiene.

Parece ser que una nueva era llegará al Micro Abierto Salamanca. Recuerdo mi primera intervención. Algo improvisada a la par que tronchante. La improvisación se convirtió en una tónica y vino como un descubrimiento por serendipia. Tal vez sean impresiones mías, pero cada edición de MAS se puede percibir un progreso artístico. La unión de talentos en el escenario, la familia micrera, hace única esta experiencia.
Me gustaría participar tan activamente, como anteriormente, pero otros quehaceres me lo van a impedir. Sin embargo, volveré dentro de poco con sorpresas de distintos gustos. Como ya anuncié, me encuentro en una nueva etapa de creatividad. Concentraré lo aprendido en el escenario de MAS para dar lo mejor de mí en otros lares artísticos. El producto del nuevo proyecto en el que estoy envuelto lo revelaré pronto.
Me despido con una frase que define esta transición vodevil: “En el teatro hay un guión que seguir, pero en la vida real la obra se escribe con cada acción”. Así pues, no hay nada determinado en nuestras vidas. El capítulo que escribí en MAS en mi primera etapa fue increíble. Ahora estoy dispuesto a superarlo con creces y llevaros al coma etílico! XD"

El “guerrero infrenable de la palabra”, tal como lo define Óscar Rioja, volvió un lunes más para, después de “hacer mermelada con sus neuronas” en la composición de La torsión metálica, hacer lo propio con las nuestras. Luis Somoza hace frente con su veloz ataque verbal al miedo que paraliza al ser humano con la intención de despertarlo de su letargo para que, en su alianza con el poeta guerrero, aplaque la inacción, mejor hoy que mañana. Somoza nos reabre semana a semana las grietas que nos definen y, cuando termina su lectura, con un escueto “gracias” por la atención prestada, queda un aire frío en el escenario y una sensación de desolación.

Este lunes ese frío y esa desolación duraron poco. Al empezar la noche, Andrés había anunciado que estaba “un poco deprimidillo”; esperaba que los artistas colaboraran con su actuación a que su ánimo se recuperase. Así, cuando Carola Maldonado llegó de Valencia con su buen humor y sus mejores armas cómicas, noté en la cara de Andrés un cierto alivio. Con su monólogo, la mujer que tiempo atrás decidió cambiar bufete por escenario se abrió camino en el de El Savor y estableció conexión directa con el plexo solar de los espectadores, que vieron cómo se colapsaba su nervio simpático with LOL, además de demostrar que es una mujer dicharachera sólo en su primera acepción. Según nos contó, esta noche, 31 de enero, estará en Las Cavas del Champán (C/ Palominos).

Cuando alguien que lleva mucho tiempo acudiendo a MAS un lunes sí y otro también como espectador y un día se quita este traje para subirse al escenario, sentimos una gran satisfacción. Carlos Peña dejó que el músico que escondía dejara de ser innombrable con la versión con la que nos emocionó primero, “Óleo de mujer con sombrero”, de Silvio Rodríguez. Después de advertir lo que nos habíamos estado perdiendo, seguimos disfrutando de su tranquilo y “sabroso” hacer con “La llorona”, tema con innumerables versiones, aunque quizá la más recordada sea la de la desgarradora Chavela Vargas.


Óscar ya lo ha escrito más arriba: Richard no tenía más intención que tocar un par de temas; nada de risas. Imposible: el humor siempre lo acompaña. Ejemplo: todos conocemos las dificultades técnicas con las que este poeta empeñado en ser cantante se encuentra con cada complicado tema que decide versionar, pero, aun así, él es concienzudo; eso sí, después de tocar los primeros acordes de la canción de Leonard Cohen que había elegido para la ocasión y notar lo bien que le había salido, decidió que lo mejor era no continuar, para que la gente tuviera un “buen recuerdo”. Después de esto, apostó por algo seguro: su habitual “La quiero a morir”. Probablemente si cada cierto tiempo no escucháramos esta versión, MAS no sería lo mismo.

El maestro de ceremonias fue el encargado de cerrar la primera parte de esta edición. Era algo obligado que Andrés Sudón también fuera artista participante, y de no haberlo sido no se lo hubiéramos perdonado. Debía hacerlo porque ciertas personas empezaban a echarlo de menos y porque esta noche, martes 31 de enero, también cerrará el mes con el concierto que ofrecerá a partir de las 22.30 horas en el Café Santa Ana (C/ Tentenecio) y del que nos ofreció un adelanto de lo que podremos escuchar: “Amores indoloros” y, el ya clásico en su trayectoria, “Agua de limón”, tema en el que quiso que lo acompañara la cantautora gaditana Paula de Alba, dúo que ya se había medido en el escenario de Libertad 8 una semana antes.


Volvimos del descanso con ganas de seguir descubriendo a nuevos participantes, y el deseo se cumplió de inmediato: Malavé arrasó con su energía y su fuerza interpretativa desde la primera nota de su canción “Simulacro”, de la que tuvimos la suerte de ser su primer auditorio. Aunque quiso valerse de una “chuleta” por si olvidaba la letra, descubrimos que la misma sólo era un paracaídas de seguridad, porque parecía que el tema, a pesar de ser el último en llegar a su repertorio, estaba tan bien rodado como “Uno de nosotros” e “Imantado”, canciones con las que se prolongó el gusto de tenerlo en esta edición de MAS.


Quien no estará los próximos lunes en El Savor será Dimelza, gran amiga de este local y de la que muchos de sus colegas de ritmo y noche quisieron aprovechar la ocasión para rendirle homenaje en su despedida. El primero en hacerlo fue Còte Campusano, que nos hizo notar que estábamos enlazando bienvenidas con despedidas sin ser conscientes de ello. A ese difuso vínculo puso banda sonora con su kalimba: el sonido del instrumento se mezcló con su percusión vocal, a modo de beat box, en la que fue, sin duda, una de las actuaciones más sorprendentes y emotivas de la noche. 

Paula de Alba no quería “hablar de despedidas”, así que volvió al escenario con su preciosa voz, esta vez sola, para cantar “La ciudad es nuestra”. Fue fácil engancharse a su alegría y a lo sublime de lo inmediato que reclamaba en su canción. De la segunda sólo apunté de su letra “Ni yo soy tan buena, ni tú eres tan malo”. No he localizado el título, pero la búsqueda me ha permitido disfrutar de otras canciones de Paula; en ellas, no pone cortapisas a su carácter, y su juventud sólo es la espuma del jabón de su madurez. Y si con tan soltura se comunica en sus composiciones, ¿qué mejor vehículo para una declaración que una canción? El problema es que a veces el “regalo” llega tarde a su destinatario; esto es lo que pasó con el último tema, sin título aún, pero ella confesó estar agradecida de todos modos, porque, aunque tarde, ha llegado para quedarse en su repertorio.


“Cuando aparece Rodrigo, mi guitarra se pone cachonda”. Estas fueron las palabras que pudo decir Andrés cuando Rodrigo terminó su intervención. Nuevamente, se subió al escenario para “ver que salía” y, con la ayuda del tercer anillo que lleva consigo desde hace unas semanas (según nos explicó en su particular historia del “señor de los anillos”), pronto olvidamos que era con una improvisación, y no con una obra pensada, repasada, repensada y ensayada cien veces, con lo que nos conmovió. Rodrigo nunca lleva su guitarra, pero hace suya la de cualquier otro participante, sea española o eléctrica: el instrumento es él. 


Diego también tomó prestada una guitarra, pero no la de Andrés (que seguía excitada y no era adecuado tocarla hasta que pasara un buen rato). Así que fue a la de Carlos Peña a la que se le acabó el descanso. La misma de la que salieran los acordes de Silvio ahora nos traía, primero, a Sid Barrett y, después, a Leonard Cohen; Diego no siguió el ejemplo de Richard y, aunque le salió bien el comienzo del tema, continuó hasta el final para que el recuerdo fuera más completo.

Una noche tan bonita como la que tuvimos en MAS (20) necesitaba un final no menos bonito. Éste lo procuró Manu Clavijo, un hombre que no sabe cuánto de él es asturiano y cuánto argentino, pero que demostró ser cien por cien artista. Con “Pura contradicción” y “Chacarera de mis cuatro vientos”, Manu nos abrió la puerta a su música… y abierta se ha quedado para que puedan seguir pasando: desde http://www.myspace.com/manuclavijo, su chacarera ensordece el tic tic de mi teclado mientras escribo este final de crónica.


(Las últimas palabras que se escucharon en MAS no fueron las del presentador, sino las de Rodrigo, quien, como comienzo de la fiesta de despedida de Dimelza, aprovechó para recitar de memoria el poema “Leer sólo libros infantiles”, de Ossip Mandelstam.)

A continuación, transcribo las "vibraciones" que este MAS provocó a Cristina Acebedo, palabras que  envía días después de publicar esta crónica, pero a la que añaden un resumen muy especial, que, ojalá, sea similar al discurso interior de cada uno de los espectadores que el lunes 30 de enero se dieron cita en esta ceremonia:

"MAS (20) fue uno de los que llegan hondo… Calan, no quieres que terminen y quieres que se repitan, tal y como sucedieron, cada lunes… Acabé amando hasta lo que no suele llenarme… fue, sin más ni menos, MÁGICO.
Luis Somoza volvió a rasgarnos por dentro… a remover las entrañas de lo que deberíamos habernos planteado y no lo hicimos…
Nos carcajeamos con Carola Maldonado —y yo, por la similitud que laboralmente tenía con ella… me cuestioné si tal vez, no será ese mi destino… (aunque con bastante menos “salero” que ella…)— y con Richard.
Todas quisimos ser esa “Mujer sin sombrero” del óleo, la chica a la que quieren a morir… Deseamos ser “La Llorona” de Carlos Peña... Magnífica voz.
Se me pusieron los pelos de punta con el siempre excelente Andrés Sudón… y no puedo casi ni expresar la explosión interior con la fusión de su voz con la de la jovencísima y brillantísima Paula de Alba, que volvió a enamorarnos en la segunda parte de MAS.
Malavé llenó de fuerza El Savor y… creo que a todos y cada uno de los que allí estábamos… “Quería saber de qué iba la vida, pero no había contado contigo…”; su canción me dijo lo que yo estaba pensando.
Todos confundimos 20 con 22, ascensor con autobús… viajamos a África con Còte, despedimos a quien ya partía, tuvimos “ganas de salir a pasear pero que sea de tu mano” (Paula de Alba)… recordamos viejas historias (o no tan viejas) de lo que significan nuestros anillos, bebimos “cervezas comunitarias”, sonreímos con “Nothing is mine”, nos emborrachamos de arte y de amigos, nos sentimos más libres aunque sólo fuese de 11 a 2… nos quedamos a mover las caderas con música latina, nos dimos cuenta de que en el fondo “somos pura contradicción” (Manu Clavijo)…
Andrea Mazas esta vez pasó casi desapercibida, pero su arte y sus fotos pusieron de nuevo la sal en este MAS tan especial… esta chica vale para todo…
Y… no éramos todos los que estábamos, ni estábamos todos lo que éramos… se echó en falta algún rostro conocido y sonreímos y abrazamos a los que se dejaron caer por primera vez.
Fui FELIZ y fue una de esas noches que no pasan sin pena ni gloria, ¡que te alegras de estar VIVA!, que te embriagas de amistad y de sonrisas, de abrazos y caricias y en las que dices firmemente “Hoy no quiero oír hablar de despedidas, ni de llantos ni de cosas parecidas…” (Paula de Alba)"

Gracias a todos los que hicieron que el día 30 de enero terminara en una magnífica noche. MAS (21) ya nos está esperando en febrero, tan cerca, tan ya. ¡Hasta el próximo lunes!

1 comentario:

  1. La manifestación de la identidad tiene múltiples formas. Tinto, rosado o blanco, sigue siendo vino. En la cata la diferencia se encuentra en los taninos.

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