viernes, 28 de octubre de 2011

Crónica de MAS. (6). 24/10/11

Este pasado lunes pudimos disfrutar de un MAS (Micro Abierto Salamanca) como siempre hemos imaginado, un MAS con todos los ingredientes que queremos consumir los que demandamos arte alternativo, no institucional, real: diversa, divertida, emocionante y festiva fue la velada de anoche, que se extendió hasta las dos de la mañana, a pesar de lo cual el público fue en todo momento respetuoso y generoso con sus aplausos, palmas y atención en general al espectáculo.

La noche comenzó con poesía y luz, Sofía Montero se puso sus guantes de "sofiluz", unos guantes de lana con lucecitas de colores intermitentes en los dedos, y nos recitó de memoria su Nocturno. Sofía tenía previsto recitarnos también Aletéos, pero la magia de la luz hizo desaparecer el texto de su memoria. Esperamos que lo recite en otra ocasión con los guantes de luz y sus movimientos en la oscuridad. Las siguiente participates, Almudena Torres y Elena Villaroel, aprovecharon sus apellidos y su amor por la literatura para hacernos una bonita declaración de intenciones titulada Dueto Torres y Villarroel, en la que compartieron con nosotros el por qué de su afición por la poesía. Después de esta intervención de 17 minutos, aproximadamente, se fueron de El Savor durante la actuación de nuestro siguiente participante, Óscar Bailongo, que esta vez nos sorprendió cantando en eusquera, con playback de fondo (y voz en directo, se entiende), una canción titulada Cuatro tejados y otra canción a capella titulada Pincho de tortilla. Grande Óscar Bailongo. A nuestra siguiente participante tuvo que gustarle bastante la intervención de Óscar, ya que nos tiene acostumbrados al uso del eusquera en los títulos de sus poemas. Pero Anne González esta vez comenzó con un poema titulado en inglés, continuó con otro titulado en castellano, La Terminal y terminó con uno sin título, en una intervención corta y contundente, como nos gusta a los participantes del MAS. A continuación un poco de música instrumental con Rodrigo, que se preparó una obra que, en sus diferentes partes, representa las etapas de la vida de un ser humano. Tras esta obra improvisada pero fundamentada, leyó un texto sin título. Como Rodrigo siga componiendo música y escribiendo poesía corre el peligro de convertirse en cantautor... El que ya no tiene salvación es Fernando Maés, un auténtico y sólido cantautor, que ahora también es minero de música, ya que ha extraído la melodía que contiene el poema de Raúl Vacas Borrachos go home, convirtiéndolo en la preciosa canción Si me quedo contigo. Seguimos con música instrumental, Fran nos obsequió con parte de la banda sonora de la película Once tocada con su ukelele electrónico. El siguiente participante, Luis Somoza nos leyó dos poemas con esa claridad que le caracteriza, el primero titulado El pasodoble de una rana acompasado por el movimiento del sol, y otro sin título pero con contenido generoso. Antes del descanso tuvimos una intervención muy especial, Los tres en raya, un grupo formado por los cantautores Álvaro Laguna, Dani Fernán y Petete, que están de gira por la piel de toro y aprovecharon para conocer el MAS, ya que al día siguiente, martes, tocaron en El Savor (por cierto, haciendo un concierto sublime). Los tres en raya tocaron tres canciones, una de cada uno de sus componentes, derrochando alegría, sur, poesía, destreza musical y buen rollo en general. Tras esta maravilla nos fuimos al descanso.

Cuando terminó el recreo, el primer participante de la segunda parte fue Emilio Papel, cuya intervención fue un poco diferente a sus intervenciones anteriores. Esta vez recitó poco, porque nos contó cómo y por qué compuso los poemas que leyó, Traspaso y Empeño. Emilio forma parte de la Sociedad Psicogeográfica de Salamanca, un grupo de arte contemporáneo de prestigio internacional, que en Salamanca ha hecho intervenciones tan importantes como poner los poemas de Emilio en los espacios publicitarios de las paradas de autobús. Para más información visitad http://sociedadpsicogeografica.com/. Este lunes hubo bastante música en el MAS, el siguiente participante fue Guillermo Toda, guitarrista tenaz, que nos tocó dos piezas mostrando de nuevo una notable mejoría; si sigue así pronto no habrá ningún incidente durante sus ejecuciones.

A continuación salió al escenario de El Savor Víctor Casado disfrazado del héroe bohemio y literario de Emilio Papel, y nos leyó tres poemas, No me adapto, Gente obsesa y Sin título. A mí personalmente, me encanta que los participantes nos mezclemos y hagamos alusiones unos a otros, así es como realmente se hace interesante y divertido un micro abierto, lo digo por la alusión de Víctor al héroe de Emilio. Nuestra siguiente participante, Dulce, también hizo destacar otra de las facetas de un micro abierto. Ella llegó al Savor para presenciar como público el evento y le entraron ganas de salir a escena, era su primera vez y estaba muy nerviosa, pero yo sé que esos nervios se convierten en adrenalina, una droga natural y maravillosa a la que estoy enganchado. La siguiente fue María de Miguel, que esta vez nos leyó un poema: Let me entertainment you. Tras María le tocó el turno a Andrea Mazas, nuestra presentadora habitual, que, además, es poeta, y de las buenas. Nos leyó poesía de uno de sus poemarios inéditos, el cual había regalado firmado por ella y le había sido devuelto, con todo lo que eso significa. Andrea es poesía en sí misma, como le diría Gustavo Adolfo.

A continuación tuvimos más música, esta vez una rareza, El Cote nos mostró un delicado instrumento, la calimba. Para él fue toda una experiencia, porque es percusionista y está acostumbrado a estar atrás, y no a que todos le miren, como le pasó este lunes. Muy bonito el sonido de la calimba y la interpretación de El Cote. Otra curiosa intervención fue la siguiente, Miguel Ángel, un estudiante de segundo de filosofía que nos leyó dos de sus reflexiones a las que no se atreve a llamar poesía, pero que tienen gran contenido poético. Para terminar, Miguel Ángel improvisó una de esas reflexiones y llegó a semidesnudarse. Para mí Miguel Ángel es otro de los nuevos y muy interesantes descubrimientos de este curso.

Ya cerca del final, le llegó el turno a Richard, que cantó dos canciones, La quiero a morir de Manzanita y una compuesta por él mismo dedicada a un gaditano que "se ganaba la vida de una forma peculiar", según él. El penúltimo participante fue Máximo Somolinos, de cuyo ipod nos leyó Tránsito y Para pisar demasiado. El último en participar fui yo mismo, Andrés Sudón, que quería resarcirme de mi actuación de la semana pasada, y repetí mi nueva canción Amores indoloros. También canté Pan para las larvas acompañado por Los tres en raya, todo un lujo cantar con estos tres grandes que al día siguiente hicieron un conciertazo ahí mismo, en El Savor, donde os esperamos la semana que viene para seguir disfrutando del arte, los refrescos, la comunicación y la compañía de personas que prefieren divertirse, aunque sea de vez en cuando, de forma bohemia y litetaria, como diría Emilio Papel.

jueves, 20 de octubre de 2011

Crónica de MAS. (5). 17/10/11

Hacía dos semanas que no presenciaba MAS (Micro Abierto Salamanca), pero he seguido las crónicas escritas por Andrea Mazas, y he podido leer que ya está consolidada esta iniciativa tan necesaria en una ciudad llena de juventud, arte y cultura. Por lo general, la juventud se asocia a fiesta y desfase, pero hay algunos que preferimos hacer nuestra fiesta rodeados de música y literatura, en vez de asistir a una barra libre con música y alcohol de dudosa calidad. Somos bohemios y sibaritas, somos los raros, y somos muchos. Esa fue mi primera impresión este pasado lunes cuando subí con Andrea al escenario y vi el precioso paisaje de las caras de las personas como si de un jardín de flores se tratara. Bien es cierto que estaba enfermo y no pude disfrutar al cien por cien, pero fue un gran placer ver a los de siempre y conocer a los nuevos. 

El espectáculo comenzó con María Cota, que nos leyó un breve relato nutrido de imágenes sugerentes que rápidamente pasaban por nuestros cerebros ávidos. En segundo lugar, la poeta Anne González nos leyó tres poemas en los que demostró, como había prometido, que no es cursi en absoluto. Tras Anne, vino la primera intervención musical, Richard, quien con gran entusiasmo nos cantó Lucía, de Serrat, y un tema de Paolo Mutini. No voy a comentar el incidente con el testículo; hay cosas que es mejor presenciar. El siguiente fue el poeta Luis Somoza, que anunció un cambio de ritmo y estilo. Nos recitó dos de sus poemas, el primero acerca de la cobardía y el segundo fraseado como un rap. El siguiente participante fue Rodrigo, un talentoso guitarrista que nos sorprendió con dos poemas, Rebeldía y balas. Ha prometido que cuando se recupere de las uñas, volverá a tocar la guitarra. También nos leyó Él y ella, historia de, inspirado en un cuadro que vio en clase de retrato. 

Los que llevamos años disfrutando de la escena underground de Salamanca agradecemos la llegada de nuevos activos prometedores, como es el caso del siguiente participante, Óscar Bailongo, que comenzó su intervención saludando en varios idiomas y, a continuación, nos cantó una canción en chino que aprendió este verano en Taiwán. El siguiente es ya un veterano de MAS, Fran Álvarez, una persona admirable que tiene el gesto de compartir sus vivencias de superación personal con sus poemas. Nos leyó tres de ellos, el primero Corriendo al vacío, en el que describe una situación angustiosa, "un desierto de ideas flojas". El segundo se titula El sueño, en el que le cuenta a una amiga sus sensaciones después de un desliz nocturno con ella. El tercero se titula Prohibido prohibir. El núltimo de la primera parte fue Fernando Maés, que aseguró que él sí que iba a ser cursi, y al menos lo fue en su primera canción, Desde el 82, y fue bellamente cursi. Su segunda canción es una de esas que haces y guardas en un cajón, de vez en cuando esas canciones salen del cajón y hay que cantarlas. Esta es una dedicada "al día que me vaya", una canción sencilla y directa que creo que debería incluir en el repertorio de su próximo concierto, el día 17 de Noviembre en El Savor. Después de Fernando pasamos al descanso.

Tras los cigarros y las conversaciones continuó el espectáculo, esta vez con teatro, de la mano de Dante Gabriel Rossetti y John Miller, que aprovecharon una escena improvisada para recitarnos varios poemas en inglés. Iban las dos muy guapas vestidas de literatos de época. El siguiente fue uno de esos nuevos activos prometedores, Víctor Casado, que, de nuevo en calzoncillos y con la cara y el pecho pintados a rotulador, nos cantó a cappella una canción de uno de esos grupos que él conoce y admira. Tras Víctor, tuvimos a un veterano activo prometedor (y dador de promesas), Emilio Papel, que repitió uno de sus héroes mundanos, el Bohemio y literario, muy ad hoc. Luego nos mostró por primera vez a otro de los héroes mundanos de su galería, el Miserable y falso

En el escenario dije que los que vamos a MAS somos los raros, y que somos los mejores, porque los demás están haciendo un intento por ser como el resto, cuando nosotros, los raros, sabemos que el camino es ser quienes somos, por muy extraños que nos parezcamos a nosotros mismos. Es el caso de Alfredo Rubbenstein, el siguiente participante, que cada vez se le ve más cómodo siendo como es; incluso es capaz e salir al escenario sin haber preparado nada. Ya no le hace falta; él es un espectáculo en sí mismo; eso sí, cuando se lo prepara, la prepara. 

Es de agradecer ver a gente de mucho talento en MAS, sobre todo poetas como Somoza, Papel o Llorente. Luis Llorente fue el siguiente que actuó. Luis ya no necesita leer lo que recita, en su cerebro habitan docenas de poemas, quizá centenares. Sólo tiene que cerrar los ojos y lentamente extraer el poema para depositarlo en nosotros. Grande, Luis Llorente. La penúltima participante fue María de Miguel, que con pétreo desparpajo se marcó un monólogo de humor en el que nos contó las desventuras sexuales que vivió con su ex novio Paco. Por suerte, después supimos que se trataba de ficción. El último en actuar fui yo, Andrés Sudón, que, a pesar de estar enfermo, me atreví a subir al escenario a cantar mi última canción. He de admitir que mi intervención fue pésima, ya que tenía los oídos taponados, y no oía que estaba tocando y cantando demasiado fuerte; las caras abajo estaban medio arrugadas ante el griterío que estaba preparando. Como la gente es muy maja conmigo, todos me dijeron que muy bonito, pero yo sé que fue un asco y quería dejar constancia de ello.

Y así terminó la quinta edición de MAS, un proyecto que nos une, nos junta, nos mezcla y nos hace reproducirnos. Es una suerte haber encontrado a toda esta gente que asiste cada lunes. Si aún no has venido nunca, aún hay un poco de hueco para ti, ya seas artista o espectador.

martes, 11 de octubre de 2011

Crónica de M. A. S. (4). 10/10/11

"Siempre me vienen sombras de algún canto / por el que sé que no me crees solo. [...] sombras de un canto ya casi corpóreo." Con el poema que abren y cierra estos versos, perteneciente a Don de la ebriedad, de Claudio Rodríguez, dio comienzo la velada de M.A.S (4). En la libreta donde apuntamos a los participantes de cada lunes, los nombres fueron tomando cuerpo a lo largo de la semana, porque, de algún modo, M.A.S. ocurre de lunes a lunes (y no de lunes en lunes), y se hace corpóreo en cada edición en el Savor. 

Pues bien, anoche en el cuaderno había una multitud de cuerpos... dieciocho, para ser más exactos, a los que se sumaron otros dos más, que nacieron, de forma espontánea, del calor de los otros... de los de los artistas y del público, "profesional" y numeroso.

El primer habitante del escenario fue Sofía Montero, quien nos presentó a uno de sus muñecos. A él dedicó su primer poema, "Chuli, chuli, chuli... chuli-chá". Después anotó que se iba a "poner seria", por eso del "rollo poético" y leyó un segundo poema; no era nuevo ni era la primera vez que lo leía, pero aclaró que ella tiene por costumbre repetir aquello que le gusta. Su compañera, casi inseparable, de este tipo de saraos, Luz Mercedes Orrego, le tomó el testigo para dibujarnos un pájaro de palabras, con la ayuda de los consejos poéticos que Jacques Prevert reúne en "Para hacer el retrato de un pájaro". Con la voz de Luz sobrevolando aún el "gallinero", salió a escena Luis Somoza, que casi se come el pájaro, además del escenario, con su poema "No había nada de amor". Avisó: "Voy a leer este poema porque ya no me quedan más cojones". Con la cita inicial el texto ("[...] hay gente que gasta cantidades ingentes de energía en ser normal") y con la puesta en escena, se convirtió, a juicio de muchos, en una de las mejores actuaciones de la noche (podéis haceros una idea aquí). A continuación, estrenó tablas Cándido Pérez, quien, a pesar de estar "desaprendiendo a hablar", hizo de nervios corazón para cantar, primero, una balada y, después, un tema que él mismo definió como "un poco más freak". Me empeñé en presentar a la siguiente en hacerse con el micrófono como Mariela, pero en realidad era Almudena Torres. Su texto, "Llévame más allá del cielo", dio un revés a mi cuaderno: apunté "romántico", después lo taché y encima escribí "¿erótico?". Tal vez no hubiera nada romántico ni nada erótico en frases como "Hacía tiempo que nada me hacía sentir viva, pero aquella noche todo encajó", en cuyo caso podría pensarse o que ella quería ser ambigua o que yo... en fin.

Guillermo Toda quería salir pronto al escenario porque la noche le empezaba a quemar las ganas... Así que, después de sus escalas habituales, tocó un tema clásico con una guitarra que sentía ajena y con la que, según apuntó, no consiguió llevarse bien del todo... algo que los demás sólo notamos porque él lo dijo. De Toda a Cries, que enmendó mi equivocación (y cabezonería) anterior al decir que, en realidad, ella era Mariela. Como carta de presentación en M.A.S. eligió un poema que escribió cuando tenía 15 años, cuando creía que el amor era "algo hermoso" que no nunca implicaba "frustración sexual". Adolescencia, dulce adolescencia... con la que continuó la noche, porque Ane González tomó el escenario, armada con su bolso y sus tacones, para recitarnos sus dos últimas composiciones, además de unos versos de Miriam Reyes que esa tarde la habían transportado a una canción. De ellos, salvé este: "entrégate a la esterilidad del fluido contenido" (el poema completo puede leerse aquí). Así llegamos al ecuador de la noche, con Guadalupe de la Cruz y Paula Campos, que cerraron la primera parte de M.A.S. con una versión a dos voces de la canción "Knockin' on heaven's door", de Bob Dylan.

A la vuelta del descanso, reanudamos la fiesta con (elíjase el término que más se prefiera, u otro alternativo...) el casi performance o la parafernalia (un lienzo, una guitarra, dos micrófonos, un atril, papeles, tropiezos...) de Richard: dos poemas inspirados en dos dibujos de Alfonso Pina y tres canciones ("Podré olvidar", "Otra vez el mar" y una más de la que en la anterior edición de M.A.S. olvidó parte de la letra; con este bis se quitó esa espinita). Salvador Méndez había consultado las claves de Google para hacer un buen monólogo: tema de interés general y actualidad. Así, él, con la templanza de los veteranos, vino a hablarnos de las mudanzas, en concreto de la primera de todas: el abandono del nido (estrategias maleteras de los padres, tupperware de las madres, novias con mucha ropa y poco más...). Redoble de tambor largo porque sube al escenario Emilio Papel para recitar con su ímpetu y su afeite característicos los rasgos del cuarto tipo de su Monografía heroica, "Héroe hispano bizarro"; su voz saldrá de los versos cuando los leáis en este enlace. El que ya se ha convertido en uno de los artistas habituales de M.A.S., esto es, Víctor Casado, aprovechó su intervención para leer un poema de creación propia con el que hizo una llamada de atención al bullying y reivindicó el derecho a un mejor sistema educativo. Después de esto, probó la guitarra, se quitó la camiseta, la tiro al público y "tocó" unos acordes de Nirvana a "grito pelao". A esta peculiar improvisación, siguió un chiste y prometió más, aunque eso ya será el siguiente lunes...  

... pero sí tuvimos más todavía. Ahora era la maestría de Rodrigo quien tomó la palabra con su poema "El telar" y la guitarra con (quiero recordar bien) "Leyenda", de Albéniz. De lo clásico a lo contemporáneo que revela el estilo de María de Miguel,  quien nos asomó a uno de sus libros leyéndonos dos poemas: seguridad y belleza en el escenario para recitar algunas "mentiras" cotidianas del hombre/ser humano. Tal vez más mentiras, las propias que nos creemos a ciertas edades, nos trajo Diego Palacios en su poema "de instituto" (sic): ¿por qué ella siempre elige al más imbécil de la clase?... todo un clásico. Se intuía ya el final de la noche, pero todavía nos faltaba el procaz Alfredo Rubbenstein. Antes de leer su drama La guerra de nuestros hijos, consiguió que las risas invadieran la sala con su preámbulo, unos "consejos comerciales" de los supuestos patrocinadores de su actuación... La nota final la pusieron José Luis Merchán y Judith Amaya, unos jóvenes pero prometedores músicos que están en plena formación de su grupo Siete Días y que aprovecharon la ocasión para probarse y probarnos. Lo hicieron al son de sus guitarras eléctricas con dos canciones: él cantó "Ciudad fantasmal"; ella, la balada "Melancólica", temas de tonalidad negra, sobre la soledad, la incomprensión, del extraño que nos habita...

La presentadora estaba diciendo que la velada ya había finalizado. Nada de nada. Un chico salió de entre el público para interrumpir la despedida y hacernos saber que él también quería cantar una canción. Lo hizo con una mujer; la canción, algo chirigotesca, un homenaje a esos "trabajadores de las esquinas" que son los camellos... Con ellos (que me indicaron que en esta crónica atenderían al seudónimo Maquiavélico) y con el público acompañándoles en el estribillo con varios "ay, ay, ay" llegamos, entonces sí, al final de esta larga (pero espléndida) cuarta edición de M.A.S. en el Savor... y con estas palabras, al punto y final de esta larga (sin más) crónica.

  

martes, 4 de octubre de 2011

Crónica de M. A. S. (3). 03/10/11


Empiezo a teclear esta crónica del mismo modo que ayer esperaba a que público y participantes fueran llegando al Savor: comiendo una manzana. Las primeras personas tomaron asiento a eso de las diez y poco a poco se fue formando un nutrido grupo en la puerta del local. Uno no sabía si hablar con los que ayer descubrieron M. A. S., con los que regresaron después de unas “vacaciones” o con los que ya se han ganado el título de veteranos a golpe de verso, canción o etcétera.

La noche de ayer fue la de la poesía. Al poema de Vicente Aleixandre, con el que Paula Campos se presentó, siguieron uno de Cesare Pavese (“Cinco de junio”), elegido por Ane González (podéis seguirla en http://poesiaterapeutikoa.blogspot.com/) como antesala de “Risa cruel” y “Domingo”, de creación propia. La que escribe esta crónica, Andrea Mazas, para zafarse de la apuesta que en la edición anterior se hizo sobre si sería o no capaz de cantar, leyó su texto "Convivencia", no sin amenazar con arrancarse por jarchas si la apuesta persiste... 

Más noche, más poesía. Llegó el turno de Víctor Casado, que nos presentó al poeta que le está creciendo, primero, con un poema de amor y, después y para regocijo de todos, con una sátira, “Margaritas, ostia, puta”, con el que el humor hizo su aparición en la sala. Algunas greguerías de R. G. de la Serna y ciertos micropoemas de Ajo sirvieron de intermedio entre un participante y otro. 

Tras increpar un poco al público, el atrevido y espontáneo Richard, después de contar un chiste, se puso romántico con “La quiero a morir” y una canción más, cuyo título no alcanzo a recordar, pero sí que la letra es de un amigo suyo, alfarero y poeta (buena mezcla). El chiste de Richard fue el segundo de la noche, porque antes Víctor Casado no tardó en salir al escenario, esta vez como espontáneo, después de haberse bajado de él para contar un microchiste. A Richard siguió el intrépido Emilio Papel, quien nos trajo el tercer tipo masculino de su monografía heroica; esta vez fue el turno de “Héroe popular mediático”, que podéis leer en su blog

Más noche, más música. Rodrigo se hizo con la guitarra de Guillermo Toda para tocar su tema instrumental “Retales”, última pieza musical de la noche, después de leernos uno de los poemas que conforman su colección Textos de odio. M. A. S. llegaba así al final, que, en esta ocasión, rompió la “tradición” de terminar con música para hacerlo con el incombustible Luis Somoza; el poema con el que escribió el “hasta el lunes siguiente” a la noche fue “El aliento de Buda”, con el que ya hace tiempo se estrenó en esto de los micros abiertos en Salamanca.

Así, con menos participantes de los habituales pero con un público entregado a pesar del inicio del curso, transcurrió la que fue la tercera edición de M.A.S.