lunes, 25 de junio de 2012

Crónica MAS (38). 18/06/12

La crónica de la edición 38 de Micro Abierto Salamanca (MAS) llega el mismo día que tendrá lugar la 39, es decir, una semana después de que sucediera lo que los siguientes párrafos resumen. Este retraso (que procuramos que no sea la norma) es al que obligan las vacaciones del cronista. Como entiende que no todos disfrutan de esta pausa y tiene la sana convicción de que entre las rutinas de los visitantes de este blog ya se encuentra la de leer la crónica de la edición del lunes correspondiente, la que escribe va a interrumpir su desconexión personal para establecer conexión directa con el universo de MAS y ofrecer un breve repaso de lo que los asistentes a MAS (38) disfrutaron el pasado lunes 18 de junio en El Savor. Tras esta enrevesada disculpa por la demora, paso a dar cuenta de lo que nos dejó la última edición celebrada de nuestro cada vez más querido MAS.

La noche la inició Leo, un erasmus de gusto rockero al que ya habíamos escuchado en dos ediciones y que, por lo poco que comentó antes de que dar el pistoletazo de salida a esta velada, vino a despedirse del open mic charro con las versiones de dos canciones que parecen formar parte de su playlist habitual.

Guillermo Toda subió al escenario a dar el contrapunto al rock de Leo con el estilo más clásico al que ya tiene acostumbrados a los residentes de MAS. Lo hizo con Romance anónimo y Mozart. Antes de intentar interpretar a este genio, probó con Carulli, pero, ante la resistencia que este opuso, optó por darle otro aire a su guitarra. Una noche más (no pasa siempre, pero sí con cierta frecuencia) vimos la forma en que Toda se enfada con el pentagrama como si fuera una extensión de sí mismo cuando una pieza no sale como él espera.

La voz y la memoria de Luz Mercedes Orrego abrió el espacio dedicado a la poesía dentro de MAS: a los versos de un texto budista con los que nos invitó a la reflexión (“los cobres son fragantes pero desaparecen pronto”) siguieron los tres micropoemas que conforman “Instantes”. Antes de recitar este último, nos desveló el significado de la expresión japonesa “mojar las mangas” con la que cierra su poema… Así lo dejo: quien tenga curiosidad en saber qué significa esto puedo buscar o preguntárselo esta noche a Luz en la edición 39 de MAS.

El público de la edición que relato parecía tener menos ganas de humor que el de otros lunes. Esta circunstancia obligo a que —algo inusual— nuestro Richard tuviera que prescindir de sus cómicas introducciones para pasar a leer directamente su relato Juegos de guerra, al que siguió la versión de “El sitio de mi recreo”, de Antonio Vega.

Los siguientes participantes se estrenaron en MAS 38 presentándonos dos de los temas incluidos en su disco, uno de ellos, “Mis botas”, para gran fortuna de los presentes, ya que por ahora no está disponible en ningún sitio que no sea su CD. Se trataba de dos de los integrantes del grupo Godaiva, que, con toda seguridad, podremos disfrutar en más ocasiones en nuestra ya casa El Savor. Se guardaron en la manga el resto de temas contenidos en su trabajo y se despidieron —hasta la próxima— con una versión de Queen.

Mariela Paz nos descubrió una cara más de su poliedro poético. Reservó sus contundentes protestas y manifiestos poéticos para su participación en la gala que tendría lugar dos días después en El Savor para reivindicar el derecho a la libertad de expresión —según tengo entendido, fue algo digno de presenciar; ojalá haya pronto una nueva convocatoria para tan digna celebración y yo también pueda ser partícipe— y, a cambio, Mariela nos ofreció un poema bucólico de la antología Salamanca profunda en la que está trabajando y que espera ver publicada a finales de este año.

Al siguiente artista lo presenté como cantautor pero con matices que él mismo se encargó de resaltar nada más subir al escenario. Hablo de Cándido Pérez, para el que, en esta crónica, no usaré los calificativos que habitualmente empleo cuando escribo sobre él, porque los mismos son insuficientes para describir a alguien de cuyo arte apenas hemos disfrutado una pequeña parte. De él nos dejó dos canciones: “El músico de Bremen” y el tema que escribió para homenajear a la familia que poco a poco se ha ido formando en torno a MAS.

En esta edición, la que escribe, Andrea Mazas, rescató de un cuaderno obsoleto tres borradores escritos en el transcurso de un concierto en El Savor hace tiempo y en cuyas líneas se van haciendo evidentes los estragos (y la euforia) provocados por nuestro amigo Baco… Ir a un concierto a abrirse las puertas del subconsciente a tragos cortos de rivera a veces es una experiencia de lo más sabrosa y reveladora…

El Dúo Justiciero aumentó la velocidad de nuestro flujo sanguíneo con sus ritmos latinos. Matías Astroza venía decidido a rendir homenaje al deporte estrella; sin embargo, la alegre canción con que nos deleitó poco o nada tenía que ver con el fútbol… A continuación, invitó a dos de sus compañeros de banda, Juan Suárez (bajo) y Miguel Ángel Cáceres (saxo), para, juntos, ofrecernos dos canciones más con la impronta de su personal optimismo y “viva la vida” que no resulta difícil identificar en sus letras: “No sé si lo quiero analizar y, aunque todo salió mal, voy a llorar de felicidad”. Durante su actuación, vimos cómo el público se fue contagiando sin remedio de su entusiasmo y, así, quedó preparado para recibir a los espontáneos que se presentaron como Los Charros. Estos pidieron a Juan y Miguel Ángel que permanecieran en el escenario para que los acompañasen con sus instrumentos (bajo y saxo, respectivamente). A ellos se sumaron unas prodigiosas manos al piano y un entusiasta cantante, que, unidos a las notas bien improvisadas del saxo y al generoso acompañamiento del bajo, nos hicieron disfrutar de un estupendo momento de fusión flamenco-jazz.

La improvisación podría haber continuado, porque, sin duda, es el fuerte del participante que hizo que el show continuara, Álvaro Gracia. Sin embargo, en esta ocasión, este rapero optó por ofrecernos dos temas propios adecuadamente acompañados con sus bases musicales. Las letras de “La paz” y “Guerra espiritual” aumentaron dos puntos más nuestra satisfacción con lo que estábamos presenciando en El Savor esa noche.

La velada tocaba a su fin, pero aún quedaba un plato fuerte (los postres se sirven en el post-MAS). Irina no presentó las dos composiciones que interpretó y el idioma de las mismas (¿ucraniano?) hizo que la mayoría de los presentes desconociéramos el significado de sus palabras. No obstante, esto no fue obstáculo alguno para comprobar con sorpresa la gran voz de esta mujer y su espectacular destreza con la guitarra. Sin ninguna duda, la de Irina es una de las más sublimes actuaciones que hemos tenido la suerte de disfrutar en el escenario de MAS. Le daría la enhorabuena, pero me parece más apropiado mostrarle mi agradecimiento por compartir con nosotros su talento y pedirle que vuelva pronto.

A quienes estéis en Salamanca os lanzo la sugerencia de seguir celebrando el solsticio de verano en la edición 39 de MAS, esta misma noche del 25 de junio bajo la batuta del gran Andrés Sudón, por lo que, a buen seguro, será, además, una buena oportunidad para disfrutar de algunas de sus nuevas canciones. Os vuelvo a dejar aquí el enlace al evento para que aquellos de vosotros que aún no habéis hecho clic en “Asistiré” lo hagáis ahora.

Personas, gracias por seguir haciendo posible esta celebración semanal de la cultura y convertirla en lugar de encuentro y gestación de complicidades.

Andrea Mazas

viernes, 15 de junio de 2012

Crónica MAS (37). 11/06/12


Ya se huele el verano. Su olor está en todas partes, también en Micro Abierto Salamanca (MAS). Hay una sutil diferencia entre una edición de invierno y una casi estival. Está en el ánimo de los asistentes. No sé cómo explicarlo… Es como si la tensión se disipara y, sobre la calma palpable que queda, se desarrollara la noche… Tal vez sólo se trate de una impresión subjetiva a la que no deba dar demasiada importancia, pero si algo está claro es que esto me ha servido como introducción para la crónica de la edición 37 de MAS que tuvo lugar el pasado 11 de junio.

Algo que merece la pena mencionar es que —debido a que al día siguiente nos esperaba una jornada de no laburo y que, en consecuencia, era de esperar que a El Savor empezaran a llegar pronto personas con ganas de bailoteo y jaleo (o, como dice Andrés Sudón en “Lo nuestro es llover”, con ganas de establecer “cierta conexión sexual con tal o cual animal humano”— debimos empezar a una hora lo más cercana posible a la hora a la que deberíamos empezar cualquier día (¡qué cosas!) y —por la misma razón— terminar a una hora en la que los intereses de MAS no interfirieran en la dinámica festiva que se preveía. Lo curioso es que, por estas circunstancias, conseguimos que en dos horas clavadas de espectáculo actuaran 16 personas, lo nunca visto en MAS: en otras ediciones han participado más personas, pero no en un tiempo tan “limitado” (¡qué cosas!). Creo que, visto lo visto, dos horas es la duración ideal de un formato como el nuestro. Pasados los 120 minutos, entrada la noche, el cansancio (en el más amplio sentido) empieza a notarse entre el público y los participantes. Veremos en próximas ediciones si conseguimos mantener este espíritu de dar más y mejor en menos tiempo…

Por otra parte, quizá alguien no se haya percatado de que, en la medida de lo posible, intentamos alternar música y poesía… pero hay noches que esto sólo es posible hasta cierta línea del guión improvisado cada lunes, porque o se nos acaban los músicos o son pocos los poetas apuntados en algunas ediciones. Suele primar la música (si bien ha habido ediciones que han sido 90% poesía). No obstante, y para ser justos, algo que sí cabe destacar es que en las intervenciones “textuales” los participantes suelen defender creaciones propias, mientras que los músicos tienden a realizar versiones. En este caso, fueron más las actuaciones musicales, pero el bando poético (31,25% de la noche) contó con algunos representantes que cogieron el micrófono “por los cuernos” para mostrar una pequeña parte de su intimidad poética. Este fue el caso, por orden de intervención, de Fran, Jorge Silla, Luis Somoza, Andrea Mazas (una servidora) y Álvaro Gracia. Empecemos, en esta ocasión, por dar cuenta de lo que nos dejaron los poetas.

Luis Somoza
Fran, otro reciente fichaje de MAS, nos descubrió más versos de su poética comprometida, en este caso, con la enfermedad de Alzheimer. Podéis leer algunos de sus poemas en su blog Corazón de Caparazón y Fuego.

Jorge Silla recitó su poema “Sin más”. Como sabrá quien nos siga en nuestro grupo en Facebook, Jorge dejó un enlace en el que podéis adquirir el poema previo pago. Sobre cómo conseguir sus composiciones musicales todavía no se ha pronunciado —poesía y música van de la mano, pero, personalmente, creo que la música es el terreno en el que mejor “baila” Jorge Silla—.

Luis Somoza eligió, una vez, más dos textos contundentes que disparo directos al cerebro del público, el cual, como cada lunes, prestó la máxima atención para intentar captar cada verso a la velocidad con la que el rapsoda los lanza al aire. Alguno siempre queda flotando sin que nadie llegue a atraparlo, como “la soledad es el principio del final” o “somos monstruos de oro, planetas que giran en todas las direcciones”. El segundo poema era el contrapeso del primero: sus líneas ofrecían la esperanza con la que combatir el pesimismo y la mediocridad de la sociedad made in en serie que retrataba a brochazos en el primer texto. Esa energía positiva se resume en un verso que no deja lugar a dudas: “Hoy estoy de puta madre”.

Álvaro Gracia
La que escribe la crónica, Andrea Mazas, es una aprovechada y utilizó una de las presentaciones para leer dos poemas propios (¡hay que tener cara!): “Metamorfosis/Otro cuento de princesas y dragones”, que dedicó a la dragona Judith Amaya, y “La noche roja” (de otra naturaleza a aquella del mismo color en la que se desarrolla la canción de su compañero Andrés Sudón “Con naturalidad”; a él se lo dedicó sin decirlo).

Álvaro Gracia fue el último poeta de la noche, el penúltimo participante de la edición, ya en la cuenta atrás… ¿Rapero o poeta? La etiqueta da igual. Lo llamativo de Álvaro es que su capacidad de improvisación siempre llama nuestra atención. Los versos libres surgieron después de que leyera un texto que pensaba acompañar con unas bases musicales que había preparado para la ocasión, pero que, finalmente, no fue posible escuchar. Esperemos que en la próxima edición sí podamos disfrutar de la intervención completa, con texto y música en un todo.

Hasta aquí el resumen de la parte poética de la edición 37 de MAS. Resumamos ahora el 68,75% de noche restante.

Ángel Rosado
La primera actuación de la noche corrió a cargo de Ángel Rosado, un cantautor que, aunque hace poco que visita casi cada semana nuestra casa, ya ha reconocido estar enganchado a MAS (algo que, a decir verdad, nos pasa a muchos). Tras ofrecernos una versión de “Aunque tú no lo sepas”, de Enrique Urquijo, el señor Rosado invitó a su compinche Virginia Montaño para deleitarnos interpretando, mano a mano, “Sueños sencillos con mujeres complicadas”, de Marwan.

Una de esas voces que siempre es un placer volver a escuchar en el escenario de El Savor es la de Carmen Cuevas, mujer dotada de una sensibilidad que transmite en cada versión con la que se atreve. Habitualmente, la acompaña Charlie (otro grande que no ha dejado indiferente a nadie en cada una de sus intervenciones en MAS). En esta ocasión, Carmen actuó en calidad de solista y, a cappella, nos ofreció dos versiones (aún no se ha atrevido a componer, pero el día que lo haga estoy convencida de que nos dejará alucinados a todos… habrá que seguir esperando). Después de un tema en inglés (idioma en el que parece sentirse más cómoda que en el propio), llenó la sala de dulzura con “Nana para un rey”, de Pasión Vega. No disponemos de vídeos de esta actuación, pero aquí os dejo una delicia de versión de Carmen y Charlie que avala cada una de las palabras que he escrito sobre estos artistas. 



José Luis Romero Melián
A José Luis Romero Melián lo hemos conocido en formato banda y en solitario, y hay que decir que crece semana a semana. Dejó constancia de este “proceso de maduración” con dos temas: “Entre espacio y tiempo”, un poema musicado de una amiga, y “Cuanto más lejos estés”, que quiso dedicar a Charlie y Carmen, porque, tras escucharlos en la Gala MAL8 celebrada en el contexto de Jueves de Autor el pasado 7 de junio, sus voces se quedaron dando vueltas en su cabeza. Aprovecho este párrafo para agradecer a José Luis no sólo su música, sino también las fotografías que tomó de la edición 37 y que ilustran esta crónica.


Sam Bliss
El cuarto músico en hacerse con el escenario fue Sam Bliss. Según puede leerse en su blog, en la reseña que hizo después de su primera intervención en MAS 36, parece que no vamos a volver a disfrutar de su música ni de su perfecta pronunciación en inglés (su idioma), y es una pena porque este chico tiene una voz realmente hipnotizante, tanto que da igual que toque con la guitarra muteada… Su voz y su serenidad en las tablas arrastran al espectador y hace que nos olvidemos de todo lo demás. El primer tema que nos ofreció estaba recién terminado, aunque empezó a escribirlo hace mucho tiempo. Con el segundo, se volvió a atrever con el español (algo que, sin duda, es admirable, ya que escribir en un idioma que no se domina debe de ser todo un reto para cualquier persona que se lo propone). Esta segunda canción, “El agua”, no tenía el tono jocoso de la primera en español que le escuchamos: versa sobre los planos que quedan huérfanos después de una ruptura sentimental. Olvidémonos de la pronunciación y tengamos en cuenta hasta dónde llega su dominio del español: Sam Bliss escribe muy bien.

Virginia Montaño
Virginia Montaño es otra de esas personas que sufren el mencionado “enganche a MAS”, tanto que pide disculpas cuando no puede estar. Estas últimas semanas ha estado muy ajetreada musicalmente: numerosas colaboraciones y unos cuantos viajes para darle marcha a su pasión por la música (ya hemos dicho en otras crónicas que Virginia lleva poco tiempo desarrollando su faceta de cantautora, pero que lo está haciendo a una velocidad vertiginosa…). El caso es que el pasado lunes todo le decía a Virginia que mejor sería descansar, pero para ella no parece haber mejor descanso que coger la guitarra y cantar, lo que unido a su “vicio MASero” hizo que no pudiera resistir la tentación de hacerse un par de temas. El primero, por petición de Carmen Cuevas, a la que se lo dedicó, fue una versión de su admirada “El lugar al que va a morir el amor”, de Zahara, al que siguió una propia, “Mi suerte”.

Sam Bliss y Kas
Las siguientes dos intervenciones fueron la primera de vez en MAS de dos artistas muy distintos. Por una parte, Kas, con Sam Bliss a la guitarra, improvisó un reggae, en el que el público lo acompañó entusiasmado con sus palmas; a continuación, nos descubrió un “Mundo frágil”, un rap propio del que disfrutamos extensamente. Por otra parte, Jaime Rogue nos dejó sin palabras con la excelente interpretación de su “composición en estado beta”, como un largo viaje a lomos de su guitarra con los descubrimientos y las flaquezas que van surgiendo en el trayecto y que conforman el camino. ¡Muy buenos! Ojalá que Kas y Jaime se dejen ver pronto y más…

Dominique
Hacía tiempo que Dominique no se dejaba caer por MAS y volverlo a ver, con la alegría que siempre transmite, es digno de celebración. Interpretó la canción que le ha escrito a su buldog francés… Como está escrita en su idioma (y daba por hecho que no la entenderíamos), nos anticipó que la canción “es muy bonita”, que se lo han dicho sus amigas… Lo que no dejó claro es si ellas saben francés…

Richard, el hombre más cachondo (entiéndaseme bien) que ha pasado por MAS, volvió a la carga un lunes más con dos versiones que ya le habíamos escuchado: “Dance me to the end of love”, de Leonard Cohen, y “Losing my religion”, de REM, que no quiso presentar (esto es sólo un decir…) porque estaba seguro de que la reconoceríamos sin necesidad de dar ningún dato. No se equivocó.

Guillermo Toda
Ya estábamos en el “fuera de tiempo” y Guillermo Toda sabía que debía ir al grano si quería tocar las dos piezas que había preparado para la ocasión, de dos estilos muy distintos que Guillermo supo llevarse a su terreno. La primera fue una versión del grupo de power metal Stratovarius, y la segunda, Contradanza, de Fernando Ferandiere.

Judith Amaya
Las últimas notas de MAS 37 las puso Judith Amaya, con toda su “Alma” y su “Melancólica melodía”. Esta última canción me la dedicó porque creía que, de sus letras, es la que más me gusta… Judith acertó: es una de los primeros temas que cantó en MAS, en compañía de José Luis Romero Melián, como 7 Días, y su melancolía me hizo sentirme muy cercana a ella. Gracias por la dedicatoria, Judith.

Así, a una hora más que prudente, terminó el trigésimo séptimo lunes de música y poesía al calor de MAS. La fiesta continuó, según parece, hasta la madrugada, como reza la tradición charra de prolongar todo lo posible cualquier víspera de festivo… pero este es otro cantar y a esta crónica no le compete.

Os esperamos el próximo lunes, día 18 de junio, a eso de las 22.30 horas para celebrar la edición 38 de MAS. Si no venís, os lo tendrán que contar, pero estas cosas funcionan como el “teléfono estropeado” y siempre es mejor contar con información de primera mano; por tanto, venid, disfrutad y contadle vuestra versión a los que no vengan.

Andrea Mazas

miércoles, 6 de junio de 2012

Crónica MAS (36). 4/06/2012


Si en la crónica anterior hablaba de los estragos que los exámenes suelen hacer en eventos culturales como Micro Abierto Salamanca (MAS) en cuanto a asistencia y participación se refiere, en ésta tengo que desdecirme: uno ya no sabe qué factores influyen en estas cosas… Así que lo diré así: la edición 36 de MAS contó, por un lado, con un público en buen número y con ganas de pasarlo bien, entregado a la festividad de un lunes como un oasis entre quehaceres; y, por otro, con una plétora de participantes: tantos fueron que creo no equivocarme si digo que hemos batido el récord de número de actuaciones en una noche en la vida de MAS… Fueron 22 intervenciones y, aunque terminamos algo más tarde de lo aconsejable, fue posible porque, siguiendo la recomendación que venimos haciendo desde hace unas semanas, cada uno de los participantes tuvo en cuenta a los que aún no habían pasado por el escenario y ajustaron su tiempo en las tablas.

Antes de que los mojitos empezarán a salpicar El Savor y de que corrieran a sus anchas por nuestra sangre, anunciamos a los presentes que, por el hecho de acudir a MAS 36, todos los que quisieran acudir a la Gala MAL8 (Micro Abierto Libertad 8), que tendrá lugar este jueves 7 de junio en El Savor, dentro del ciclo Jueves de Autor, el organizador del mismo, Andrés Sudón, premiaba su asistencia con un REGALO muy especial: los presentes en MAS 36, espectadores y participantes, podrían conocer un poco más de cerca a algunos de los habituales del Micro Abierto que los martes se celebra en Libertad 8 (Madrid) a un precio especial: 3 euros (con consumición incluida). Así, 17 personas aceptaron el presente, según consta en las actas. (Si alguien acudió a MAS 36 y olvidó apuntarse, o no tenía claro si podría asistir el jueves a la gala, pero ahora sí sabe que asistirá, puede escribir un correo electrónico hasta las 20 horas del jueves 7 de junio a microabiertosalamanca@gmail.com para solicitar su regalo; o bien entrar en este evento, pinchar en “Asistiré” y dejar un comentario en el mismo que haga referencia a MAS 36).

Dada la abundancia ya mencionada de esta edición, lo mejor sería que me limitara a dejar una constancia esquemática de lo que disfrutamos, para que esta crónica no se haga demasiado extensa… Pero no puedo asegurar que sea capaz de ello…




La noche la estrenó el último cantautor en sumarse a esta, ya extensa, familia que conforman los MASeros: Ángel Rosado, quien no nos dejó descubrir más canciones de su repertorio, pero, a cambio, nos ofreció una muestra de los que, suponemos, son algunos de sus referentes musicales: Fito y Fitipaldis y Andrés Calamaro. De los primeros, eligió la canción “Donde todo empieza” y, del segundo, “Estadio Azteca”. 

A este Ángel siguió otro, Judith Amaya: esa cualidad la oculta la materialidad de su guitarra, que cogió para electrificarnos a todos con un tema propio: “Chaos is what am I”. (Tengo que decir algo: Judith fue tan al grano que no presentó la canción, por lo que ni siquiera explicó que era de creación propia. Yo no soy muy —o nada— devota de este estilo de música, pero al escucharla di por hecho que se trataba de una versión de alguno de sus grupos favoritos… Esta circunstancia me hace intuir que “Chaos is what am I” es una muy buena canción, de esas que se quedan contigo, en todos los sentidos.) 


Tras la descarga de energía de Judith, una dosis de calma (nos gustan los toboganes) se hacía más que apetecible: la persona idónea para procurar sosiego de espíritu es Luz Mercedes Orrego. En esta edición lo hizo con los versos de Dulce María Loynaz, que dedicó a su amiga Mariela Paz porque ese día se había convertido en filósofa titulada. 

Los participantes habituales se alternaron con los que se estrenaron en esta edición. Fue el caso de la banda Whisky para los Pájaros. Dos de sus componentes aliñaron MAS 36 con unas gotas de esencia pop-rock de su agrupación: “Camarera a mediodía” y “Cocaína para el Sol”, la cual, como bien puede intuirse, es una “apología de la vida saludable” (sic).





José Luis Melián tomó el testigo del pop-rock con sus dos temas de repertorio: “Pensando en el ayer”, que dedicó a su amiga Paloma, y “Como este mar que nunca acaba”, inspirada en películas de Studio Ghibli y que, según nos explicó, resume los dos últimos años de su vida. 














Otra cara nueva en MAS (y que seguro volveremos a ver pronto) es la de Fran, que llega para engordar la nómina de poetas de esta casa de los lunes. Nos dejó un poema, sin título, que guarda una larga declaración de intenciones impuestas por el deseo. Quizá porque el aire —no descarto que fuera sólo una impresión personal— estaba impregnado de feromonas, cuando terminó, le recomendé ser más directo en sus conquistas (al igual que otras personas, no puedo evitar decir lo que pienso, quizá en el momento más inoportuno…). A cambio, él me regaló un poema cuyo título no deja lugar a dudas: “Sexo”.









Otro bloque de música y poesía. La música corrió a cargo de nuestro placentino más querido: Alberto Mendoza. Antes de empezar avisó: “Ahora nos vamos a poner tiernos”. Tenía razón: nuestra ternura se disparó con su primera canción, de la que, si dijo el título, no lo apunté: para subsanar esta omisión os dejo el enlace a una de sus canciones, “Alas de pájaro”, para que os pongáis un poco tiernos también ahora… Para el segundo tema, versión de “En el disparadero”, de Quique González, pidió la colaboración de otro fan reconocido de este cantautor: Ángel Rosado, quien ya la versionó hace un par de ediciones. 

La música dio paso a los versos de otro músico: Óscar Borona, vocalista de Whisky para los Pájaros. Eligió dos textos para su debut en MAS como poeta: el primero dedicado a Charles Bukowski, muy probablemente titulado “El muy cabrón”, y el segundo, el “Apocalipsis según Óscar Borona”, que puede resumirse en “Te salvas cuando pecas”.

Nos acercábamos al descanso. En este punto, subió al escenario alguien muy especial para mí: no sólo lo quiero muchísimo, sino que también lo admiro desde el día que hablé con él por primera vez y, al hacerlo, me contagio su vicio por la escritura. Óscar Rodríguez es poesía: no necesita escribirla para serlo, pero, además, tenemos la suerte de que la plasme en papel y de que, de vez en cuando, podamos escucharla recitada por él mismo. Empezó probando un poema de “reciente creación”. Tras los pasos de este “Recorrido (primera parte)”, continuó con un segundo poema “Es tan fácil acostumbrarse a la sombra” (probablemente el texto no se titule así, pero a mí me sirve para acariciar la semilla que esconden sus versos). Para escuchar sus poemas, si hacéis clic en los títulos de los poemas. (Por cierto, las fotografías que ilustran esta crónica son de Óscar; ¡gracias, poeta!)

La primera parte de MAS la cerró alguien que se estrenó en nuestro escenario: Alexandra Ispierto, más actriz que cantante, como ella reconoció, pero a la que los malos tiempos la han llevado a explorar otras facetas. Resultado de esa búsqueda, de ese salvarse, es la canción con la que empezó. Después de tomar su alternativa musical, se puso el traje de actriz para leer su monólogo “Mano a mano”, con el que buscó dibujarnos una sonrisa con las miserias cotidianas de un personaje que podríamos ser cualquiera de nosotros. Así, practicando el sano deporte de reírse de uno mismo, con cariño, nos lanzamos como niños en pantalones cortos al recreo para volver con ganas y entusiasmo a desentrañar las sorpresas que guardaba la segunda parte de MAS 36.

(Advertencia: A esta hora de la noche, el cariño, la emoción y el azúcar —que no el alcohol— de los mojitos empezaban a hacer estragos en Andrea Mazas [de la que, todo sea dicho de paso, es bien sabido que pierde con facilidad los papeles cuando la emoción la demoniza], por lo que las autoridades declinan cualquier responsabilidad derivada de posibles errores u omisiones debidas a la imprecisión que le intuimos a las notas que la susodicha tomara durante las actuaciones de las que da cuenta a partir de aquí.)

Empezó Richard, quien esa tarde se había hecho con un público francés particular, mayoritariamente femenino, para su intervención. Por ellos (para ellas), decidió ofrecernos la canción más veces versionada que se ha escuchado en MAS. No volveré a escribir el título, dado que doy por hecho que todo el que se asome a este blog sabrá a cuál me refiero. Continuó con “Again”, de Archive, tema que ya escuchamos en MAS 35, pero que quiso repetir para que la escucharan más personas, convencido como está de que se trata de una gran canción. (Por supuesto, Richard no fue al grano. Pero, ya lo he dicho más veces, de él quizá podamos prescindir de las versiones, pero no de sus introducciones.)


Un descubrimiento más: Sam Bliss. Con la primera canción (en inglés) nos convenció con su voz, pero con la segunda (en castellano incipiente) lo hizo con sus razones y empatizamos fácilmente con él, lo que le hicimos saber con nuestras sonrisas y algunas risas en ciertos momentos de su interpretación: nos confesó que, más que por el idioma, se decidió a venir a estudiar a España por las chicas; problema: no contaba era con la barrera idiomática a la hora de ligar… Esperemos que con esta canción las mujeres españolas sepan valorar la simpatía de este cantante y que se entiendan con él a través de la lengua que sea precisa…


Ya habíamos dado la enhorabuena en la primer parte a Ben Clark y a Andrés Catalán por el reciente Premio de Poesía Joven de RNE que han recibido por su poemario a cuatro manos Mantener la cadena de frío, publicado por Pretextos. El que fuera el primer conductor que conoció MAS en el Esperpento, Ben Clark, se hizo con el móvil de su compañero de versos y con el micrófono para descubrirnos uno de los poemas que podemos encontrar en su libro: “El príncipe de la gastronomía”. Si aún no os habéis decidido a haceros con un ejemplar, podéis leer un poema más aquí y otro más aquí, los blogs de Catalán y Clark, respectivamente.

Llegó el momento de disfrutar del imaginario de nuestro friki por excelencia, don Cándido Pérez. Tras cantar una de sus friki-canciones, “Bucle 0.0”, invitó a subir al escenario José Luis Melián y a Alberto Mendoza para, entre los tres, invadirlo de lo épico que reina en sus espíritus. Lo hicieron versionando “The Rains of Castamere”, tema de la serie Juego de Tronos, escrito por el autor del libro homónimo, George RR Martin. No seré yo la única que suponga que estos tres chicos deben de ser seguidores incondicionales de esta saga, ¿no?




En Salamanca estamos acostumbrados a que, de un curso a otro, muchas caras muden por otras. Si en la anterior temporada, lo difícil era que Luis Llorente no recitara en MAS, en esta hay que sentirse muy afortunado el día que Llorente cambia Segovia por Salamanca y, de paso, nos deja alguno de sus poemas. Por suerte, tenemos su blog, que no necesita de su presencia física para que olamos y mastiquemos sus palabras, como quien respira. Del primer poema no dio ningún dato, ni título ni explicación alguna, pero el texto tampoco necesitaba añadidos. Tampoco el segundo. Muchos, casi seguro, repasarían mentalmente los versos de Ángel González mientras escuchaban a Luis Llorente recitándolo como sólo él sabe.








Del castellano del que quizá sea uno de los más bellos poemas de amor que se han escrito, “Me basta así”, pasamos al euskera, con la voz y guitarra de Ione, y el saxo de Miguel. Tras dedicar el primer tema, sobre la igualdad de la mujer, a Mariela Paz, Ione leyó un texto al que Miguel puso fondo —con lo que añadió gravedad a la prosa— con sus notas. Finalizaron su intervención con la canción, “Punto de luz”, con la que ella se estrenara en MAS en la edición 27 (edición memorable, por cierto, con jam session, hasta ahora, irrepetible; repasen la crónica).


Todo cabe en MAS. Los poemas se dan la mano con las canciones, las inquietudes de unos se solapan con las de otros, pero hay algo común: la búsqueda de esa palabra, de ese color, de esa nota… la búsqueda de la mejor forma de transmitirnos. Álvaro Gracia emprende sus búsquedas públicamente cada vez que coge el micrófono y libera su mente para improvisar las rimas que encadena a un ritmo vertiginoso. Serán mejores o peores, pero en ellas está la piedra de la que tal vez salga, después de pulir, su próximo poema, y, en cualquier caso, es digno de elogio que alguien se atreva, semana tras semana, a improvisar; eso sí, esto siempre lo hace después de compartir algo ya pulido. En esta ocasión, la obra terminada fue su canción “Escrito en sangre”.



Perdóneme el señor Luis Somoza; si dijo los títulos, no los anoté; aunque creo que lo de menos es el título. Lo importante es lo demás. Nuestro incombustible poeta nos trajo dos poemas cuyas palabras adquieren un significado distinto en su voz. Luis nos abre las puertas de su particular visión del universo cada vez que recita un verso, y uno tiene miedo de permanecer allí mucho tiempo: parece que algo pudiera explotar en cualquier momento. Nuevamente, rescato dos versos del primer poema: “Pienso en el sí y en el por supuesto que sí”, “Una vez más, ven conmigo a bailar al límite”. El segundo texto se lo dedicó “a un amigo que podría estar aquí, pero que no está”, y en esa ausencia, precisamente, cabalgaban sus líneas.

El último bloque de la edición 36 de MAS lo protagonizaron Saskia y Delia, con una versión de la que desconozco cualquier dato que me sirva para ponerle cara; Alfredo Rubbenstein, quien, en su línea habitual, hizo un particular homenaje, a personas a las que, entre otras cosas, tenemos que agradecer la existencia de MAS (más que del formato, del espíritu); Myriam, que, después de unos meses haciéndonos echar de menos su voz y su “estar” en el escenario, volvió con un tema de lo más apropiado (dados los tintes onanistas de la noche…): “Me lo hago sola”, de Amparanoia; y, por último, Lauren y Cristabel (que no Laura y Cristóbal, como creo que los presenté), pareja que, con la magnífica voz de ella y las manos diestras en el piano de él, puso un broche excepcional a una edición concurrida y maravillosa por la alegría colectiva que perduró hasta altas horas de la madrugada: no parecían estar muy de acuerdo con las canciones que nos ofrecerían, pero, finalmente, las dos elegidas fueron del gusto de todos. Con “Ana y Miguel”, de Mecano, bajaron el telón de MAS 36 y todos nos fuimos felices a nuestras casas, no sin antes intercambiar impresiones en la puerta de El Savor y prometer nuevas actuaciones en la próxima edición, la 37, el lunes 11 de junio (por cierto, el martes 12 de junio es fiesta local en Salamanca; quizá esto facilite que el ambiente del lunes vuelva a ser más propio de un sábado).

Termino esta crónica agradeciendo a todos los asistentes a MAS 36 que quisierais compartir con nosotros, una semana más, sus ganas de belleza, de diversión, de amistad, de cultura… de todo lo que somos. Nos vemos en MAS 37 y antes, si queréis, en la Gala MAL8.

Andrea Mazas

viernes, 1 de junio de 2012

Crónica MAS (35). 28/05/2012


Estamos de exámenes. No digo nada que ninguno de los que probablemente leáis esta crónica no sepáis o estéis sufriendo. (Si es tú caso, ánimo… El verano está al final de este tobogán.) El caso es que (ya lo he dicho más veces) estas cosas no dejan de notarse en Micro Abierto Salamanca (MAS). Lo sabéis tanto los que venís (para daros una pausa y un respiro en vuestras obligaciones y retomarlas con más ganas al día siguiente) como quien no viene (porque se queda con ganas de venir, precisamente porque su hemisferio más angelical le dice: “Haz el favor, que mañana tienes que madrugar, majo”). 

La cuestión es que el pasado lunes fuimos pocos los que nos acercamos a El Savor para celebrar la edición 35 de MAS. No vamos a decir que echáramos a menos a nadie —en cada edición están los que tienen que estar—, pero, seguramente, de haber sido más —especialmente entre el público—, las actuaciones, todas, hubiesen sido más jugosas y también la jam session final hubiese sido algo más… o algo menos… Hubiese sido, en definitiva, una jam… 

Para el que sea nuevo en estos lares: nos hemos propuesto que entre todos, público y participantes, cada actuación en MAS tenga como propósito ser espectáculo: nada de intros larguísimas que aportan poco o nada a la intervención, nada de ensayar en el escenario (la participación viene ensayada o es impro, pero sin segundos intentos… como en la vida misma…)… y todo esto para que nadie se quede sin actuar en un formato que tiene (debe tener) una duración determinada. Objetivo: disfrutar al máximo de la noche salmantina de los lunes. Y, después de MAS, si nuestro ánimo se ha crecido y nos quedamos con ganas de más, disfrutar de, quizá, una jam session con los músicos presentes, en comunión…

Hechas las aclaraciones oportunas (tal vez no fuesen oportunas, pero me ha dado a mí por explayarme; discúlpeseme la licencia), pasemos a dar cuenta de lo que aconteció en MAS (35) y que, menos de los que nos gustaría, disfrutamos el último lunes que nos ha dejado mayo.

Después de que la semana anterior la euforia de Suecia desbancara a la ñoñería española en Eurovisión 2012, la noche no podía empezar de otro modo: Jorge Silla, fiel seguidor de esta gala, finalizó (creo) su homenaje a la misma interpretando dos temas que compitieron: el de Estonia y el de Hungría. Personalmente, quiero destacar dos cosas de la actuación de Jorge en esta edición de MAS: lo más admirable, sin lugar a dudas, es que se atreviese a cantar en estonio (idioma al que, mucho me temo, era la primera vez que daba permiso para usar sus cuerdas vocales), y, en segundo lugar —aunque no menos importante (léase la cursiva del primer párrafo)— esta vez hizo una introducción más comedida (es decir, más corta) que en otras ocasiones, con lo que todos, creo yo, ganamos (al menos en tiempo).

A Jorge siguió un artista (completo donde los haya: conocíamos su prosa y sus versos, pero esta semana también le hemos descubierto su parte más pictórica) al que no hace falta contarle nada acerca de ritmo y tiempo. Luis Somoza siempre va al grano y siempre nos deja con sus versos aún por comprender del todo. Pero esto no le quita a su acción ni un poco de su efecto. Como ya hiciera otra vez (por motivos obvios), empezó dando las buenas noches a nuestro “pequeño micro abierto”. Después disfrutamos de las dos versiones de un mismo poema. Una de ellas ya la había leído en MAS y, no es casualidad, yo volví a apuntar el mismo verso (anoté otro más del que no estoy segura que también copiara la anterior vez, pero algo me dice que sí, que me reitero en los versos que atraparon mi atención): “La maldita belleza nos está matando” y “¿En qué piensas cuando no piensas en lo que estás pensando?”.

José Luis Romero Melián (integrante del grupo 7 Días) vino en calidad de solista con la sana intención de dedicar su intervención a las “primeras veces”. Así, cantó el primer tema que interpretó en MAS (en la era Esperpento), “Si el sol se apaga”, a la que siguió “Carta de nadie”, el primero que cantó en público. Una de las cosas que permite MAS es asistir a la evolución de los artistas habituales desde primera fila. Es asombroso comprobar cómo, en menos de un año, los nervios de la primera vez de José Luis siguen presentes pero sólo los nota él y, lejos de ser una cortapisa, cargan de mayor emoción sus interpretaciones. Enhorabuena, José Luis. (Por cierto, comentó que hay vídeo de su primer actuación en MAS. Os reto a localizarlo si queréis comprobar esa evolución.)

Éramos tan poquitos que el tiempo en esta edición no iba a ser un problema, así que yo misma, Mazotas (así me llaman algunos) o Mazi (así me llaman otros), me animé a leer un texto a propósito del Día Mundial Sin Tabaco que se ha celebrado esta semana. Soy fumadora activa (muy activa), cualquiera que me conozca lo sabe bien… Hace años me propuse dejarlo. Lo único que conseguí, como explico en el texto que leí (“Quiero un cigarro, quiero un cigarro, quiero un cigarro, quiero un cig”), fue engordar unos quilos.

(Antes de hablaros de la actuación de Richard, voy a encenderme un cigarro.) … Bien… (Calada) Supuestamente, Richard viene a MAS a cantar y, sí, se extiende mucho en sus introducciones. El tema es que Richard hace de todo espectáculo, de humor. (Calada) Llegará la edición en la que tenga que bajarlo del escenario cuando se encuentre por la mitad de la introducción a la canción que quiere cantar… y no pasará nada, porque habremos disfrutado de lo mejor de este hombre. No obstante, a veces se alarga en demasía: a su “monólogo” habitual, sumó un texto en prosa, un poema y una canción, “Again”, de Archive. (El cigarro se ha consumido, vaya…) Repito, en esta edición el tiempo no era un problema… pero siempre es mejor concretar las intervenciones. No os preocupéis porque algo se nos quede en el tintero: habrá más ediciones de MAS en las que podréis mostrarlo, cantarlo, leerlo, interpretarlo o improvisarlo.

Y llegamos casi al final… Sí, fueron pocos los participantes (ya lo había adelantado, ¿no?). Álvaro Gracia fue el penúltimo. En esta ocasión, su actuación estuvo marcada por el séptimo arte: si para empezar eligió las palabras de Oliverio Girondo de la primera secuencia de El lado oscuro del corazón (al escucharlas me entraron una ganas tremendas de volver a ver la película… Por ahora, me conformo con volver a ver esa escena, que comparto con vosotros), continuó con su poema “De lo espiritual”, inspirado en una frase de El club de la lucha. No es casualidad que Álvaro actúe casi siempre de los últimos: a diferencia de otros, no es que lo prefiera, es que lo necesita… porque (aunque suele traerse algo preparado), se inspira en lo que ve en MAS para dedicarnos las rimas improvisadas con las que habitualmente cierra sus intervenciones. Y, una vez más, fue así como puso punto final a su paso por el escenario.



Virginia Montaño no sólo fue la encargada de cerrar esta edición, sino  también de dar pie a la mini-jam session que siguió a MAS (35)… pero esto sólo fue después de que degustáramos una de sus últimas composiciones, “Ciento cuarenta y siete segundos” (eso es exactamente lo que dura, según palabras de su autora), “El lugar donde va a morir el amor”, de Zahara (una de las cantautoras que más admira, como ya sabréis los lectores de estas crónicas) y “Tienes la luz”, que (inspirada por la idea de José Luis) tocó por ser la segunda canción con la que se atrevió a subirse a un escenario en su corta carrera musical (como solista, porque como corista ya tiene tablas… y más que va a tener, porque unos cuantos se la rifan…)... Camino corto el que ha recorrido, pero en el que avanza con pasos de gigante. 

Y así, con la música en la última línea de esta crónica terminaría, si no fuese porque aún tengo una cosa más que deciros: ¡nos vemos el lunes 4 de junio en la edición 36 de MAS con nuevos participantes, con lo mejor de los habituales y con el mejor público que se puede tener (en pequeña o en gran cantidad)! (Recordad: para participar debéis apuntaros a partir de las 22 horas, momento en que los músicos empezarán a probar sonido.)

Gracias por leer hasta esta línea, pero, sobre todo, por hacer que MAS sea posible.

Andrea Mazas