domingo, 23 de septiembre de 2012

Crónica MAS (44). 17/09/2012



Comienza un nuevo curso en Salamanca, donde el término curso cobra gran sentido, ya que la dinámicas en general están orquestadas por el calendario de la universidad, si hay exámenes irá menos gente al concierto y se venderán menos litros en el Pani; si la universidad cierra por vacaciones, cierra todo. Decenas  de miles de jóvenes se matriculan en nuestras universidades y llenan las noches, a diario, de un ambiente festivo y desenfadado. Sin embargo, en pocas ocasiones se ha logrado respirar un ambiente verdaderamente cultural, somos pocos los que necesitamos para divertirnos asistir a conciertos y recitales de poesía, así como a exposiciones, teatro, etcétera. Esos pocos que somos, estamos de enhorabuena, porque ha comenzado con el nuevo curso una nueva temporada de MAS (Micro Abierto Salamanca), un proyecto que lleva casi cuatro años de andadura, lo cual es un éxito. Bien es cierto que Salamanca es una ciudad cuya población fluctúa desestructurando las rutinas que algunos intentamos establecer para nunca quedarnos sin arte urbano no institucional, alternativo, auténtico, no remunerado con impuestos y presupuestos de cajas de ahorros, el puro arte que constataría la culturalidad de una ciudad. En la últimas épocas hemos visto agonizar a las salas que proponen arte y cultura contra la otra cultura (antropológicamente hablando) de ofrecer caro garrafón a estudiantes ávidos de vida y libertad. A mí me encanta salir y beber, pero prefiero hacerlo asistiendo a un recital de Raúl Vacas, por ejemplo, y creo que a mucha otra gente le interesa lo mismo que a mí, pero no saben que existe. Existe en El Savor todos los lunes, donde también se puede encontrar cada día de la semana una propuesta de ese arte del que hablamos. Tengo la sensación de que este curso va a ser excelente, que lo que se sembró en el pasado va a dar ahora fruto, y lo vamos a poder degustar todos junto a mucha gente se va a sumar a disfrutar del comienzo del fin de semana cada lunes. De momento hemos vivido la primera edición de este año de MAS con cierta euforia y con gran nivel y elegancia en el escenario. A continuación paso a narrar lo sucedido en la edición nº 44 de MAS, celebrada este pasado lunes 17 de Septiembre en El Savor (Calle San Justo, 28).

El MAS tiene la suerte de ser coordinado y presentado por la bella, inteligente, creativa y genial Andrea Mazas (que además será quien escriba esta crónica la mayoría de las semanas). Andrea sube al escenario y deslumbra a los focos, las conversaciones se terminan y comienza el espectáculo pidiendo un aplauso. La fuerza de ese primer aplauso me hizo sentir lo que dije antes, que este va a ser un buen año, los que estábamos allí (muchos, la sala llena) tenemos bastantes ganas de esto y estamos hartos de lo otro. Andrea decidió comenzar la temporada presentando a un nuevo participante, lo cual es bastante significativo. Y ese primer participante y además nuevo fue Manuel Pablo, de origen alemán, nombre español y espíritu latino, ya que tocó dos piezas improvisadas al piano que bien recordaban a “Calle 54”. Pues eso, que con gran talento y concentración actuó el primer participante de la temporada, dejándonos a todos en un estado de deliciosa expectación. Gran aperitivo de una copiosa comilona que nos dimos con saña, pues fuimos veintiuno los participantes.

Andrea siguió presentando con gran energía y una sonrisa enorme y besable, y nos dijo que en esta edición no habría límite de participantes por ser la primera, pero que en las siguientes sí habría un límite para hacer agradable y soportable el espectáculo. El siguiente al que presentó fue a la joven promesa Víctor Casado, un inteligente hombre cuya mente es capaz de asimilar, digerir y traducir ingentes cantidades de pensamientos. Su talento es evidente, también su sed de actuar, porque sabe que puede hacer y decir cosas muy interesantes. Estoy convencido de que cuando imagina cómo va a ser su intervención en el MAS siente una fuerza casi profética, porque sabe verdades que los demás no manejan. Eso es ser artista o comunicador. No sabemos qué será Víctor de mayor, puede que escritor, director de cine o teatro, presentador de televisión o terrorista, no se sabe, pero se le ve que tiene algo. Ese algo es ego, sin ego no hay arte, él lo tiene grande y probablemente frágil, como Picasso. Lo que pasa es que, como aún no sabe qué es lo que hace, no hace nada de momento. Sube al escenario con su guión emocionalmente aprendido y lo intenta soltar con la magia con la que lo imaginó, después se decepciona por la reacción del público. Quiero pedirle a Víctor que reflexione sobre esto, que encuentre la clave de la escena, porque en MAS (y en el mundo) necesitamos talentos como el suyo.

El tercer participante fui yo mismo, Andrés Sudón, cantautor y agitador cultural. En primer lugar di un breve discurso manifestando mi esperanza en esta temporada de MAS, quiero viajar a Salamanca y encontrar un ambiente como el que vi este lunes, y todo apunta a que así será. Luego canté dos canciones, Con Naturalidad y Quiero un beso. Sentí el calor del público del Savor como pocas veces, fue emocionante.

Uno de los iconos de MAS es el poeta (ilustrador y seguramente mucho más) Luis Somoza, un artista auténtico con un caleidoscópico mundo interior. En su obra se mezclan imágenes improbables, en ella desglosa los elementos de la realidad, pero los deja juntos, de modo que te ahogas cuando entras en ella, pero ahí está él como creador de ese mundo para darte aire y demostrarte que se puede respirar entre la barroca realidad. Dicen que sólo percibimos el cinco por ciento de la realidad que tenemos delante, Luis Somoza debe ver al menos un veinte o un treinta por ciento, luego lo escribe o lo dibuja y nos lo regala, por ejemplo, los lunes en MAS. En una de sus dos lecturas dice “(…) la gente está perdida, pero todos encontraremos una definición distinta, más acorde con la realidad (…)”.

En este punto de la noche Andrea anunció que haríamos un descanso. Y en ese rato pudimos charlar unos con otros, tomarnos otra, fumar algo en la puerta. Se notaba en el ambiente del descanso que hay muchas ganas de todo esto. Y con esas ganas comenzamos la segunda parte.

La primera participante de la segunda parte fue la londinense Karissa (espero que se escriba así), una jovencísima cantautora de origen jamaicano, muy bonita. Cantó, en primer lugar una versión muy dulce de Michael Jackson, después nos deleitó con una composición propia titulada Skin (piel). Se la veía tranquila y emocionada, parece una persona con mucho dentro en contraste con su sencillez.

Me encantó la actitud del siguiente participante, el poeta Miguel Pérez. Leyó muy despacio, dándonos enteras las palabras y sus significados, también nos hizo reír con sus comentarios. Qué majo, me cae muy bien y me gusta lo que escribe. Sus poemas se titulan Libertad y Las gafas que nunca te pones.

En salamanca tenemos artistas que apenas encuentran espacios para desarrollar su actividad, pero los que hay los aprovechan bien, y también salen de la ciudad para expandir sus bigbanes. Es el caso del cantautor Fernando Maés, veterano ser humano y joven cantautor, que está a punto de presentar su nuevo trabajo discográfico, todito entero made in Salamanca, titulado “Si me quedo contigo”, diez canciones grabadas en formato acústico con apenas una guitarra, un violín, un saxo y un piano que las visten sutilmente. Maés vino a MÁS acompañado por dos de los músicos que han participado en la grabación, el pianista Chefo Martín y la corista Virginia Montaño. Comenzaron con una versión de una de sus propias canciones, Separados por la locura, que han renovado probablemente para el concierto de presentación del disco, que será el domingo 30 de Septiembre a las 20 h. en el Café El Corrillo. Atención, porque con la entrada regalan el disco. Me gustó mucho esta autoversión, y me encantó la segunda que hicieron, la que da nombre al disco, Si me quedo contigo, cuya letra está extraída de un poema de Raúl Vacas, Borrachos, go home. Sin duda es una de las mejores canciones de Maés, en ella hay gran emoción, al segundo estribillo estaba cantando todo el bar. Va a ser también un gran año para nuestro Fernando Maés.

La siguiente actuación fue tan fugaz que no me enteré de nada. El poeta Juan José salió, recitó, sólo entendí la palabra “nalgas”, y se bajó del escenario. Y ya.

Los siguientes participantes fueron El dúo justiciero, pero solamente fueron dos de sus componentes, lo cual sería normal si no fuera porque es un dúo de cuatro personas. En la primera canción nos contaron la historia de un niño que nació en la luna y que narra su viaje a la tierra. La segunda fue una cumbia reggae en la que pude acompañarles yo mismo tocando el rallador de pan con un peine (es que no recuerdo el nombre del instrumento).

El siguiente es otro icono-promesa del MAS, Óscar Rioja, orador, cantante, poeta… Con la elegancia y saber estar que le caracterizan, nos leyó un texto titulado Perturbadores del malestar, dedicado a su vecino, el cual lo leyó por internet… Finalmente tuvo que decírselo a la cara, y, ya que estaba, pues nos lo llevó con anécdota adjunta al MAS.

Los mercenarios fueron los siguientes participantes, un dúo de guitarras, una de ellas eléctricas con gran pedalera de efectos. Tocaron dos canciones de su repertorio, Esperas  y entre versos. El cantante del dúo comentó antes de actuar que había “mejorado mucho”, lo cual suscribo. Está subiendo mucho el nivel del MAS. Ciertamente va a ser un buen año.

Tuvimos la suerte de que en este MAS (44) estuviera entre los participantes una persona que ha hecho mucho por el ambiente cultural salmantino, Óscar Rodríguez. Entre otras cosas ha pertenecido al Café Teatro de la Vega, ha sido el protagonista de los primeros y laureados cortos de Rodrigo Cortés, ha dirigido el espectáculo “Nada en concreto”, como periodista ha trabajado en la sección de cultura de un importante periódico local… Mucho que agradecerle a este artista que, ante todo, es poeta. Actualmente vive en Barcelona, por eso es una suerte que haya coincidido su visita con el comienzo de la segunda temporada de MAS. Nos leyó dos de sus últimos poemas. El primero titulado Cabeza de ajo, un poema basado en una ilustración de Jimena Otero. El segundo se titula En marcha, donde Óscar desarrolla su particular estilo sobrio pero profundo, cínico pero optimista, afectado pero desenfadado.

El cantautor Alberto Mendoza fue el siguiente en el escenario. Comenzó cantando una canción de Alfredo González, Golfo. Cuando le estaba escuchando esa primera canción pensé “ojalá cantara así, con esa fuerza y complicidad, sus propias canciones. Después, cuando cantó una canción suya, me di cuenta de que sí que la canta con esa fuerza y complicidad. Qué bien veo a Alberto Mendoza, otro que la va a liar este año.

José Luis Melián fue el siguiente después de que Andrea pidiera a los participantes mesura en el tiempo de sus intervenciones, ya que quedaban bastantes actuaciones y estaba a punto de amanecer. No, pero era tarde y se iba desnutriendo el aforo. Eso no volverá a pasar, el próximo MAS tendrá un límite de tiempo que Andrea nos dirá antes de comenzar. Esto hará que el espectáculo sea más dinámico y entretenido. Y el público sabrá cuánto va a durar el espectáculo al que asiste.  Por todo ello, José Luis Melián cantó una sola canción, The world finish with you, lo cual fue muy amable por su parte.  

El siguiente participante es un ilustre del MAS, en la época de la Sala Alquimista participó asiduamente llegando a tener actuaciones memorables. Vicente de la Calle vive ahora en Barcelona, pero parece que no ha dejado de tocar y cantar. Sus versiones tiene un sello personal. Es un profesional de la guitarra, se acompaña con maestría y discreción, incluso de hace solos a sí mismo sin que pare la guitarra rítmica. Se ve que ya no le cuesta tanto relajarse y sacar con naturalidad ese torrente de voz que afina a la perfección. Un gran placer volver a verle, gran nostalgia de aquella época oír su timbre de voz. La presencia de Vicente de la Calle es otro buen augurio para esta nueva temporada de MAS.

También se ha sentido siempre la presencia del siguiente participante en MAS, Máximo Somolinos, un poeta clásico contemporáneo que salió a dar ejemplo de cómo se recita un poema en un espectáculo. Lo hizo con un hit, Botones, y lo hizo de memoria, mirándonos a los ojos.

El siguiente participante tendría que haber si do Richard, pero parece que era demasiado tarde y tenía cosas mejores que hacer. Ya le veremos este lunes y nos contará qué pasó. Seguro que lo cuenta, Richard es cercano y tiene carisma, se come el escenario siendo él mismo. Aunque no actuara, quería comentar que me encanta la persona Richard, tiene mucho arte, y su presencia es fundamental para que se cumplan nuestras buenas expectativas para esta temporada.

En realidad todos los participantes habituales son excelentes, cada uno tiene su peculiaridad y su atractivo. El siguiente, Cándido Pérez, tiene muy claro su personaje, y consiste igualmente en ser él mismo. Es un truco que funciona. El se autodenomina friqui y expone todos los elementos que conforman una persona friqui. Es muy divertido, sabe hacer reír y le encanta actuar. Compone canciones pop radiotresesco con textos complejos, incluso canta en alemán y ya no se entiende nada.  La canción se entiende, el hilo conductor es bueno, se nota que es novelista. Solamente le sugeriría que vaya más despacio y pronuncie más claro, así no nos perderemos ni una de sus palabras ingeniosas. En esta ocasión nos interpretó el Episodio VI de… estoy leyendo mis anotaciones y no entiendo mi letra, qué vergüenza. Pone algo así como El re… del quinto músico de Bremen.

Ya cerca del final hubo una intervención que me llamó mucho la atención, creo que a todos nos gustó lo que vimos. El grupo de hip hop Metonimia vino al MAS (44) y nos hizo un tema creado para la ocasión. Esta es la actitud. Ellos son artistas, son poetas, trabajan mucho porque les pone. Llevaron una base en un cd y, sin ensayar, hicieron lo que se denomina técnicamente como “un temazo”. Metonimia, Tony y Manuel (no recuerdo sus nombres de rapsodas), disfrutaron en el escenario y, por tanto, nos hicieron disfrutar. Esta es la actitud que favorece a todos.

Alfredo Rubbenstein, el siguiente participante, parece un personaje indomable a punto de hacer cualquier cosa en el escenario. Esa tensión que crea causa expectación. Después ejecuta un espectáculo medido y ensayado. También disfruta infinito en el escenario desde que le ha pillado el punto, la temperatura adecuada. Es un payaso, y como tal es bueno, bobalicón y discretamente ingenioso. Los chistes con los que empieza son técnicamente chistes malos, pero te descojonas porque tienen su firma, es decir, es un artista con personalidad. También es un escritor, y nos lee sus relatos, así como sus paranoias. Este es el caso, nos leyó una paranoia demoledora titulada Historia de una morcilla. Lo gracioso del relato es el desconcertante uso del significado de las palabras. Rubbenstein también es un icono del MAS que no podía faltar a esta primera edición de la segunda temporada en El Savor.

La última participante de la noche es más que un icono del MAS, para mí es el paradigma de participante de un micro abierto. Virginia Montaño es un ejemplo perfecto de participante que emociona. La hemos visto empezando, emocionada al ver sus primeros éxitos en el escenario. Después la hemos visto crecer mucho y muy rápido en todos los sentidos. En un año ha tenido una evolución muy rápida como artista, se ve que ha trabajado mucho y con gran ilusión. Su empeño por disfrutar más y más de la magia del escenario, nos ha hecho disfrutar en cada actuación. Del MAS pasó a hacer conciertos en El Savor y en muchos otros lugares, a viajar con su guitarra, a que se hable de ella. Gracias a que existe el MAS muchas personas con inquietudes artísticas pueden empezar a desarrollar su oficio. Es necesario para personas como yo y como tú. Virginia nos cantó, para empezar, una versión de Zahara al piano, Con las ganas. Después tomó la guitarra y cantó una canción recién escrita sólo hace cinco días, Mis caprichos con tus pies. No sé de dónde saca tiempo para terminar la carrera, sacar discos, viajar, no faltar al MAS con algo nuevo, etcétera.

Con Virginia Montaño cerramos el MAS (44), un bonito número. Espero que disculpéis la extensión de esta crónica, la he escrito con gran ilusión, sabiendo que comienza una temporada que lo tiene todo para ser generadora de un ambiente que hace mucha falta en Salamanca. Gracias a todos lo que lo hacéis posible, especialmente a Andrea y a Salva, que luchan porque siga delante de la mejor manera posible.

Andrés Sudón