martes, 20 de noviembre de 2012

Crónica MAS (52). 12/11/12

Ya tenía ganas de (empezar a) escribir la crónica de la edición 52 de Micro Abierto Salamanca (MAS)... porque, francamente, fue especial. Algo debió de pasar que no advertimos para que, la noche del 12 de noviembre, en El Savor, los habitantes de MAS asistiéramos a una edición breve (que no corta) pero intensa, una de las que yo ya he colocado en mi memoria entre las mejores que se han celebrado. El número de participantes fue perfecto: doce artistas –para cinco de los cuales fue su primera vez en nuestra casa– se pasaron el testigo en el escenario a un ritmo más que bueno, lo que hizo que todos nos quedáramos con esa magnífica sensación de querer más de MAS. Que termináramos pronto (antes de la una de la mañana, algo inesperado para nosotros...) permitió que, al terminar, bastantes personas pidiéramos una ronda más (o unas cuantas más, para ser honestos...) en El Savor para brindar por todo lo que esa noche habíamos disfrutado: de algún modo, nos sentíamos –nos sentimos– afortunados por contar con este refugio semanal de los lunes que da un empujón espiritual y cultural al resto de la semana. Como hiciera en la crónica anterior, empezaré por dejar constancia aquí de las primeras veces de los cinco artistas que en esta edición se sumaron a esta nuestra familia, tan peculiar; a continuación, daré cuenta del resto de intervenciones que conformaron el guión de una velada memorable.


primeras veces... 

El primero de los artistas que se estrenaron en MAS (52) fue Gregorio Toth. Este húngaro nos dejó boquiabiertos por dos de sus cualidades, que iban del escenario al público con sutileza y gracia: su simpatía y su sensibilidad. Para desvelarnos el talento que, a buen seguro, seguiremos disfrutando a lo largo de esta segunda temporada de MAS, Gregorio interpretó dos versiones. La primera, a cappella, fue "Most Múlik Pontosan", en húngaro. Esta canción es originalmente de la banda Quimby, pero Gregorio prefirió descubrirnos la versión folk de la misma que hace otro grupo, Csík Zenekar. En definitiva, escuchamos una versión de la versión de una canción que describe un amor que es mejor no sentir nunca (por las drogas). En la segunda versión, de "Dear Mr. President", de Pink, Pepe Peña sumó su buen hacer con la guitarra a la bonita voz del húngaro. Para que ampliemos nuestros conocimientos musicales, dejo aquí un vídeo con la versión folk del primer tema que escuchamos.


Grande fue la sorpresa que nos dio la bella Ainara con su pequeño acordeón. Digo "bella" porque a mí me ha cautivado en todos los sentidos posibles: por su sencillez, por la humildad que denota, por su dulzura manifiesta y, cómo no, por su belleza más visible. Era la primera vez que en MAS sonaba un acordeón y, al escucharla, yo descubrí mi gusto por este instrumento, tan evocador. Después de una primera pieza, intensa (no estoy segura de si su título es "Menor"), Ainara nos subió a un precioso tiovivo musical para activar algunos de nuestros sueños; lo hizo con "Carrusel", un tema que, según nos contaría una semana después, en la edición 53, le enseñó su propio autor, su profesor.

También en esta edición pudimos tocar la sensibilidad de tres poetas: Iankarla Castillo, Alberto  Cristoffanini y Obet Pérez. 

Ya habíamos empezado MAS (52) cuando Iankarla Castillo, de México, decidió aprovechar la ocasión para subir al escenario a leer un largo reproche en forma de poema, en cuyas palabras cargaba una buena dosis de dolor, provocado por una traición amorosa. No había despecho; el dolor que transmitía imposibilitaba sentir algo más que tristeza. 

De Canadá a MAS. Este es el trayecto que hizo Alberto Cristoffanini para recordarnos, con su primer poema, que, precisamente, al evocar experiencias, sucesos, personas... se pierden detalles. No obstante, esto, aunque a priori parezca algo negativo, también tiene su lado positivo, porque "no se puede enlatar toda la mierda de la vida". La pasión con la que recitó este primer texto tuvo su recompensa en la entusiasmada reacción del público. No dejó el tema de la memoria muy lejos cuando eligió el segundo poema; en este, el escritor da a alguien ciertas pistas para que lo recuerde cuando no esté: "ahí donde el cuerpo se quita el vestido del espírítu, ahí estaré".

Fotografía de Mariko Obari (tomada de Facebook)

La última de las primeras veces fue la de otro mexicano: Obet Pérez, quien, como suele decirse, se tiró a la piscina sin tener la certeza de que estuviera llena: en el transcurso de MAS (52) se animó a probarse ante el público con un texto que había escrito un rato antes, con la dificultad confesada de que no entiende bien su propia letra. Resultado: una lectura un tanto accidentada que a mí, personalmente, no me dejó entender muy bien de qué iba la cosa. La torpeza (perdón por la expresión) de esta primera vez (no olvidemos tampoco la traición de los consabidos nervios) primera vez quedaría reparada en MAS (53), pero esta no es crónica para hablar de ello...


con buena letra...

Con la lectura de sus tres poemas, Ronald Figueroa fue templando los nervios con los que llegó al escenario (que fuera el primero de la noche tal vez hiciera que estuviera más inquieto que otras veces: romper el hielo cuesta...). Dejó la admiración por la persona amada, y el placer que se deriva del propio acto de admirar, para tomar "aquel camino gris que resuena en la memoria perdida" para transmitirnos la devastadora violencia de Caracas, donde es fácil sentir el privilegio de seguir vivo. Finalizó con "Algo": con algo de esto y algo de aquello compuso el poema con el que se despidió y que escribió no recuerda por qué razón. La importante conclusión a la que llega Ronald, reflexión con la que nos dejó y que impulsó otros poetas de la noche, es que, independientemente de a cuántos les gusten nuestras letras, lo importante es que uno sepa por qué escribe.


Con "Soledad", Miguel Pérez nos recordó para qué sirve la poesía: por ejemplo, para sentirse mejor después de que alguien te rechace como amante porque, también por ejemplo, le atraen las personas del sexo opuesto al que tú ofreces. Más claro: con el poema, Pérez se liberó de la putada de no poder conquistar a una chica lesbiana de la que se enamoró. Terminó con "Soneto", un soneto que escribió durante una tertulia literaria a partir de las tres palabras propuestas para el ejercicio: soneto, epílogo y puta. El mayor problema con que se encontró el poeta fue dónde y cómo meter puta en el poema...

La prosa estuvo representada en esta edición por el gran Alfredo Rubbenstein. Cruzó la sala hasta llegar al escenario mientras rendía un peculiar y cómico homenaje a otro grande, Luis Buñuel. Al terminar, se puso más serio para contarnos la historia de Ismael. Años noventa, Bosnia: Ismael no entiende la guerra. A través de las preguntas que el niño hace a su madre inmóvil, muda, fría, tendida en la nieve, el autor abre una puerta para la reflexión en torno a la barbarie del conflicto armado. Pongamos banda sonora a este relato con la pieza que Alfredo dejó en nuestro grupo en Facebook antes de venir a MAS (52) a leerlo para nosotros.



El tío de Pablo Milano sí existe y al parecer la única que dudó sobre su existencia fui yo: todos reconocieron en los versos que Milano recitó la primera vez a su autor: Manolo Chinato. Tal como ya dije en la crónica de MAS (50), ojalá sea posible escuchar algún día en MAS al tío de Pablo sin intermediarios. No obstante, en MAS (52) fue a Lorca a quien disfrutamos en la voz y en el cuerpo de Pablo (porque recita con todo el cuerpo, de un modo casi orgiástico). En concreto, recitó de memoria (cada lunes me quito el sombrero varias veces con este chico) un fragmento de Bodas de sangre. Milano domina la tragedia, como demostró al encarnarse ahora en Leonardo, ahora en la Novia.    

Creemos que Dani tiene más que clara la estructura que seguirá en sus intervenciones en MAS: una cosa seria y breve, y otra cómica y algo más larga. Al menos este es el esquema que ha seguido hasta ahora. En la edición que aquí cuento, la breve tenía un mensaje más que clarito: "Vivid cuidando lo que tenéis cerca". La larga, tal como prometió, fue cómica. Nos ofreció una magna muestra de su humor y, como su amigo Pablo, lo hizo a dos voces algo histriónicas, una bien engolada (masculina) y otra bastante aguda (femenina). ¡Este chico vale para todo, oigan!

Alguien llevaba tiempo con ganas de salir al escenario, pero no había encontrado como hacerle frente a la timidez que se lo impedía. Entre sus amigos y yo, finalmente conseguimos que Irene combatiera la vergüenza de mostrarnos la intimidad de sus letras. Ahora que se ha animado, esperemos que siga diciéndose a sí misma "Esto escribo, esto soy. A quien no le guste, que no mire"; nosotros la seguiremos aplaudiendo con el mismo calor con que la recibimos en MAS (52).   

La última poeta que compartió uno de sus textos con nosotros (con vosotros, para ser más exactos) fue Andrea Mazas; vamos, yo. Leí un poema apenas recién terminado esa tarde: "A medias". No es que no estuviera terminado; lo estaba, pero, si por mí fuera, seguiría, seguiría, seguiría, porque en el bailo con mi "muso", y "cuanto más escribo yo, más bailamos los dos". Como sabrán los que escucharan el poema, el mismo sale de un dibujo. Como esta crónica cuenta con pocas imágenes, completo el texto con la imagen que lo acompaña... y, de paso, le pongo rostro al muso.



y con nota...

La magnífica edición que resumo en esta crónica tuvo un final de alto nivel. ¿Para qué voy a andar escondiendo mi admiración por Pepe Peña? Este extremeño nos ha ganado y tenemos el privilegio de disfrutarlo todas las semanas en El Savor. Los dos temas de repertorio que interpretó este músico volvieron a, primero, ponernos la piel de gallina y, después, a dibujarnos una sonrisa con la historia de amor de su "Manuel". 


Antes de ponerle el punto final a esta crónica, os dejo más abajo tres carteles, que resumen algunos de los conciertos que aún nos quedan por disfrutar en Salamanca, en El Savor y El Corrillo. No sólo de música vive el alma, sin embargo, por lo que os seguiré proponiendo otras actividades a través de nuestro grupo en Facebook.

Por lo pronto, os espero el próximo lunes 26 de noviembre en El Savor para celebrar otra edición irrepetible como la que, ahora sí, termino de resumir en esta crónica.




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