viernes, 1 de junio de 2012

Crónica MAS (35). 28/05/2012


Estamos de exámenes. No digo nada que ninguno de los que probablemente leáis esta crónica no sepáis o estéis sufriendo. (Si es tú caso, ánimo… El verano está al final de este tobogán.) El caso es que (ya lo he dicho más veces) estas cosas no dejan de notarse en Micro Abierto Salamanca (MAS). Lo sabéis tanto los que venís (para daros una pausa y un respiro en vuestras obligaciones y retomarlas con más ganas al día siguiente) como quien no viene (porque se queda con ganas de venir, precisamente porque su hemisferio más angelical le dice: “Haz el favor, que mañana tienes que madrugar, majo”). 

La cuestión es que el pasado lunes fuimos pocos los que nos acercamos a El Savor para celebrar la edición 35 de MAS. No vamos a decir que echáramos a menos a nadie —en cada edición están los que tienen que estar—, pero, seguramente, de haber sido más —especialmente entre el público—, las actuaciones, todas, hubiesen sido más jugosas y también la jam session final hubiese sido algo más… o algo menos… Hubiese sido, en definitiva, una jam… 

Para el que sea nuevo en estos lares: nos hemos propuesto que entre todos, público y participantes, cada actuación en MAS tenga como propósito ser espectáculo: nada de intros larguísimas que aportan poco o nada a la intervención, nada de ensayar en el escenario (la participación viene ensayada o es impro, pero sin segundos intentos… como en la vida misma…)… y todo esto para que nadie se quede sin actuar en un formato que tiene (debe tener) una duración determinada. Objetivo: disfrutar al máximo de la noche salmantina de los lunes. Y, después de MAS, si nuestro ánimo se ha crecido y nos quedamos con ganas de más, disfrutar de, quizá, una jam session con los músicos presentes, en comunión…

Hechas las aclaraciones oportunas (tal vez no fuesen oportunas, pero me ha dado a mí por explayarme; discúlpeseme la licencia), pasemos a dar cuenta de lo que aconteció en MAS (35) y que, menos de los que nos gustaría, disfrutamos el último lunes que nos ha dejado mayo.

Después de que la semana anterior la euforia de Suecia desbancara a la ñoñería española en Eurovisión 2012, la noche no podía empezar de otro modo: Jorge Silla, fiel seguidor de esta gala, finalizó (creo) su homenaje a la misma interpretando dos temas que compitieron: el de Estonia y el de Hungría. Personalmente, quiero destacar dos cosas de la actuación de Jorge en esta edición de MAS: lo más admirable, sin lugar a dudas, es que se atreviese a cantar en estonio (idioma al que, mucho me temo, era la primera vez que daba permiso para usar sus cuerdas vocales), y, en segundo lugar —aunque no menos importante (léase la cursiva del primer párrafo)— esta vez hizo una introducción más comedida (es decir, más corta) que en otras ocasiones, con lo que todos, creo yo, ganamos (al menos en tiempo).

A Jorge siguió un artista (completo donde los haya: conocíamos su prosa y sus versos, pero esta semana también le hemos descubierto su parte más pictórica) al que no hace falta contarle nada acerca de ritmo y tiempo. Luis Somoza siempre va al grano y siempre nos deja con sus versos aún por comprender del todo. Pero esto no le quita a su acción ni un poco de su efecto. Como ya hiciera otra vez (por motivos obvios), empezó dando las buenas noches a nuestro “pequeño micro abierto”. Después disfrutamos de las dos versiones de un mismo poema. Una de ellas ya la había leído en MAS y, no es casualidad, yo volví a apuntar el mismo verso (anoté otro más del que no estoy segura que también copiara la anterior vez, pero algo me dice que sí, que me reitero en los versos que atraparon mi atención): “La maldita belleza nos está matando” y “¿En qué piensas cuando no piensas en lo que estás pensando?”.

José Luis Romero Melián (integrante del grupo 7 Días) vino en calidad de solista con la sana intención de dedicar su intervención a las “primeras veces”. Así, cantó el primer tema que interpretó en MAS (en la era Esperpento), “Si el sol se apaga”, a la que siguió “Carta de nadie”, el primero que cantó en público. Una de las cosas que permite MAS es asistir a la evolución de los artistas habituales desde primera fila. Es asombroso comprobar cómo, en menos de un año, los nervios de la primera vez de José Luis siguen presentes pero sólo los nota él y, lejos de ser una cortapisa, cargan de mayor emoción sus interpretaciones. Enhorabuena, José Luis. (Por cierto, comentó que hay vídeo de su primer actuación en MAS. Os reto a localizarlo si queréis comprobar esa evolución.)

Éramos tan poquitos que el tiempo en esta edición no iba a ser un problema, así que yo misma, Mazotas (así me llaman algunos) o Mazi (así me llaman otros), me animé a leer un texto a propósito del Día Mundial Sin Tabaco que se ha celebrado esta semana. Soy fumadora activa (muy activa), cualquiera que me conozca lo sabe bien… Hace años me propuse dejarlo. Lo único que conseguí, como explico en el texto que leí (“Quiero un cigarro, quiero un cigarro, quiero un cigarro, quiero un cig”), fue engordar unos quilos.

(Antes de hablaros de la actuación de Richard, voy a encenderme un cigarro.) … Bien… (Calada) Supuestamente, Richard viene a MAS a cantar y, sí, se extiende mucho en sus introducciones. El tema es que Richard hace de todo espectáculo, de humor. (Calada) Llegará la edición en la que tenga que bajarlo del escenario cuando se encuentre por la mitad de la introducción a la canción que quiere cantar… y no pasará nada, porque habremos disfrutado de lo mejor de este hombre. No obstante, a veces se alarga en demasía: a su “monólogo” habitual, sumó un texto en prosa, un poema y una canción, “Again”, de Archive. (El cigarro se ha consumido, vaya…) Repito, en esta edición el tiempo no era un problema… pero siempre es mejor concretar las intervenciones. No os preocupéis porque algo se nos quede en el tintero: habrá más ediciones de MAS en las que podréis mostrarlo, cantarlo, leerlo, interpretarlo o improvisarlo.

Y llegamos casi al final… Sí, fueron pocos los participantes (ya lo había adelantado, ¿no?). Álvaro Gracia fue el penúltimo. En esta ocasión, su actuación estuvo marcada por el séptimo arte: si para empezar eligió las palabras de Oliverio Girondo de la primera secuencia de El lado oscuro del corazón (al escucharlas me entraron una ganas tremendas de volver a ver la película… Por ahora, me conformo con volver a ver esa escena, que comparto con vosotros), continuó con su poema “De lo espiritual”, inspirado en una frase de El club de la lucha. No es casualidad que Álvaro actúe casi siempre de los últimos: a diferencia de otros, no es que lo prefiera, es que lo necesita… porque (aunque suele traerse algo preparado), se inspira en lo que ve en MAS para dedicarnos las rimas improvisadas con las que habitualmente cierra sus intervenciones. Y, una vez más, fue así como puso punto final a su paso por el escenario.



Virginia Montaño no sólo fue la encargada de cerrar esta edición, sino  también de dar pie a la mini-jam session que siguió a MAS (35)… pero esto sólo fue después de que degustáramos una de sus últimas composiciones, “Ciento cuarenta y siete segundos” (eso es exactamente lo que dura, según palabras de su autora), “El lugar donde va a morir el amor”, de Zahara (una de las cantautoras que más admira, como ya sabréis los lectores de estas crónicas) y “Tienes la luz”, que (inspirada por la idea de José Luis) tocó por ser la segunda canción con la que se atrevió a subirse a un escenario en su corta carrera musical (como solista, porque como corista ya tiene tablas… y más que va a tener, porque unos cuantos se la rifan…)... Camino corto el que ha recorrido, pero en el que avanza con pasos de gigante. 

Y así, con la música en la última línea de esta crónica terminaría, si no fuese porque aún tengo una cosa más que deciros: ¡nos vemos el lunes 4 de junio en la edición 36 de MAS con nuevos participantes, con lo mejor de los habituales y con el mejor público que se puede tener (en pequeña o en gran cantidad)! (Recordad: para participar debéis apuntaros a partir de las 22 horas, momento en que los músicos empezarán a probar sonido.)

Gracias por leer hasta esta línea, pero, sobre todo, por hacer que MAS sea posible.

Andrea Mazas

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