Comienza
un nuevo curso en Salamanca, donde el término curso cobra gran sentido, ya que la dinámicas en general están
orquestadas por el calendario de la universidad, si hay exámenes irá menos
gente al concierto y se venderán menos litros en el Pani; si la universidad
cierra por vacaciones, cierra todo. Decenas de miles de jóvenes se matriculan en nuestras
universidades y llenan las noches, a diario, de un ambiente festivo y
desenfadado. Sin embargo, en pocas ocasiones se ha logrado respirar un ambiente
verdaderamente cultural, somos pocos los que necesitamos para divertirnos asistir
a conciertos y recitales de poesía, así como a exposiciones, teatro, etcétera.
Esos pocos que somos, estamos de enhorabuena, porque ha comenzado con el nuevo
curso una nueva temporada de MAS (Micro Abierto Salamanca), un proyecto
que lleva casi cuatro años de andadura, lo cual es un éxito. Bien es cierto que
Salamanca es una ciudad cuya población fluctúa desestructurando las rutinas que
algunos intentamos establecer para nunca quedarnos sin arte urbano no
institucional, alternativo, auténtico, no remunerado con impuestos y presupuestos
de cajas de ahorros, el puro arte que constataría la culturalidad de una
ciudad. En la últimas épocas hemos visto agonizar a las salas que proponen arte
y cultura contra la otra cultura (antropológicamente hablando) de ofrecer caro
garrafón a estudiantes ávidos de vida y libertad. A mí me encanta salir y
beber, pero prefiero hacerlo asistiendo a un recital de Raúl Vacas, por
ejemplo, y creo que a mucha otra gente le interesa lo mismo que a mí, pero no
saben que existe. Existe en El Savor
todos los lunes, donde también se puede encontrar cada día de la semana una
propuesta de ese arte del que hablamos. Tengo la sensación de que este curso va
a ser excelente, que lo que se sembró en el pasado va a dar ahora fruto, y lo
vamos a poder degustar todos junto a mucha gente se va a sumar a disfrutar del
comienzo del fin de semana cada lunes. De momento hemos vivido la primera
edición de este año de MAS con
cierta euforia y con gran nivel y elegancia en el escenario. A continuación
paso a narrar lo sucedido en la edición
nº 44 de MAS, celebrada este
pasado lunes 17 de Septiembre en El Savor (Calle San Justo, 28).
El MAS tiene la suerte de ser coordinado y
presentado por la bella, inteligente, creativa y genial Andrea Mazas (que además será quien escriba esta crónica la mayoría
de las semanas). Andrea sube al
escenario y deslumbra a los focos, las conversaciones se terminan y comienza el
espectáculo pidiendo un aplauso. La fuerza de ese primer aplauso me hizo sentir
lo que dije antes, que este va a ser un buen año, los que estábamos allí
(muchos, la sala llena) tenemos bastantes ganas de esto y estamos hartos de lo
otro. Andrea decidió comenzar la
temporada presentando a un nuevo participante, lo cual es bastante significativo.
Y ese primer participante y además nuevo fue Manuel Pablo, de origen alemán, nombre español y espíritu latino,
ya que tocó dos piezas improvisadas al piano que bien recordaban a “Calle 54”. Pues eso, que con gran
talento y concentración actuó el primer participante de la temporada,
dejándonos a todos en un estado de deliciosa expectación. Gran aperitivo de una
copiosa comilona que nos dimos con saña, pues fuimos veintiuno los
participantes.
Andrea siguió presentando con gran energía y una
sonrisa enorme y besable, y nos dijo que en esta edición no habría límite de
participantes por ser la primera, pero que en las siguientes sí habría un
límite para hacer agradable y soportable el espectáculo. El siguiente al que
presentó fue a la joven promesa Víctor Casado,
un inteligente hombre cuya mente es capaz de asimilar, digerir y traducir
ingentes cantidades de pensamientos. Su talento es evidente, también su sed de
actuar, porque sabe que puede hacer y decir cosas muy interesantes. Estoy
convencido de que cuando imagina cómo va a ser su intervención en el MAS siente una fuerza casi profética,
porque sabe verdades que los demás no manejan. Eso es ser artista o
comunicador. No sabemos qué será Víctor
de mayor, puede que escritor, director de cine o teatro, presentador de
televisión o terrorista, no se sabe, pero se le ve que tiene algo. Ese algo es
ego, sin ego no hay arte, él lo tiene grande y probablemente frágil, como
Picasso. Lo que pasa es que, como aún no sabe qué es lo que hace, no hace nada
de momento. Sube al escenario con su guión emocionalmente aprendido y lo
intenta soltar con la magia con la que lo imaginó, después se decepciona por la
reacción del público. Quiero pedirle a Víctor
que reflexione sobre esto, que encuentre la clave de la escena, porque en MAS (y en el mundo) necesitamos
talentos como el suyo.
El
tercer participante fui yo mismo, Andrés
Sudón, cantautor y agitador cultural. En primer lugar di un breve discurso
manifestando mi esperanza en esta temporada de MAS, quiero viajar a Salamanca y encontrar un ambiente como el que
vi este lunes, y todo apunta a que así será. Luego canté dos canciones, Con Naturalidad y Quiero un beso. Sentí el calor del público del Savor como pocas
veces, fue emocionante.
Uno de
los iconos de MAS es el poeta (ilustrador
y seguramente mucho más) Luis Somoza,
un artista auténtico con un caleidoscópico mundo interior. En su obra se
mezclan imágenes improbables, en ella desglosa los elementos de la realidad,
pero los deja juntos, de modo que te ahogas cuando entras en ella, pero ahí
está él como creador de ese mundo para darte aire y demostrarte que se puede
respirar entre la barroca realidad. Dicen que sólo percibimos el cinco por
ciento de la realidad que tenemos delante, Luis
Somoza debe ver al menos un veinte o un treinta por ciento, luego lo
escribe o lo dibuja y nos lo regala, por ejemplo, los lunes en MAS. En una de sus dos lecturas dice
“(…) la gente está perdida, pero todos encontraremos una definición distinta,
más acorde con la realidad (…)”.
En este
punto de la noche Andrea anunció que
haríamos un descanso. Y en ese rato pudimos charlar unos con otros, tomarnos
otra, fumar algo en la puerta. Se notaba en el ambiente del descanso que hay
muchas ganas de todo esto. Y con esas ganas comenzamos la segunda parte.
La
primera participante de la segunda parte fue la londinense Karissa (espero que se escriba así), una jovencísima cantautora de
origen jamaicano, muy bonita. Cantó, en primer lugar una versión muy dulce de
Michael Jackson, después nos deleitó con una composición propia titulada Skin (piel). Se la veía tranquila y
emocionada, parece una persona con mucho dentro en contraste con su sencillez.
Me
encantó la actitud del siguiente participante, el poeta Miguel Pérez. Leyó muy despacio, dándonos enteras las palabras y
sus significados, también nos hizo reír con sus comentarios. Qué majo, me cae
muy bien y me gusta lo que escribe. Sus poemas se titulan Libertad y Las gafas que
nunca te pones.
En
salamanca tenemos artistas que apenas encuentran espacios para desarrollar su
actividad, pero los que hay los aprovechan bien, y también salen de la ciudad
para expandir sus bigbanes. Es el
caso del cantautor Fernando Maés,
veterano ser humano y joven cantautor, que está a punto de presentar su nuevo
trabajo discográfico, todito entero made in Salamanca, titulado “Si me quedo contigo”, diez canciones
grabadas en formato acústico con apenas una guitarra, un violín, un saxo y un
piano que las visten sutilmente. Maés
vino a MÁS acompañado por dos de los
músicos que han participado en la grabación, el pianista Chefo Martín y la corista Virginia
Montaño. Comenzaron con una versión de una de sus propias canciones, Separados por la locura, que han
renovado probablemente para el concierto de presentación del disco, que será el
domingo 30 de Septiembre a las 20 h. en el Café El Corrillo. Atención, porque con la entrada regalan el disco.
Me gustó mucho esta autoversión, y me encantó la segunda que hicieron, la que
da nombre al disco, Si me quedo contigo,
cuya letra está extraída de un poema de Raúl
Vacas, Borrachos, go home. Sin
duda es una de las mejores canciones de Maés,
en ella hay gran emoción, al segundo estribillo estaba cantando todo el bar. Va
a ser también un gran año para nuestro Fernando
Maés.
La
siguiente actuación fue tan fugaz que no me enteré de nada. El poeta Juan José salió, recitó, sólo entendí
la palabra “nalgas”, y se bajó del escenario. Y ya.
Los
siguientes participantes fueron El dúo
justiciero, pero solamente fueron dos de sus componentes, lo cual sería
normal si no fuera porque es un dúo de cuatro personas. En la primera canción
nos contaron la historia de un niño que nació en la luna y que narra su viaje a
la tierra. La segunda fue una cumbia reggae en la que pude acompañarles yo
mismo tocando el rallador de pan con un peine (es que no recuerdo el nombre del
instrumento).
El
siguiente es otro icono-promesa del MAS,
Óscar Rioja, orador, cantante,
poeta… Con la elegancia y saber estar que le caracterizan, nos leyó un texto
titulado Perturbadores del malestar,
dedicado a su vecino, el cual lo leyó por internet… Finalmente tuvo que
decírselo a la cara, y, ya que estaba, pues nos lo llevó con anécdota adjunta
al MAS.
Los mercenarios fueron los siguientes
participantes, un dúo de guitarras, una de ellas eléctricas con gran pedalera
de efectos. Tocaron dos canciones de su repertorio, Esperas y entre versos. El cantante del dúo
comentó antes de actuar que había “mejorado mucho”, lo cual suscribo. Está
subiendo mucho el nivel del MAS.
Ciertamente va a ser un buen año.
Tuvimos
la suerte de que en este MAS (44)
estuviera entre los participantes una persona que ha hecho mucho por el
ambiente cultural salmantino, Óscar
Rodríguez. Entre otras cosas ha pertenecido al Café Teatro de la Vega, ha sido el protagonista de los primeros y
laureados cortos de Rodrigo Cortés,
ha dirigido el espectáculo “Nada en
concreto”, como periodista ha trabajado en la sección de cultura de un
importante periódico local… Mucho que agradecerle a este artista que, ante
todo, es poeta. Actualmente vive en Barcelona, por eso es una suerte que haya
coincidido su visita con el comienzo de la segunda temporada de MAS. Nos leyó dos de sus últimos
poemas. El primero titulado Cabeza de ajo,
un poema basado en una ilustración de Jimena
Otero. El segundo se titula En marcha,
donde Óscar desarrolla su particular
estilo sobrio pero profundo, cínico pero optimista, afectado pero desenfadado.
El
cantautor Alberto Mendoza fue el
siguiente en el escenario. Comenzó cantando una canción de Alfredo González, Golfo. Cuando le estaba escuchando esa
primera canción pensé “ojalá cantara así, con esa fuerza y complicidad, sus
propias canciones. Después, cuando cantó una canción suya, me di cuenta de que
sí que la canta con esa fuerza y complicidad. Qué bien veo a Alberto Mendoza, otro que la va a liar
este año.
José Luis Melián fue el siguiente después de que
Andrea pidiera a los participantes
mesura en el tiempo de sus intervenciones, ya que quedaban bastantes
actuaciones y estaba a punto de amanecer. No, pero era tarde y se iba
desnutriendo el aforo. Eso no volverá a pasar, el próximo MAS tendrá un límite de tiempo que Andrea nos dirá antes de comenzar. Esto hará que el espectáculo sea
más dinámico y entretenido. Y el público sabrá cuánto va a durar el espectáculo
al que asiste. Por todo ello, José Luis Melián cantó una sola
canción, The world finish with you,
lo cual fue muy amable por su parte.
El
siguiente participante es un ilustre del MAS,
en la época de la Sala Alquimista
participó asiduamente llegando a tener actuaciones memorables. Vicente de la Calle vive ahora en
Barcelona, pero parece que no ha dejado de tocar y cantar. Sus versiones tiene
un sello personal. Es un profesional de la guitarra, se acompaña con maestría y
discreción, incluso de hace solos a sí mismo sin que pare la guitarra rítmica.
Se ve que ya no le cuesta tanto relajarse y sacar con naturalidad ese torrente
de voz que afina a la perfección. Un gran placer volver a verle, gran nostalgia
de aquella época oír su timbre de voz. La presencia de Vicente de la Calle es otro buen augurio para esta nueva temporada
de MAS.
También
se ha sentido siempre la presencia del siguiente participante en MAS, Máximo Somolinos, un poeta clásico contemporáneo que salió a dar
ejemplo de cómo se recita un poema en un espectáculo. Lo hizo con un hit, Botones, y lo hizo de memoria,
mirándonos a los ojos.
El
siguiente participante tendría que haber si do Richard, pero parece que era demasiado tarde y tenía cosas mejores
que hacer. Ya le veremos este lunes y nos contará qué pasó. Seguro que lo
cuenta, Richard es cercano y tiene
carisma, se come el escenario siendo él mismo. Aunque no actuara, quería
comentar que me encanta la persona Richard,
tiene mucho arte, y su presencia es fundamental para que se cumplan nuestras
buenas expectativas para esta temporada.
En
realidad todos los participantes habituales son excelentes, cada uno tiene su
peculiaridad y su atractivo. El siguiente, Cándido Pérez, tiene muy claro su personaje, y
consiste igualmente en ser él mismo. Es un truco que funciona. El se
autodenomina friqui y expone todos los elementos que conforman una persona
friqui. Es muy divertido, sabe hacer reír y le encanta actuar. Compone
canciones pop radiotresesco con textos complejos, incluso canta en alemán y ya
no se entiende nada. La canción se
entiende, el hilo conductor es bueno, se nota que es novelista. Solamente le
sugeriría que vaya más despacio y pronuncie más claro, así no nos perderemos ni
una de sus palabras ingeniosas. En esta ocasión nos interpretó el Episodio VI de… estoy leyendo mis
anotaciones y no entiendo mi letra, qué vergüenza. Pone algo así como El re… del quinto músico de Bremen.
Ya
cerca del final hubo una intervención que me llamó mucho la atención, creo que
a todos nos gustó lo que vimos. El grupo de hip hop Metonimia vino al MAS (44)
y nos hizo un tema creado para la ocasión. Esta es la actitud. Ellos son
artistas, son poetas, trabajan mucho porque les pone. Llevaron una base en un
cd y, sin ensayar, hicieron lo que se denomina técnicamente como “un temazo”. Metonimia, Tony y Manuel (no recuerdo
sus nombres de rapsodas), disfrutaron en el escenario y, por tanto, nos
hicieron disfrutar. Esta es la actitud que favorece a todos.
Alfredo Rubbenstein, el siguiente participante,
parece un personaje indomable a punto de hacer cualquier cosa en el escenario.
Esa tensión que crea causa expectación. Después ejecuta un espectáculo medido y
ensayado. También disfruta infinito en el escenario desde que le ha pillado el
punto, la temperatura adecuada. Es un payaso, y como tal es bueno, bobalicón y
discretamente ingenioso. Los chistes con los que empieza son técnicamente
chistes malos, pero te descojonas porque tienen su firma, es decir, es un
artista con personalidad. También es un escritor, y nos lee sus relatos, así
como sus paranoias. Este es el caso, nos leyó una paranoia demoledora titulada Historia de una morcilla. Lo gracioso
del relato es el desconcertante uso del significado de las palabras. Rubbenstein también es un icono del MAS que no podía faltar a esta primera
edición de la segunda temporada en El Savor.
La
última participante de la noche es más que un icono del MAS, para mí es el paradigma de participante de un micro abierto. Virginia Montaño es un ejemplo perfecto
de participante que emociona. La hemos visto empezando, emocionada al ver sus
primeros éxitos en el escenario. Después la hemos visto crecer mucho y muy
rápido en todos los sentidos. En un año ha tenido una evolución muy rápida como
artista, se ve que ha trabajado mucho y con gran ilusión. Su empeño por
disfrutar más y más de la magia del escenario, nos ha hecho disfrutar en cada
actuación. Del MAS pasó a hacer
conciertos en El Savor y en muchos
otros lugares, a viajar con su guitarra, a que se hable de ella. Gracias a que
existe el MAS muchas personas con
inquietudes artísticas pueden empezar a desarrollar su oficio. Es necesario
para personas como yo y como tú. Virginia
nos cantó, para empezar, una versión de Zahara al piano, Con las ganas. Después tomó la guitarra y cantó una canción recién
escrita sólo hace cinco días, Mis
caprichos con tus pies. No sé de dónde saca tiempo para terminar la
carrera, sacar discos, viajar, no faltar al MAS con algo nuevo, etcétera.
Con Virginia Montaño cerramos el MAS (44), un bonito número. Espero que
disculpéis la extensión de esta crónica, la he escrito con gran ilusión,
sabiendo que comienza una temporada que lo tiene todo para ser generadora de un
ambiente que hace mucha falta en Salamanca. Gracias a todos lo que lo hacéis
posible, especialmente a Andrea y a Salva, que luchan porque siga delante
de la mejor manera posible.
Andrés
Sudón