jueves, 20 de octubre de 2011

Crónica de MAS. (5). 17/10/11

Hacía dos semanas que no presenciaba MAS (Micro Abierto Salamanca), pero he seguido las crónicas escritas por Andrea Mazas, y he podido leer que ya está consolidada esta iniciativa tan necesaria en una ciudad llena de juventud, arte y cultura. Por lo general, la juventud se asocia a fiesta y desfase, pero hay algunos que preferimos hacer nuestra fiesta rodeados de música y literatura, en vez de asistir a una barra libre con música y alcohol de dudosa calidad. Somos bohemios y sibaritas, somos los raros, y somos muchos. Esa fue mi primera impresión este pasado lunes cuando subí con Andrea al escenario y vi el precioso paisaje de las caras de las personas como si de un jardín de flores se tratara. Bien es cierto que estaba enfermo y no pude disfrutar al cien por cien, pero fue un gran placer ver a los de siempre y conocer a los nuevos. 

El espectáculo comenzó con María Cota, que nos leyó un breve relato nutrido de imágenes sugerentes que rápidamente pasaban por nuestros cerebros ávidos. En segundo lugar, la poeta Anne González nos leyó tres poemas en los que demostró, como había prometido, que no es cursi en absoluto. Tras Anne, vino la primera intervención musical, Richard, quien con gran entusiasmo nos cantó Lucía, de Serrat, y un tema de Paolo Mutini. No voy a comentar el incidente con el testículo; hay cosas que es mejor presenciar. El siguiente fue el poeta Luis Somoza, que anunció un cambio de ritmo y estilo. Nos recitó dos de sus poemas, el primero acerca de la cobardía y el segundo fraseado como un rap. El siguiente participante fue Rodrigo, un talentoso guitarrista que nos sorprendió con dos poemas, Rebeldía y balas. Ha prometido que cuando se recupere de las uñas, volverá a tocar la guitarra. También nos leyó Él y ella, historia de, inspirado en un cuadro que vio en clase de retrato. 

Los que llevamos años disfrutando de la escena underground de Salamanca agradecemos la llegada de nuevos activos prometedores, como es el caso del siguiente participante, Óscar Bailongo, que comenzó su intervención saludando en varios idiomas y, a continuación, nos cantó una canción en chino que aprendió este verano en Taiwán. El siguiente es ya un veterano de MAS, Fran Álvarez, una persona admirable que tiene el gesto de compartir sus vivencias de superación personal con sus poemas. Nos leyó tres de ellos, el primero Corriendo al vacío, en el que describe una situación angustiosa, "un desierto de ideas flojas". El segundo se titula El sueño, en el que le cuenta a una amiga sus sensaciones después de un desliz nocturno con ella. El tercero se titula Prohibido prohibir. El núltimo de la primera parte fue Fernando Maés, que aseguró que él sí que iba a ser cursi, y al menos lo fue en su primera canción, Desde el 82, y fue bellamente cursi. Su segunda canción es una de esas que haces y guardas en un cajón, de vez en cuando esas canciones salen del cajón y hay que cantarlas. Esta es una dedicada "al día que me vaya", una canción sencilla y directa que creo que debería incluir en el repertorio de su próximo concierto, el día 17 de Noviembre en El Savor. Después de Fernando pasamos al descanso.

Tras los cigarros y las conversaciones continuó el espectáculo, esta vez con teatro, de la mano de Dante Gabriel Rossetti y John Miller, que aprovecharon una escena improvisada para recitarnos varios poemas en inglés. Iban las dos muy guapas vestidas de literatos de época. El siguiente fue uno de esos nuevos activos prometedores, Víctor Casado, que, de nuevo en calzoncillos y con la cara y el pecho pintados a rotulador, nos cantó a cappella una canción de uno de esos grupos que él conoce y admira. Tras Víctor, tuvimos a un veterano activo prometedor (y dador de promesas), Emilio Papel, que repitió uno de sus héroes mundanos, el Bohemio y literario, muy ad hoc. Luego nos mostró por primera vez a otro de los héroes mundanos de su galería, el Miserable y falso

En el escenario dije que los que vamos a MAS somos los raros, y que somos los mejores, porque los demás están haciendo un intento por ser como el resto, cuando nosotros, los raros, sabemos que el camino es ser quienes somos, por muy extraños que nos parezcamos a nosotros mismos. Es el caso de Alfredo Rubbenstein, el siguiente participante, que cada vez se le ve más cómodo siendo como es; incluso es capaz e salir al escenario sin haber preparado nada. Ya no le hace falta; él es un espectáculo en sí mismo; eso sí, cuando se lo prepara, la prepara. 

Es de agradecer ver a gente de mucho talento en MAS, sobre todo poetas como Somoza, Papel o Llorente. Luis Llorente fue el siguiente que actuó. Luis ya no necesita leer lo que recita, en su cerebro habitan docenas de poemas, quizá centenares. Sólo tiene que cerrar los ojos y lentamente extraer el poema para depositarlo en nosotros. Grande, Luis Llorente. La penúltima participante fue María de Miguel, que con pétreo desparpajo se marcó un monólogo de humor en el que nos contó las desventuras sexuales que vivió con su ex novio Paco. Por suerte, después supimos que se trataba de ficción. El último en actuar fui yo, Andrés Sudón, que, a pesar de estar enfermo, me atreví a subir al escenario a cantar mi última canción. He de admitir que mi intervención fue pésima, ya que tenía los oídos taponados, y no oía que estaba tocando y cantando demasiado fuerte; las caras abajo estaban medio arrugadas ante el griterío que estaba preparando. Como la gente es muy maja conmigo, todos me dijeron que muy bonito, pero yo sé que fue un asco y quería dejar constancia de ello.

Y así terminó la quinta edición de MAS, un proyecto que nos une, nos junta, nos mezcla y nos hace reproducirnos. Es una suerte haber encontrado a toda esta gente que asiste cada lunes. Si aún no has venido nunca, aún hay un poco de hueco para ti, ya seas artista o espectador.

1 comentario: