jueves, 22 de marzo de 2012

Crónica MAS (27). 19/3/12

En la edición número 27 de Micro Abierto Salamanca (MAS) acudimos a El Savor no todos los que somos ni seremos, pero sí los suficientes como para, entre todos, con energía, entusiasmo y amor, sobre todo, por la música, matar el invierno y emprender una primavera (fría, de momento) de la que, al menos una servidora, ya teníamos ganas.

Sacamos la piel y el alma pa’ fuera desde la primera intervención, la de Álvaro Gracia, que quiso acompañarse de las manos de su hermana, Diana, al piano. Con los primeros versos de la primera composición y con los de la segunda, recién escrita antes de salir al escenario, Álvaro puso el escenario a punto para que los artistas fueran sucediéndose en una noche de la que Guillermo Toda ha declarado lo siguiente: “El día que menos gente va, el mejor día de todos.... No digo que no vengáis, pero...”. Al final de esta crónica tal vez me atreva a completar estos puntos suspensivos tan c… (¿hay niños en la sala?) cabrones.

Además de los cada vez más sorprendentes encuentros que nos marcamos todos los lunes, hay quien se ha hecho con el formato doméstico de esta celebración que aúna diversión, camaradería y arte, y ya se está empezando a hablar de las “fiestas bohemias” que nuestro Richard organiza una vez al mes en su queli. Así pues, el siguiente artista, el compositor en ciernes Jorge Silla, empezó su intervención dando las gracias por tan magnífica iniciativa y por ser, según parece, tan buen anfitrión. Después de los oportunos agradecimientos, nos sorprendió con su poema “Amanecer”, que escribió a la vuelta de una juerga en la que había “tomado” bastante (tal vez la de Richard, no especificó). A continuación, nos deleitó con una instrumental propia, “Otoño”, que dedicó a su amigo Bach, pieza muy inspiradora, tanto que llevó al propio Jorge a hacer “una improvisación de sí mismo”, tal como confesó al terminar.

El que no improvisó nada (ni siguiera la presentación del tema que cantó, aunque sí hizo una breve declaración pública de sus nervios) fue Ricardo Llopico. No sé si los nervios declarados lo acompañaron en la interpretación de la canción (sin título, pero que yo anoté como “Aire”) con la que nos ganó de todas, todas… pero, si fue así, fue algo que nosotros no advertimos en ningún momento. Hay que decir que Ricardo, después de mucho tiempo componiendo y desarrollándose en otras disciplinas artísticas, se ha propuesto ir sacando poco a poco a la luz las canciones que, hasta ahora, sólo velaban sus cuadernos. Ésta era la segunda vez que presentaba un tema propio en público (la primera vez fue una semana antes en MAL8); ojalá que no pase mucho tiempo para volver a disfrutar de su talento, porque yo sí pude constatar que la música, como la pintura, es su medio. La canción en cuestión habla sobre la necesidad de escapar y de aprender a poner una mirada nueva sobre el mundo después de una relación para encontrar ese aire que nos devuelva nuestra propia identidad (“ni la sartén que compramos ni la cocina que compartimos me han retenido”). Letra y música nos llegaron y nos hicieron pedir otra de forma insistente, a lo que Ricardo se negó… de momento.

En esta edición, Guillermo Toda sí pudo seguir el consejo de Andrés Sudón y eligió una pieza más sencilla para, en principio, lucirse… el problema que él encontraba es que, como estábamos “en familia”, se sentía más nervioso de lo habitual, por lo que, si se equivocaba, no tendría la excusa de la dificultad… Aun así, disfrutamos con la intervención de Guillermo, al que vimos más suelto que otras veces y, si no pudo disfrutar del todo en este momento por el miedo a equivocarse… se desquitó al final de la noche…

El Dúo Justiciero es un cuarteto, a pesar del nombre y de que hasta ahora sólo hayamos conocido a este grupo como dúo y como trío, como ocurrió en esta edición. Capitaneados por el incandescente Matías Astroza, interpretaron dos temas de repertorio que, si no consiguieron levartarnos para ponernos a bailar, fue más por nuestra timidez, que porque las canciones no invitaran, o casi obligaran, a ello. Con timbales, un bajo y una eléctrica, llenaron la sala de sensualidad y diversión con el primer tema (“Todo lo que la rodea desaparece si Andrea se menea”). Por alusiones, no pude evitar empezar a bailar un poquito y a sentir la emoción que al final de la velada ya sería manifiesta en todos los asistentes. La segunda canción (con la que, definitivamente, desbordaron la sala de los dos componentes con la que la llenaron con la primera) Matías se la dedicó a una chica a la que aún no conoce, pero a la que espera conocer algún día… tal vez esto ocurra en el concierto que El Dúo Justiciero ofrecerá el próximo viernes 30 de marzo en El Savor. Aquí os dejo el enlace por si os apetece estrenar primavera (y tal vez amor) con buen ritmo.

La siguiente participante fui yo misma, Andrea Mazas. Con la excusa (por qué no decirlo) de que hoy, jueves 22 de marzo, tendrá lugar la presentación del número 10 de la revista Mombaça (aquí el enlace), aproveché la ocasión para leer un texto que algunos quizá ya conocían (con él me presenté en MAS cuando se celebraba en el Esperpento y lo presentaba Don Ben Clark), “Yo tengo una V-A-G-I-N-A”, que aparece en la mencionada publicación. Antes de desvelar tamaño secreto sobre mi anatomía, leí un poema casi recién salido del “horno” (como suele decirse, para “probarlo”): “Timidez”.

Richard me dedicó la canción “de amor” con la que inició su intervención, “Lucía”, de Serrat. ¿Por qué esta canción? En palabras del artista de Badajoz, porque “por lo que yo recuerdo, me encanta el amor”. A continuación, haciendo un guiño a mi texto, no le quedó más remedio que recurrir a la “ivaginación” para decidir con qué tema continuar su paso por el escenario, y su imaginación lo llevó a uno llamado “Postal de Japón”, basado en el poema homónimo de su amigo el poema Alfonso Pina, que interpretó en “estilo acampada”, según sus palabras, “acampada de catequesis”, maticé yo. Eso sí, esto fue después de una larga intro sobre sus desventuras amorosas. Después de intentar ejecutar esta canción, sin éxito, invitó a Dominique a que lo acompañara en un tema que nunca, nunca habíamos escuchado en MAS: “La quiero a morir”/”Je l'aime à mourir”.

La intervención de Koji Sazaki fue fugaz como breve va a ser este párrafo: no quiso dejar de participar en la que se estaba convirtiendo en una edición para recodar, y lo hizo con un microrrelato, al que siguió un poema que acababa de escribir en la barra de El Savor.

En esta ocasión, Alfredo Rubbenstein prescindió de su chiste habitual, con lo que, a mi juicio, su actuación ganó en intensidad y dramatismo: nada de atajos para ganarse al público; disparó directo al cerebro de los oyentes con la especie de rito (¿judío?) que introdujo el último de los relatos que completan la historia de El hombre de la motosierra. “La fiesta del cordero o la sonrisa de la princesa” adopta, primero, la forma de carta de despedida de un hombre al que han dado la oportunidad de quitarse la vida él mismo en lugar de ser asesinado por sus verdugos, unas aparentes últimas palabras dirigidas a éstos y a su familia… después se convierte en un diálogo de sus verdugos al descubrir algo que da un giro a la historia y termina con un “interludio”, del que uno no sabe hasta qué punto es un recurso literario más o una confesión del autor… Si queréis conocer estos “algos” que dan la vuelta a la historia, podéis leer el relato en el muro de Alfredo en Facebook).

Y llegamos al final de MAS (27)… pero no de la noche… la noche todavía traería cola… Pusieron un broche de excepción dos componentes de Porty Experience, Carmen y Charlie. Trajeron dos canciones para que ya no nos quedara ninguna duda sobre el gran talento que tienen: Charlie tiene una voz peculiar, ha nacido para el reggae (o tal vez sea al revés); la de Carmen mezcla fuego y tierra, ternura y rock, y los dos disfrutan tanto de la música que, sumado a su buen hacer, es imposible no dejarse contagiar de su magia. Con el primer tema de Amos Lee y el segundo firmado por el propio Charlie nos pusieron los dientes largos a todos y no quisimos que se fueran sin que nos obsequiaran con un tercero. La última canción que sonó en esta edición fue “Redemption Song”, de Bob Marley.

A partir de aquí, lancé la propuesta hecha por Matías Astroza de hacer una jam session en la que participara todo aquel que se animara y el público la recogió de muy, muy, muy buen agrado. Ricardo Llopico rompió el hielo con la segunda canción con la que en su intervención nos dejó con las ganas y después de los aplausos, largos y pertinentes, fueron sucediéndose y turnándose los instrumentos en el escenario prácticamente todos los artistas que hicieron grande esta edición de MAS, pero también otros que sólo habían acudido como público. Ricardo Llopico, Còte Campusano, Álvaro Gracia, Richard, Koji Sazaki, Guillermo Toda, Jorge Silla, Pablo Madruga, Carmen, Charlie y otro chico más del que aún no conozco su nombre crearon un ambiente propicio para la amistad, el buen rollo y todo lo bueno que cada cual quisiera, que se prolongó todo lo que se pudo, es decir, hasta que los bajaron del escenario porque El Savor tenía que cerrar… Hasta las cuatro y media de la mañana estuvimos celebrándonos… No encuentro las palabras para describirlo, así que os dejo unas fotografías del post-MAS (27), que a ti, si eres de los que no viniste, te tendrán que contar…

De izquierda a derecha: Carmen, Ricardo Llopico, Richard, Charlie y Jorge Silla

Carmen, Ricardo Llopico y Pablo Madruga   

Koji Sazaki y Charlie


Guillermo Toda

Carmen, Ricardo Llopico y Richard

Pablo Madruga

Richard y Ricardo Llopico

Carmen, Richard, Ricardo Llopico, Charlie y Jorge Silla

Carmen, Álvaro Gracia, Còte Campusano y Ricardo Llopico
(Fotografía de Diana Gracia)

Carmen, Richard, "otro chico más del que aún no conozco el nombre",
Ricardo Llopico, Charlie y Jorge Silla

(Fotografía de Diana Gracia)

Finalmente, no voy a continuar los puntos suspensivos que dejó Guillermo Toda, porque estoy convencida de que la magia de esta edición se prolongará como mínimo hasta la próxima, la 28, que será el lunes 26 de marzo, y que, también estoy segura, los que no vinieron no querrán perderse, después de la que se montó el pasado lunes…

¡Gracias, gracias, gracias a todos por esta magnífica edición y postedición de MAS!

Andrea Mazas


(Por cierto, habíamos propuesto hacer un “cadáver exquisito” para completar esta crónica. Como hasta ahora sólo ha mandado sus impresiones una persona, queda pendiente o abortado el intento… el tiempo lo dirá.)

martes, 13 de marzo de 2012

Crónica MAS (26). 12/3/12

Antes de que empezaran los preparativos de la edición número 26 de Micro Abierto Salamanca (MAS), en El Savor un grupo de personas ya estaba bailando. Algunas prolongaron el coqueteo con la música mientras se hacía la prueba de sonido y dieron un ambiente cálido al antes de la edición. El durante transcurrió con un cierto murmullo de fondo: el sol despierta las ganas de compartir y las personas salen de su casa con apetito. Con esta hambre, empezamos una noche variada en actuaciones. En esta edición no descubrimos a nuevos participantes, pero seguimos conociendo a otros que no son tan habituales como nos gustaría o que apenas acabamos de conocer.

Los primeros en hacer suyo el escenario fueron tres hombres de la casa: Richard, Dominique y Luis Somoza, que, como ya hicieran en otra ocasión, se reunieron para poner en común sus peculiares armas escénicas. A la radio que sintonizaron para iniciar su actuación, siguieron los acordes de Richard y, sobre éstos, el francés de Dominique terminó solapándose con la rapsodia de Somoza. El poema de éste ya lo conocíamos, y con la puesta en escena que escogieron ganaba en intensidad y dramatismo; lástima que, en mi opinión, esto sólo ocurriera a ratos: a ello ayudaba cierta distorsión tal vez buscada, que, sin embargo, también daba lugar a algo de confusión y que, en determinados momentos, impedía entender bien el texto.

La poesía siguió con los versos reactivos de Mariela Paz, una mujer cuya sensibilidad no es inmune a las injusticias y en ellas encuentra material más que suficiente para sus composiciones. En esta edición de MAS, Mariela compartió con nosotros su particular manifiesto, en el que abiertamente dice “Manifiesto no quedarme indiferente”, algo que no pasó desapercibido con la fiereza con que recitó.

Fernando Maés también continuó con la poesía, la de sus canciones. En esta ocasión, recupero dos que recogía su primer disco: “Desde el 82” y “Contradicciones”. Quien quiera volver a escuchar estas canciones, están disponibles en Youtube. También podéis visitar su myspace: y, si os animáis, podéis participar en el evento que Fernando ha creado en Facebook para que votéis sus 10 canciones que más os gusten. ¡Quién sabe, quizá de aquí salga un concierto a la carta! Aquí, el evento. 

El siguiente participante tardó mucho en probar el escenario por primera vez y nos llevó bastantes lunes, a sus amigos y a mí, quitarle el miedo de hacerlo una segunda vez. En esta tercera ocasión, no fue necesario convencerlo. Se quitó la vergüenza leyendo, por primera vez, dos textos propios (hasta ahora sólo le habíamos escuchado cantando versiones de grandes de la canción de autor, algo que no se le da nada mal). Estoy hablando de Carlos Peña, quien, con la prosa bien hilvanada de sus dos textos en torno a la insatisfacción, demostró que tiene tanto gusto para escribir como para elegir las canciones que versiona.

Como Carlos nos sorprendió con sus reflexiones poéticas, nos dejó con ganas de música, que se vieron satisfechas y con creces con la maravillosa voz de Carmen, a la que ya tuvimos el gusto de escuchar con Porty Experience. A aquel que en aquella intervención se le pasara por alto el talento de esta mujer, en esta edición no tuvo más remedio que pedir otra tras la primera y acompañarla con enérgicas palmas en la segunda de las canciones que interpretó a capella en una sala en la que el silencio sólo se rompió cuando ella lo pidió para que la acompañaran en el segundo tema. ¡Bravo!

El nombre de la siguiente participante hace honor a lo que transmite: Luz Mercedes Orrego tiene una luz propia que sabe a calma y una fortaleza de espíritu que sabe transmitir en sus micropoemas. A uno de ellos siguió otro de Roberto Juarroz que merece la pena reproducir aquí: “¿Cómo amar lo imperfecto, / si escuchamos a través de las cosas / cómo nos llama lo perfecto? / ¿Cómo alcanzar a seguir / en la caída o el fracaso de las cosas / la huella de lo que no cae ni fracasa? / Quizás debamos aprender que lo imperfecto / es otra forma de la perfección: / la forma que la perfección asume / para poder ser amada”.

Álvaro Gracia ya nos sorprendió en la 25 de MAS a los que asistimos atónitos a su improvisación de verso tras verso en formato rap. Sin embargo, este lunes Álvaro hizo una apreciación sobre su primera intervención, que, sin embargo, no le quitó mérito alguno a lo que hizo: solapó la improvisación con una canción. Así, para que no hubiera malentendidos, en esta edición haría una pausa entre la impro y el tema. Sobre lo que no nos quedaron dudas es sobre la agilidad mental de este poeta urbano: tan rápido se suceden las rimas en su cerebro que a la boca no le da tiempo a articularlas y el tropiezo o el ahogo resultó inevitable casi hacia el final de la actuación. Calma, calma… que lo importante, al fin y al cabo, es que los versos no te falten… y de esto vas sobrado, Álvaro.

Las notas finales a la primera parte de MAS (26) las puso Virginia Montaño, que lleva unas semanas invadida por la inspiración y en esta edición nos presentó una nueva canción, tan nueva que aún no le ha nacido el título. Creo que este tema está influido por la discusión (esto es un decir) que unas cuantas chicas a las que nos gustan especialmente los cantautores (entiéndase como se quiera) hemos tenido (y seguimos teniendo cada vez que aparece Andrés Sudón debajo de la suya) sobre si “barba sí o barba no”. No sé cómo se llamará finalmente la canción, pero Virginia tiene clara su posición en tan “profunda” polémica: “Haría cualquier cosa contigo que incluyera hundir mis dedos en tu barba”. La segunda canción, “También ganamos” pertenece, como bien intuyó Don Andrés en la crónica anterior, a una saga compuesta por seis temas en torno a un mismo sentimiento, tal como explicó Virginia, que me regaló la letra de la canción en forma de grulla (¡no puede parar de hacer origami!) y que ahora está al lado de mi teclado y me está susurrando que ya bien con este párrafo.

Fin de la primera parte, descanso y a por la segunda, que venía llenita de música y un ritual, como ya veníamos anunciando desde el comienzo de la edición…

A esta edición llegó Judith Amaya con su guitarra eléctrica en calidad de solista (estamos acostumbrados a escucharla con su banda, 7 Días) a darnos un importante mensaje: alquila una habitación. Después de dar por inaugurada la sección de anuncios por palabras, cantó dos canciones sobre el deseo insatisfecho y dos posibles soluciones al mismo: en “Suspiro”, clonar a la persona deseada, y en “Alba”, alejarse y tomar perspectiva para disfrutar del mundo en soledad… Espero que Judith encuentre una solución intermedia a los avatares amorosos y que nos la revele en sus próximas letras…

Richard también aprovechó la sección de “contactos” iniciada por Judith para hacer saber a las chicas presentes que su psicólogo le ha recomendado practicar otra variante sexual que no sea el onanismo…. Confesó que este lunes no estaba especialmente gracioso y que sería mejor que se limitara a cantar. La cuestión es que ya somos adictos a su gracia y encanto, y la abstinencia la solventamos imaginando lo que Richard se calla. Eligió dos canciones para versionar: “Faro de Lisboa”, de Revólver, y “Blowin’ in the Wind”, de Bob Dylan, esta última en estilo “Blasa” de José Mota, según explicó el artífice... El desánimo de Richard se vio compensado por el enérgico acompañamiento del público en el estribillo de esta segunda versión.

A Alberto Hernández Mendoza tampoco le faltaban asuntos que anunciar, porque al día siguiente el martes y 13 de marzo (o sea, prácticamente en el momento en que se publica esta crónica) daría (va a dar/está dando) su primer concierto en el Café Santa Ana (Calle Tentenecio). Son pocas las veces que hemos podido disfrutar de este artista, pero recuerdo bien la impresión que tuvimos Andrés Sudón y una servidora, Andrea Mazas, cuando estrenó el escenario de MAS: sentimos que estábamos descubriendo a un nuevo cantautor en estado puro, algo que no pasa muy a menudo en MAS. La impresión se confirma con cada canción que nos presenta; en esta edición nos dejó una buena muestra con “Pijama de rayas” y “Alas de pájaro”.

Cambiamos de registro con Jorge Silla, que vino a dar por concluido su particular “Eurovisión”. Después de ofrecernos un repaso algo farragoso, ciertamente, de las seis canciones que sometió a votación a lo largo de las últimas seis ediciones, nos desveló que la ganadora, que pudimos volver a escuchar, ha sido la tercera de ellas, “You Have to be the Best”. Silla cree que la razón de que ésta haya sido la más votada es que “al ser  un rap, es en la que menos canto”. Jorge es consciente de que cantar no es precisamente lo suyo; otra cosa es la composición y el piano… y por eso, al final de su intervención, lanzó una vez más su anuncio de contactos, que decía algo así como “joven músico busca cantante y banda”.

En esta edición creímos que íbamos a asistir al primer striptease de la temporada. Se quedó sólo en un “dejar con las ganas” a unos y en un “menos mal” para otros. Alfredo Rubbenstein salió al escenario con la banda sonora que eligió para iniciar su intervención y empezó a quitarse prendas: primero la corbata y después la nariz, a la que siguieron la americana y la camisa… y hasta aquí. Después contó el chiste que suele preceder a cada uno de sus relatos. En esta edición, leyó Relato en Re sostenido. El padre del cordero, un texto en el que retoma el tema de la tortura y el personaje del verdugo frente a su víctima, al que dirige un terrorífico monólogo: apenas acabas de escuchar un fragmento, quieres olvidarlo… pero antes de que lo hayas conseguido, Alfredo te pone delante una nueva imagen, más cruel que la anterior, que se suma a ella y que, una tras otra, van haciendo que surja en tu rostro la expresión del horror con la que acudes a la ejecución final de la víctima. Alfredo escribe bien, pero, además, muchas noches es un animal escénico.

Guillermo Toda leyó tarde el consejo que Andrés le dio en la crónica de MAS (25), pero le dio tiempo a sumar al tema que había elegido (de la complejidad habitual) otro más sencillo (según me explicó, porque yo no soy ducha en música: sólo puedo decir cuándo algo me suena bien o me conmueve, poco más; fuera de esto, para mí tocar cualquier pieza con las que se atreve Guillermo sería una odisea, claro está). De la primera, que al parecer era la “sencilla” (no tanto, porque se le resistió un poco), no explicó nada; de la segunda apunté que era de un músico del siglo XVII. Aunque ésta era la complicada, yo, sin embargo, lo noté más ágil… quizá porque con la primera se quitó los nervios. No obstante, no nos quedemos sólo con la técnica: para mí, su constancia y su actitud de superación son lecciones que recuerdo cada lunes que se sube al escenario.

La siguiente fue la última de las actuaciones… aunque aún quedaba el ritual… Miriam y Nico volvieron juntos al escenario. En la primera canción, una versión de “El sitio de mi recreo”, de Antonio Vega, Miriam tocó la guitarra y Nico se encargó de la letra; además, los acompañó Álvaro Gracia, que entre estribillo y estribillo improvisó nuevas rimas. En la segunda versión, Nico y Miriam se intercambiaron los papeles para interpretar “Tocaré”, de Tahúres Zurdos.

Al término de esta actuación, todos dejamos de mirar al escenario para dejarnos “embaucar” por el fuego y por el conjuro de Bea, que como una meiga preparó la queimada con la que brindamos por una nueva y estupenda edición de MAS.

Nos vemos el próximo lunes 19 de marzo en la edición número 27 de MAS, pero eso será después de los conciertos de Alberto Hernández Mendoza en el Café Santa Ana, de Carlos Chaouen en El Corrillo y de Muerdo en El Savor, donde, entre otras cosas, el viernes también podremos disfrutar del espectáculo de humor de Enemigos del Jardín. 

Sólo me queda daros las gracias por leer hasta aquí y, sobre todo, por hacer MAS cada lunes.

Andrea Mazas

domingo, 11 de marzo de 2012

Crónica MAS (25). 5/3/12

Hace casi una semana que sucedió lo que voy a relatar a continuación, mañana se cumplirán siete días desde que asistí a la edición nº 25 de MAS (Micro Abierto Salamanca), donde viví una inquietante aventura.

Llegué solo al Savor, mi compañera Andrea no podía acompañarme en esta expedición. Fue duro, ella siempre se ocupa de organizarlo todo para que nada falle, yo soy más intuitivo que organizado. De modo que tuve que estar muy alerta, con todos mis sentidos, incluso el sexto (o sobre todo), para contextualizarme en un micro abierto al que no iba desde hacía tiempo. Según fueron llegando los participantes, fue desapareciendo la inquietud, y comenzó a manifestarse cierta complicidad, también cierta expectación por ver el espectáculo desarrollarse, siempre pasan cosas. Esas cosas voy a relatar en esta crónica.

El espectáculo comenzó con la emoción contenida de una Clara Arregui consternada y llena de la fuerza que da la melancolía. Nos recitó su poema Quisiera y la Elegía a Ramón Sijé de Miguel Hernández en homenaje a un ser querido.

(Tenemos fotos de casi la mitad de participantes, cortesía de Nuno Rosa).




Se me hacía raro estar ahí sin Andrea, pero todo me era familiar, creo que por eso me gustó ver al principio a los habituales, como Luis Somoza, que siempre se acerca a regalarnos sus detallistas composiciones. Este lunes nos leyó Retales y Peras azules.



Un placer ver a mis conocidos (en realidad, aunque nos comportemos como conocido, todos tenemos mucho en común) y ver que continúa el espíritu en los nuevos, como Dominique, que nos leyó una divertida carta a su primo Gastón.



Como hacía tantas semanas que no podía venir al MAS, tenía también interés por ver la evolución de la relación de los artistas con el público. Un ejemplo interesante es el del siguiente participante, Richard, que ha pasado de salir acojonado al escenario, a atreverse a hacer un concierto… Fue un gusto ver cómo Richard está tan cómodo en el escenario, y cómo se atreve con complicadas canciones para deleitar al público con su música, además de con su encantador carácter. Nos cantó Infinito de Búnbury, y Ojo al gorila de Krahe. Por lo que me han dicho, su concierto del miércoles fue un éxito.



La última participante de la primera parte fue nuestra querida Virginia Montañao. Tengo que darle las gracias a Virginia por echar leña al fuego del MAS, personas como ella son las que hacen mágico cada lunes. También felicitarla por su decimo quinto MAS. Nos cantó tres canciones, Noviembre, Jugar y no ganar, y También ganamos, títulos que podrían ser de una saga. También bravo por tu evolución con la guitarra.




En el descanso pude conversar con los participantes y fumar con ellos en la puerta del Savor, aunque siempre estuve atento a mi rabillo del ojo, a ver si aparecía en él Andrea. Pero no apareció. De momento.

La segunda parte comenzó con algo que me sorprendió gratamente por su originalidad y arrojo, Jorge Silla y su particular propuesta eurovisiva (la cual me han de explicar aún con detalle). Nos cantó, para empezar, una canción titulada Loves is blind con los ojos vendados. Como no es una canción suya, tenía delante la letra, el problema era el pañuelo que le tapaba los ojos. Con gran audacia y con permiso del público, se lo quitó y terminó de cantarla atropelladamente. Digamos que fue una interpretación abstracta de la canción. La segunda, “un poco polémica, porque debería ser cantada por una mujer”, se titula Besos en tu boca, composición que me encantó. Terminó su entretenida intervención cantándonos Insomnio. Aunque ya lo he hecho públicamente, reitero mi disposición para cantar una canción (o varias) de Jorge Silla.




Durante la actuación de Jorge, vi aparecer a Andrea con esa cara que ponen los poetas cuando están ovulando versos, y me miró como preguntándome qué tal, a lo que respondí con un gesto que significaba muy bien. Salió la siguiente al escenario para leernos tres poemas, el primero, según ella, “un cambio grande de registro”, el segundo titulado Dentro de mí hay otra, y el tercero un poema entrelazado con una canción mía que salí a cantar al escenario, Escúpeme tus pétalos. Un momento de la noche muy bonito para mí, que me siento afortunado por ser amigo de Andreita, y por compartir con ella poesía y realidad.



Como es habitual en este blog, voy a añadir un comentario que nos ha enviado Pablo Martín, hablando en una conversación en la que salió la actuación de Andrea:

<<Hace 2 días estaba pensando en cómo nos repetimos, como mis conversaciones se parecen más a las de mis padres, a las de ese taxista que reconoce a un viejo conocido desde un taxi y le grita:
- ¿Qué tal ?¿Todo bien en casa?
Y el otro, impelido a dar una respuesta positiva le contesta que sí.

Y ni uno toma nada del otro ni el otro del uno. Cada vez hablo más así. Cada vez me hablan más así. Más del tiempo, más de lo que dicen los periódicos que no dicen nada. Sin embargo, ayer noche Andrea respondió a Miguel Hernández en su elegía a Ramón Sijé (leído por otra chica antes), con una elegía a sí misma, muerta dentro de sí misma. A veces, de repente, alguien repone las lágrimas en el lagrimal, y te reta sin quererlo a seguir viviendo, a seguir llorando.

Y anoche me escribes tú y como un kiwi sin alas rompiendo el cascarón de mi idiotismo, me espabilas y me entras ganas de construirte unas. >>

Tenía también muchas ganas de ver al siguiente participante, Alfredo Rubbenstein, elocuente personaje tras el cual hay una tierna persona. Alfredo surgió cantando desde el público algo popular y soez, bastante gracioso, y tras unos cuantos chistes recientitos, nos leyó el hilarante texto Los pijos también tenemos derecho a amar”, todo un monólogo de humor muy bien construido, según mi humildísima opinión.

También tengo gran aprecio y cariño al siguiente participante, y también me interesa su evolución como artista. Guillermo Toda tiene el arrojo de subirse a un escenario a aprender, es decir, está dispuesto a equivocarse, cosa que ha hecho con frecuencia, porque cada avance le vuelve más ambicioso. En su actuación del pasado lunes, tocó tres composiciones propias, tres breves piezas que hiló sin pausa, después tocó otra pieza como intérprete. Dado que Guillermo se aventura al riesgo escénico, creo que se merece un comentario constructivo: me ha parecido que en su manos hay más… sexo con la guitarra. Y le voy a decir un secreto de viejo músico: tempo ante todo, del tempo sale la magia. Para rematar, le voy a hacer un propuesta: que un día nos deleite con una pieza sencilla.

La siguiente actuación me constató una teoría que barrunto desde hace tiempo. Creo que los trovadores actuales hacen hip hop. Eso es lo que hizo Álvaro, rapear un tema suyo, un poema al fin y al cabo, una canción. Me gustó mucho, espero que siga participando.

Al los siguientes invitados los apunté en el cuaderno como Micaef y Compañía¸ hicieron dos actuaciones. En primer lugar Micaef  recitó dos poemas, Jardines de colores y Jaula al sol, mientras Compañía le acompañaba con la guitarra. Muy gráfica l poesía de Micaef, no en vano también pinta cuadros. La segunda actuación fue Ione cantando una canción titulada Punto de luz. Muy buena esta persona. La verdad es que todas las cosas nuevas que vi este lunes, me llamaron mucho la atención.

La penúltima actuación de la noche fue la de Aurora, nombre adecuado para esta angelical persona, que es como una luz que empieza, como una aurora. Aurora nos recitó un poema, y después nos constató que nunca olvida su mundo interior, ya que lleva la palabra “sédillah” (mundo interior) tatuada en la mano. Lo volvió a constatar cuando contó su cuento La merluza valiente. Me gustó volver a verla, y me encantaría escucharla cantar de nuevo.

El espectáculo ya estaba llegando a su fin, solamente quedaba mi actuación, se había cumplido el objetivo de esa noche, disfrutar de las personas, de lo que crean, de lo que creen. Me subí al escenario para disfrutar yo también del placer de actuar para gente que te escucha. Con este fade out de mi actuación de fondo, me despido hasta la próxima vez que pueda escaparme un lunes. ¡Disfrutad de Andrea vosotros que podéis! ¡¡Gracias a todos!!