sábado, 8 de diciembre de 2012

Crónica MAS (53, 54 y 55)



Me propongo subsanar el retraso cronístico que arrastro desde hace unas semanas. Son tres ya las ediciones de Micro Abierto Salamanca (MAS) que esperan a ser resumidas como se merecen. Los últimos lunes que hemos vivido en El Savor han sido estupendos, tanto por número como por calidad de participantes y, por supuesto, de público, tan entregado, tan receptivo, tan cálido siempre. Cada lunes nuestra familia es más grande. Cada semana somos todos más amigos y estamos más encantados de habernos conocido. Ya no nos vamos a andar escondiendo el cariño que nos va creciendo, tan de verdad, porque se sustenta en la necesidad y el gusto de compartir, de aprender juntos y, cómo no, pasar un buen rato, dándonos diversos placeres los unos a los otros, porque, con música y poesía, nos endulzamos bien el resto de la semana. MAS es ya una sana rutina que nos devuelve con otro ánimo a otras rutinas que dan más pereza. Cada lunes, en El Savor, nos rompemos un poquito los esquemas.

Como decía, esta crónica pretende dar cuenta de las tres últimas ediciones de MAS (53, 54 y 55) que hemos celebrado en nuestro rincón, El Savor. Por ello, para que esta entrada no se salga de su caja, aunque será un poco más larga de lo habitual, será breve, si tenemos en cuenta la cantidad de intervenciones que recogerá. Hagamos números: a lo largo de las tres ediciones de las que hablamos hemos disfrutado de 55 actuaciones y hemos tenido con nosotros a 16 participantes nuevos que se han sumado a MAS.

Como hice en las anteriores crónicas, dividiremos esta tricrónica en tres partes: una primera dedicada a las intervenciones de los 15 artistas nuevos, una segunda que dará cuenta de las lecturas y una tercera que resumirá las actuaciones musicales. 



primeras veces...


A lo largo de las ediciones 53, 54 y 55 de MAS, celebradas los lunes 19 y 26 de noviembre, y 3 de diciembre, tuvimos el privilegio de conocer o reconocer a 16 participantes nuevos. Algunos estrenaron el escenario en solitario; otros, en buena compañía. 

En MAS (53) conocimos a dos artistas. A la primera que saludó el ya experimentado en bienvenidas público de MAS fue a la alemana Masha Potempa, cantautora que parece tener el firme propósito de quedarse con nosotros mientras dure su estancia en nuestra ciudad. Dulce y delicada, Masha es una mujer que se atreve con cualquier idioma, a juzgar por el repertorio que ya nos ofreció en su primera intervención en MAS (53). Del ruso se pasó al alemán, y de su idioma nativo, al nuestro. Sin duda, de los tres temas que interpretó, fue, sin duda, el que lleva su firma (cuyo título traducido del alemán sería “Círculos”) el que más nos llegó. La versión de “Bamboleo” nos dejó a medio gas: había ganas de seguir el ritmo con el que esta canción bailaba en nuestra memoria, pero la versión de Masha nos obligó a acompañarla con menos sangre (que se dice) de lo que nos hubiera gustado para darle un poco más de jaleo a la noche. En las siguientes dos ediciones, conocimos dos canciones más de repertorio (una sobre lo que queda después del amor, “Sólo la sal”, y otra entorno a la búsqueda de la libertad) y dos versiones más, de las cuales la más “necesaria” y la que más llegó fue la última, variación de la versión que Cesária Évora hiciera de “Bésame mucho”. Este momento romántico y nostálgico se suma a los que ya guarda nuestra memoria de MAS.

A José Ruiz no le falta desparpajo para ser un showman. Lo dejó claro nada más subirse al escenario y mostrar sus respetos, en forma de sobria reverencia, a todos los participantes que hasta el momento de su intervención habían actuado en MAS (53). El trovador tecnológico y versátil en que se convirtió nos metió en su bolsillo con dos textos propios; con el primero, un cuento que narra las desventuras amorosas entre la boca y la botella, descubrimos a un gran rapsoda. 

MAS (54) fue una edición inabarcable por lo increíble que resultó: El Savor, repleto, como pocas veces lo hemos visto, y un largo guión que, sin embargo, se nos hizo corto. Además, esta edición dejó una estela de nuevos participantes que, a buen seguro, seguiremos disfrutando a lo largo de esta segunda temporada. 

De Justo Bueno ya me había hablado una espectadora que no falta a cada cita de los lunes en El Savor. No sé cuántas veces me habría dicho “Tengo un amigo que escribe. Estoy intentando animarlo para que venga a leer algunos de sus poemas”. Casi todos los lunes alguien me dice algo parecido. Sean bienvenidos todos vuestros amigos a nuestra fiesta, y los amigos de vuestros amigos, y los amigos de los amigos de vuestros amigos, y así hasta donde vosotros queráis. Hablábamos de Justo Bueno, quien, por su nombre, no podemos sino imaginar que, además, será un buen amigo del que iremos, poco a poco, pasando las páginas de su poemario. En MAS (54) ya marcamos en ellas varias composiciones breves, en torno al amor. 

De la agrupación que se presentó en MAS (54) ya conocíamos a uno de sus cuatro integrantes, José Luis Melián. De algún modo, este hizo de anfitrión en nuestra fiesta para sus amigos y compañeros de banda: Carlos Rivas, Rubén Toledo y Miguel Díaz Casares. Para su estreno, habían preparado tres temas, pero solo tocaron dos, ya que esta edición fue especialmente concurrida y, siguiendo el consejo de la presentadora, sacrificaron una de las versiones que habían ensayado para contribuir a que nadie se quedara sin actuar. Con sus dos acústicas y su flauta travesera, nos hicieron disfrutar con las versiones de “Retales de una vida”, de Celtas Cortos, y “Stairway to the Heaven”, de Led Zeppelin. Ojalá vuelvan pronto y podamos escuchar la canción que se nos quedó en el tintero y algún tema de repertorio. Esta banda tiene mucho que ofrecer: no les falta talento, pasión, simpatía ni humildad. 

También en MAS (54) contamos con una colaboración que fue espectacular, como ya nos tiene acostumbrados Miriam. En esta edición, a la gran voz de esta gran mujer se sumó el acompañamiento a la guitarra de su buen amigo Diego, quien no quiso perder la oportunidad de participar en MAS aprovechando su paso por nuestra ciudad. Deleite fue lo que sentimos con las versiones que hicieron de Amy Winehouse y Pearl Jam.

Óscar Martín y Suso Sudón ya habían pasado por MAS en la primera temporada celebrada en El Savor. Volvieron a la segunda, en MAS (54), por un motivo muy especial y acompañados por otro gran artista, Ricardo Teva. La razón tan especial era que el viernes de esa semana, el 30 de noviembre, se estrenaba en el Teatro Juan del Enzina la obra de teatro Estómago, escrita y dirigida por Óscar, y protagonizada por los grandísimos actores Suso y Ricardo. Para invitarnos a ir a conocer la obra, nos dejaron una muestra improvisada de la misma. Con Óscar al cello, los actores declamaron el poema que en la pieza es leída por el poeta y grabador Juan Carlos Mestre. Fue una intervención preciosa e intensa, que, además, ha servido para que, según tengo entendido, pronto haya nuevas colaboraciones en MAS. Hasta aquí puedo leer.

No podíamos dejar que Suso Sudón se marchara de MAS sin que nos recitara, tan bien como sabe hacerlo, algunos de sus poemas. Así, en MAS (54) también pudimos disfrutar de la buena poesía bien recitada de este joven poeta, que, a pesar de su edad, desde mi punto de vista, hace ya tiempo que se quitó la etiqueta de “promesa”. Su talento ya estaba demostrado, pero volvió a quedar constancia del mismo con “Complejidad barroca del folio en blanco” y un poema más del que desconozco el título, si tiene, pero es un juguete redondo sobre la mediocridad. Podéis encontrar una muestra de su poesía en su blog (véase más abajo).

Sara Miró mostró dulzura, firmeza y confianza en su primera vez en MAS. Suponemos que en próximas ediciones podremos conocer algo de su prosa o poesía. En esta nos quedamos con las ganas, pero hizo de leal correo de un buen amigo de Barcelona, Pau Albert Huergo. Del primer poema sólo salvé “luz de luces, sol del mundo […] serás apocalipsis, lo intuyo […] arde, ardamos, tenemos entera la cama”. Calentito, como el sol. Cambio de tercio con el “Romance torcidillo a la lengua castellana”, que, como puede intuirse, es un peculiar homenaje al castellano, que “es puta verdadera”; la composición termina con los versos de Manrique “Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte contemplando cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte tan callando, cuán presto se va el placer...”. Miró nos dejó un tercer texto antes de despedirse: “Descorchando una botella”. Lo dicho: esperemos que pronto conozcamos el estilo de esta poeta.

También MAS (55) agregó a nuestra nómina de artistas nuevos nombres. Mi intuición me dice que, si continúan con nosotros, nos van a regalar inolvidables momentos este curso. Ana y Miguel era la primera vez que cantaban juntos, pero esto lo sabemos porque nos lo dijeron. En el escenario se lleva bien y así lo demostraron con dos versiones. La primera no la presentaron, y de la segunda no entendí bien ni el título ni el grupo. Así que poco más puedo decir...

En MAS (55) Javi nos abrió el cajón que guarda sus poemas y sacó dos: “Qué más da” y “Y, claro”. Terminó rindiendo homenaje a una amiga, Irene, con la que acudió a El Savor y por la que siente una profunda admiración “Para mí es la mejor poetisa”. Después de escuchar “Encantada, pero no nos conocemos” de ella, en la voz de él y, sobre todo, al verla a ella en el escenario... fue fácil entender la admiración. “No hay más preguntas para el testigo”. Irene es una mujer y poeta de armas tomar, es todo carácter, no tiene pelos en la lengua ni le interesa... Ande ella caliente... Podéis conocerla un poco más buceando en su blog sin escafandra (véase más abajo). Caution: “Riesgo de hiperoxia”.

La última de las participantes que redescubrimos en MAS (55) es la bella Ione Blanzako, una mujer que igual pone ritmo a la cumbia con su acordeón como que coge la guitarra y saca a la cantautora que mueve su cuerpo. Su intervención fue escueta: solo una canción, la primera que compuso y con la que ya se presentase en la primera temporada de MAS. Ione desprende luz...

Hasta aquí lo nuevo. Hagamos ahora un breve recorrido por el resto de actuaciones de las tres ediciones que recordamos en esta crónica...


con buena letra...



En las pasadas tres ediciones no nos faltaron poetas. Además de los nuevos ya mencionados, se sumaron algunos que empiezan a ser habituales (o que ya lo son la "plantilla de MAS".

Empecemos con los escritores a los que escuchamos en MAS (53). Miguel Pérez abordó el tema de los desahucios en su poema “Euribor”. En él hace un repaso por todos los recortes bien conocidos por todos y de todos los males innecesarios que trae consigo el mal necesario conocido como dinero. Con “Lágrimas S.A.” dejo a un lado al poeta social que más conocemos para ponerse algo más cursi en un alegato a favor de las lágrimas en detrimento de las sonrisas, pues estas, aunque parecen ser más "cotizadas", también son, sin embargo, más fácilmente falsificables.

Darío nos recomendó la lectura de El ángel que nos mira, la primera novela de Thomas Wolfe. Para animarnos a descubrir a este escritor estadounidense leyó el poema que introduce la obra. A continuación, nos dejó una muestra de su propia obra: un poema-advertencia, que viene a decir algo así como “Ten cuidado con lo que escribes porque puede cumplirse”. Yo hice la prueba esa misma semana y doy fe: hay que pensarse dos veces (o tres, o cuatro, o más) lo que se quiere escribir, no vaya a ser que el universo te guiñe el ojo... Si queréis probar, hacerlo con algo que queráis que se cumpla…

Bea Sampedro dio una magistral lección de poesía social y política. Subió con el firme propósito de hacernos partícipes de su impotencia e indignación ante la situación de Palestina y la manipulación de los medios de comunicación. El poema que eligió, “Nosotros enseñamos vida, señor” de la activista y poeta palestina Rafeef Ziadah, ya hubiera sido suficiente para transmitirnos su mensaje. Sin embargo, al mismo sumó una lectura que rezumaba verdad y pasión, con lo que no estremecerse al escucharla hubiera sido casi un milagro. A continuación, os dejo con el vídeo en el que la poeta recita el citado texto. ¡Bravo, Bea! ¡Bravo, Rafeef!  



Alfredo Rubbenstein volvió a dar lo mejor de sí mismo con dos textos que prometían ser breves, promesa que, teniendo en cuenta el formato de espectáculo que pretende ser MAS, sólo cumplió el primero de ellos, en el que, brevemente, daba una visión crítica de la situación política-económica actual, ante la cual cuestionaba la existencia de Dios, todo ello mezclado con un peculiar homenaje a Miliki, dada la coincidencia del fallecimiento del “payaso de la tele” el día antes de que celebráramos MAS (53). A esta crítica, siguió el relato La esperanza o Hatikva. Rubbenstein parece haber cambiado su blog por su muro de Facebook. En él es fácil encontrar gran parte de los relatos que comparte con nosotros en MAS. Háganse su amigo y tendrán un libro interminable.

Iankarla volvió a MAS, esta vez menos herida de amor, para tratar de explicarnos, con un poema, qué se siente cuando, al actuar, besas a otro actor. Nos llevó a una conclusión un tanto confusa: “sientes pero no sientes”. ¿Qué sientes? ¿Qué no sientes? He ahí los grandes secretos de la interpretación, sólo accesibles a unos pocos privilegiados... y cada uno dirá una cosa... Difícil, difícil el tema del poema de Iankarla

Dani, como ya sabemos es del rollo "una de cal y otra de arena". Repitió esquema: primero “serio” y después “de risa”. En la primera parte, se dirigió a los “destructores del mundo” y nos convocó para revelarnos ante ellos, ante la desolación, para no dejar que se forme un “falso espejo de la cultura” en el que mirarse resulte imposible. En la segunda parte, la cómica, nos ofreció la segunda parte de la historia del señor y de la señorita ingleses en agradable paseo en caza y captura de zombis. Nuevamente, volvió a demostrar que vale para rotos y descosidos. Durante su intervención pasamos de la reflexión a la risa sin tapujos. Dani es espectáculo.

Irene volvió a atreverse a probar nuestro escenario. Para dar su toque a la noche que venía guisándose en MAS (53), espolvoreó sus especias poéticas: un poema propio que escribió esa misma tarde durante una clase de conectores textuales (en el poema refleja que no prestó demasiada atención a lo que se explicaba en el aula...); unos poemas breves de su padre (de uno de ellos atrapé un verso: “Atardecer es mudar el alma”) y otro más de Ángel González (“Aquí no pasa nada, salvo el tiempo: irrepetible música que resuena, ya extinguida, en un corazón hueco, abandonado, que alguien toma un momento, escucha y tira”). Cuando Irene empiece a creer en lo que ella escribe, lo que escribe creerá en ella y nos ofrecerá una visión preciosa de la realidad. Sólo hay que verla para darse cuenta de su sensibilidad... ¡Dale una oportunidad a tu poesía, Irene: ella lo haría por ti!

También en MAS (53) repitió el mexicano Obet. En esta ocasión, leyó su poema “Apu” (¿?), en el que nos acerca a la forma de vida de una tribu para recordarnos las cosas esenciales de la vida, al margen de las cuales no debería constituirse ninguna religión. Terminó con el poema de Roberto Bolaño “Daría todo, todo, todo por Marlene”.
Para Ronald Figueroa una de sus máximas es hacer aquello que le da miedo, como subirse al escenario y, después, quedarse a recibir los aplausos... Para ganarse esa ovación a la que esperaría con todo su aplomo cantó a cappella una balada con la que pudimos comprobar su bonita voz y una faceta más de este poeta. La canción se la dedicó a todos los enamorados de la sala, aunque algo me hizo sospechar que no había muchas de estas personas en El Savor esa noche... No obstante, esto no impidió que se llevara una buena tanda de aplausos. Para terminar improvisó un poema sobre lo que le transmitía la mirada del público de MAS. ¡Mente rápida la de Ronald! ¡Bravo!

La parte literaria de MAS (53) terminó con el monólogo “Soy el francés charro” que, con el desparpajo al que ya no sabemos ni queremos renunciar, declamó Dominique. A continuación, leyó una reflexión en torno a la oratoria, en la que plantea y da respuesta a tres preguntas: ¿es necesaria la literatura?, ¿nos hace mejores? y ¿tener el hábito de la lectura hace que hablemos mejor en público? Aunque es un texto crítico sobre la literatura, también le sirve para poner en tela de juicio el papel de los políticos, el uso de las redes sociales y el consumismo. A pesar del tono, a su intervención no le faltó su chispa de emotividad, si bien no nos hizo llorar "más que el final de Titanic", tal como nos advirtió Tito que ocurriría.



[Pues ya se ha visto: hoy lunes 10 de diciembre, que celebraremos MAS (56), NO CUMPLO EL OBJETVO. Queda por ver si antes de que esté finalizada la crónica, recibimos alguna fotografía, vídeo o documento de cualquier otro tipo que pueda ilustrar alguna de las intervenciones. Cualquiera que lea esto puede enviarnos el material que considere oportuno a microabiertosalamanca@gmail.com. De todos modos, tras revisar lo publicado hasta ahora en esta crónica, considero que hay demasiada información y tampoco hay que saturar a los lectores... Así, pues, que yo no haya cumplido mi propósito os da a vosotros un respiro o tiempo para leer con calma todo lo que aquí ya está recogido. Si os quedáis con ganas de más antes de que se publique el resto, siempre podéis revisar alguna de las entradas antiguas, ya que, aunque sé que está mal que lo diga yo, están francamente bien...).

Por ahora, mientras en mi cerebro siga teniendo colgado el cartel de “Crónica en construcción”, os dejo algunos enlaces (en los pies de las imágenes o vídeos) para irle dándole algo de contenido a este post, todos relacionados con ciertos momentos que vivimos en las ediciones 53 a 55 de MAS.]


MAS (56) (evento) 

Concierto Miriam y Pepe Peña enCSA VIllafría (evento)


Estómago, de Óscar Martín (página en FB)
 




Irene (blog)



Ricardo Llopico (blog de su taller de arte Espai Medusa)



Crónica MAS (55). 3/12/12

El resumen de esta edición se recoge en la triple crónica que encontrarás en este enlace.

Crónica MAS (54). 26/11/12

El resumen de esta edición se recoge en la triple crónica que encontrarás en este enlace.

Reseña MAS (53). 19/11/12

primeras veces...


La edición 53 de Micro Abierto Salamanca (MAS), celebrada en El Savor el pasado lunes 19 de noviembre, contó con dos participantes nuevos. 

A la primera que saludó el ya experimentado en bienvenidas público de MAS fue a la alemana Masha Potempa, cantautora que parece tener el firme propósito de quedarse con nosotros mientras dure su estancia en nuestra ciudad. Dulce y delicada, Masha es una mujer que se atreve con cualquier idioma, a juzgar por el repertorio que ya nos ofreció en su primera intervención en MAS (53). Del ruso se pasó al alemán, y de su idioma nativo, al nuestro. Sin duda, de los tres temas que interpretó, fue, sin duda, el que lleva su firma (cuyo título traducido del alemán sería “Círculos”) el que más nos llegó. La versión de “Bamboleo” nos dejó a medio gas: había ganas de seguir el ritmo con el que esta canción bailaba en nuestra memoria, pero la versión de Masha nos obligó a acompañarla con menos sangre (que se dice) de lo que nos hubiera gustado para darle un poco más de jaleo a la noche. En las siguientes dos ediciones, conocimos dos canciones más de repertorio (una sobre lo que queda después del amor, “Sólo la sal”, y otra entorno a la búsqueda de la libertad) y dos versiones más, de las cuales la más “necesaria” y la que más llegó fue la última, variación de la versión que Cesária Évora hiciera de “Bésame mucho”. Este momento romántico y nostálgico se suma a los que ya guarda nuestra memoria de MAS.

A José Ruiz no le falta desparpajo para ser un showman. Lo dejó claro nada más subirse al escenario y mostrar sus respetos, en forma de sobria reverencia, a todos los participantes que hasta el momento de su intervención habían actuado en MAS (53). El trovador tecnológico y versátil en que se convirtió nos metió en su bolsillo con dos textos propios; con el primero, un cuento que narra las desventuras amorosas entre la boca y la botella, descubrimos a un gran rapsoda.

martes, 20 de noviembre de 2012

Crónica MAS (52). 12/11/12

Ya tenía ganas de (empezar a) escribir la crónica de la edición 52 de Micro Abierto Salamanca (MAS)... porque, francamente, fue especial. Algo debió de pasar que no advertimos para que, la noche del 12 de noviembre, en El Savor, los habitantes de MAS asistiéramos a una edición breve (que no corta) pero intensa, una de las que yo ya he colocado en mi memoria entre las mejores que se han celebrado. El número de participantes fue perfecto: doce artistas –para cinco de los cuales fue su primera vez en nuestra casa– se pasaron el testigo en el escenario a un ritmo más que bueno, lo que hizo que todos nos quedáramos con esa magnífica sensación de querer más de MAS. Que termináramos pronto (antes de la una de la mañana, algo inesperado para nosotros...) permitió que, al terminar, bastantes personas pidiéramos una ronda más (o unas cuantas más, para ser honestos...) en El Savor para brindar por todo lo que esa noche habíamos disfrutado: de algún modo, nos sentíamos –nos sentimos– afortunados por contar con este refugio semanal de los lunes que da un empujón espiritual y cultural al resto de la semana. Como hiciera en la crónica anterior, empezaré por dejar constancia aquí de las primeras veces de los cinco artistas que en esta edición se sumaron a esta nuestra familia, tan peculiar; a continuación, daré cuenta del resto de intervenciones que conformaron el guión de una velada memorable.


primeras veces... 

El primero de los artistas que se estrenaron en MAS (52) fue Gregorio Toth. Este húngaro nos dejó boquiabiertos por dos de sus cualidades, que iban del escenario al público con sutileza y gracia: su simpatía y su sensibilidad. Para desvelarnos el talento que, a buen seguro, seguiremos disfrutando a lo largo de esta segunda temporada de MAS, Gregorio interpretó dos versiones. La primera, a cappella, fue "Most Múlik Pontosan", en húngaro. Esta canción es originalmente de la banda Quimby, pero Gregorio prefirió descubrirnos la versión folk de la misma que hace otro grupo, Csík Zenekar. En definitiva, escuchamos una versión de la versión de una canción que describe un amor que es mejor no sentir nunca (por las drogas). En la segunda versión, de "Dear Mr. President", de Pink, Pepe Peña sumó su buen hacer con la guitarra a la bonita voz del húngaro. Para que ampliemos nuestros conocimientos musicales, dejo aquí un vídeo con la versión folk del primer tema que escuchamos.


Grande fue la sorpresa que nos dio la bella Ainara con su pequeño acordeón. Digo "bella" porque a mí me ha cautivado en todos los sentidos posibles: por su sencillez, por la humildad que denota, por su dulzura manifiesta y, cómo no, por su belleza más visible. Era la primera vez que en MAS sonaba un acordeón y, al escucharla, yo descubrí mi gusto por este instrumento, tan evocador. Después de una primera pieza, intensa (no estoy segura de si su título es "Menor"), Ainara nos subió a un precioso tiovivo musical para activar algunos de nuestros sueños; lo hizo con "Carrusel", un tema que, según nos contaría una semana después, en la edición 53, le enseñó su propio autor, su profesor.

También en esta edición pudimos tocar la sensibilidad de tres poetas: Iankarla Castillo, Alberto  Cristoffanini y Obet Pérez. 

Ya habíamos empezado MAS (52) cuando Iankarla Castillo, de México, decidió aprovechar la ocasión para subir al escenario a leer un largo reproche en forma de poema, en cuyas palabras cargaba una buena dosis de dolor, provocado por una traición amorosa. No había despecho; el dolor que transmitía imposibilitaba sentir algo más que tristeza. 

De Canadá a MAS. Este es el trayecto que hizo Alberto Cristoffanini para recordarnos, con su primer poema, que, precisamente, al evocar experiencias, sucesos, personas... se pierden detalles. No obstante, esto, aunque a priori parezca algo negativo, también tiene su lado positivo, porque "no se puede enlatar toda la mierda de la vida". La pasión con la que recitó este primer texto tuvo su recompensa en la entusiasmada reacción del público. No dejó el tema de la memoria muy lejos cuando eligió el segundo poema; en este, el escritor da a alguien ciertas pistas para que lo recuerde cuando no esté: "ahí donde el cuerpo se quita el vestido del espírítu, ahí estaré".

Fotografía de Mariko Obari (tomada de Facebook)

La última de las primeras veces fue la de otro mexicano: Obet Pérez, quien, como suele decirse, se tiró a la piscina sin tener la certeza de que estuviera llena: en el transcurso de MAS (52) se animó a probarse ante el público con un texto que había escrito un rato antes, con la dificultad confesada de que no entiende bien su propia letra. Resultado: una lectura un tanto accidentada que a mí, personalmente, no me dejó entender muy bien de qué iba la cosa. La torpeza (perdón por la expresión) de esta primera vez (no olvidemos tampoco la traición de los consabidos nervios) primera vez quedaría reparada en MAS (53), pero esta no es crónica para hablar de ello...


con buena letra...

Con la lectura de sus tres poemas, Ronald Figueroa fue templando los nervios con los que llegó al escenario (que fuera el primero de la noche tal vez hiciera que estuviera más inquieto que otras veces: romper el hielo cuesta...). Dejó la admiración por la persona amada, y el placer que se deriva del propio acto de admirar, para tomar "aquel camino gris que resuena en la memoria perdida" para transmitirnos la devastadora violencia de Caracas, donde es fácil sentir el privilegio de seguir vivo. Finalizó con "Algo": con algo de esto y algo de aquello compuso el poema con el que se despidió y que escribió no recuerda por qué razón. La importante conclusión a la que llega Ronald, reflexión con la que nos dejó y que impulsó otros poetas de la noche, es que, independientemente de a cuántos les gusten nuestras letras, lo importante es que uno sepa por qué escribe.


Con "Soledad", Miguel Pérez nos recordó para qué sirve la poesía: por ejemplo, para sentirse mejor después de que alguien te rechace como amante porque, también por ejemplo, le atraen las personas del sexo opuesto al que tú ofreces. Más claro: con el poema, Pérez se liberó de la putada de no poder conquistar a una chica lesbiana de la que se enamoró. Terminó con "Soneto", un soneto que escribió durante una tertulia literaria a partir de las tres palabras propuestas para el ejercicio: soneto, epílogo y puta. El mayor problema con que se encontró el poeta fue dónde y cómo meter puta en el poema...

La prosa estuvo representada en esta edición por el gran Alfredo Rubbenstein. Cruzó la sala hasta llegar al escenario mientras rendía un peculiar y cómico homenaje a otro grande, Luis Buñuel. Al terminar, se puso más serio para contarnos la historia de Ismael. Años noventa, Bosnia: Ismael no entiende la guerra. A través de las preguntas que el niño hace a su madre inmóvil, muda, fría, tendida en la nieve, el autor abre una puerta para la reflexión en torno a la barbarie del conflicto armado. Pongamos banda sonora a este relato con la pieza que Alfredo dejó en nuestro grupo en Facebook antes de venir a MAS (52) a leerlo para nosotros.



El tío de Pablo Milano sí existe y al parecer la única que dudó sobre su existencia fui yo: todos reconocieron en los versos que Milano recitó la primera vez a su autor: Manolo Chinato. Tal como ya dije en la crónica de MAS (50), ojalá sea posible escuchar algún día en MAS al tío de Pablo sin intermediarios. No obstante, en MAS (52) fue a Lorca a quien disfrutamos en la voz y en el cuerpo de Pablo (porque recita con todo el cuerpo, de un modo casi orgiástico). En concreto, recitó de memoria (cada lunes me quito el sombrero varias veces con este chico) un fragmento de Bodas de sangre. Milano domina la tragedia, como demostró al encarnarse ahora en Leonardo, ahora en la Novia.    

Creemos que Dani tiene más que clara la estructura que seguirá en sus intervenciones en MAS: una cosa seria y breve, y otra cómica y algo más larga. Al menos este es el esquema que ha seguido hasta ahora. En la edición que aquí cuento, la breve tenía un mensaje más que clarito: "Vivid cuidando lo que tenéis cerca". La larga, tal como prometió, fue cómica. Nos ofreció una magna muestra de su humor y, como su amigo Pablo, lo hizo a dos voces algo histriónicas, una bien engolada (masculina) y otra bastante aguda (femenina). ¡Este chico vale para todo, oigan!

Alguien llevaba tiempo con ganas de salir al escenario, pero no había encontrado como hacerle frente a la timidez que se lo impedía. Entre sus amigos y yo, finalmente conseguimos que Irene combatiera la vergüenza de mostrarnos la intimidad de sus letras. Ahora que se ha animado, esperemos que siga diciéndose a sí misma "Esto escribo, esto soy. A quien no le guste, que no mire"; nosotros la seguiremos aplaudiendo con el mismo calor con que la recibimos en MAS (52).   

La última poeta que compartió uno de sus textos con nosotros (con vosotros, para ser más exactos) fue Andrea Mazas; vamos, yo. Leí un poema apenas recién terminado esa tarde: "A medias". No es que no estuviera terminado; lo estaba, pero, si por mí fuera, seguiría, seguiría, seguiría, porque en el bailo con mi "muso", y "cuanto más escribo yo, más bailamos los dos". Como sabrán los que escucharan el poema, el mismo sale de un dibujo. Como esta crónica cuenta con pocas imágenes, completo el texto con la imagen que lo acompaña... y, de paso, le pongo rostro al muso.



y con nota...

La magnífica edición que resumo en esta crónica tuvo un final de alto nivel. ¿Para qué voy a andar escondiendo mi admiración por Pepe Peña? Este extremeño nos ha ganado y tenemos el privilegio de disfrutarlo todas las semanas en El Savor. Los dos temas de repertorio que interpretó este músico volvieron a, primero, ponernos la piel de gallina y, después, a dibujarnos una sonrisa con la historia de amor de su "Manuel". 


Antes de ponerle el punto final a esta crónica, os dejo más abajo tres carteles, que resumen algunos de los conciertos que aún nos quedan por disfrutar en Salamanca, en El Savor y El Corrillo. No sólo de música vive el alma, sin embargo, por lo que os seguiré proponiendo otras actividades a través de nuestro grupo en Facebook.

Por lo pronto, os espero el próximo lunes 26 de noviembre en El Savor para celebrar otra edición irrepetible como la que, ahora sí, termino de resumir en esta crónica.