lunes, 25 de junio de 2012

Crónica MAS (38). 18/06/12

La crónica de la edición 38 de Micro Abierto Salamanca (MAS) llega el mismo día que tendrá lugar la 39, es decir, una semana después de que sucediera lo que los siguientes párrafos resumen. Este retraso (que procuramos que no sea la norma) es al que obligan las vacaciones del cronista. Como entiende que no todos disfrutan de esta pausa y tiene la sana convicción de que entre las rutinas de los visitantes de este blog ya se encuentra la de leer la crónica de la edición del lunes correspondiente, la que escribe va a interrumpir su desconexión personal para establecer conexión directa con el universo de MAS y ofrecer un breve repaso de lo que los asistentes a MAS (38) disfrutaron el pasado lunes 18 de junio en El Savor. Tras esta enrevesada disculpa por la demora, paso a dar cuenta de lo que nos dejó la última edición celebrada de nuestro cada vez más querido MAS.

La noche la inició Leo, un erasmus de gusto rockero al que ya habíamos escuchado en dos ediciones y que, por lo poco que comentó antes de que dar el pistoletazo de salida a esta velada, vino a despedirse del open mic charro con las versiones de dos canciones que parecen formar parte de su playlist habitual.

Guillermo Toda subió al escenario a dar el contrapunto al rock de Leo con el estilo más clásico al que ya tiene acostumbrados a los residentes de MAS. Lo hizo con Romance anónimo y Mozart. Antes de intentar interpretar a este genio, probó con Carulli, pero, ante la resistencia que este opuso, optó por darle otro aire a su guitarra. Una noche más (no pasa siempre, pero sí con cierta frecuencia) vimos la forma en que Toda se enfada con el pentagrama como si fuera una extensión de sí mismo cuando una pieza no sale como él espera.

La voz y la memoria de Luz Mercedes Orrego abrió el espacio dedicado a la poesía dentro de MAS: a los versos de un texto budista con los que nos invitó a la reflexión (“los cobres son fragantes pero desaparecen pronto”) siguieron los tres micropoemas que conforman “Instantes”. Antes de recitar este último, nos desveló el significado de la expresión japonesa “mojar las mangas” con la que cierra su poema… Así lo dejo: quien tenga curiosidad en saber qué significa esto puedo buscar o preguntárselo esta noche a Luz en la edición 39 de MAS.

El público de la edición que relato parecía tener menos ganas de humor que el de otros lunes. Esta circunstancia obligo a que —algo inusual— nuestro Richard tuviera que prescindir de sus cómicas introducciones para pasar a leer directamente su relato Juegos de guerra, al que siguió la versión de “El sitio de mi recreo”, de Antonio Vega.

Los siguientes participantes se estrenaron en MAS 38 presentándonos dos de los temas incluidos en su disco, uno de ellos, “Mis botas”, para gran fortuna de los presentes, ya que por ahora no está disponible en ningún sitio que no sea su CD. Se trataba de dos de los integrantes del grupo Godaiva, que, con toda seguridad, podremos disfrutar en más ocasiones en nuestra ya casa El Savor. Se guardaron en la manga el resto de temas contenidos en su trabajo y se despidieron —hasta la próxima— con una versión de Queen.

Mariela Paz nos descubrió una cara más de su poliedro poético. Reservó sus contundentes protestas y manifiestos poéticos para su participación en la gala que tendría lugar dos días después en El Savor para reivindicar el derecho a la libertad de expresión —según tengo entendido, fue algo digno de presenciar; ojalá haya pronto una nueva convocatoria para tan digna celebración y yo también pueda ser partícipe— y, a cambio, Mariela nos ofreció un poema bucólico de la antología Salamanca profunda en la que está trabajando y que espera ver publicada a finales de este año.

Al siguiente artista lo presenté como cantautor pero con matices que él mismo se encargó de resaltar nada más subir al escenario. Hablo de Cándido Pérez, para el que, en esta crónica, no usaré los calificativos que habitualmente empleo cuando escribo sobre él, porque los mismos son insuficientes para describir a alguien de cuyo arte apenas hemos disfrutado una pequeña parte. De él nos dejó dos canciones: “El músico de Bremen” y el tema que escribió para homenajear a la familia que poco a poco se ha ido formando en torno a MAS.

En esta edición, la que escribe, Andrea Mazas, rescató de un cuaderno obsoleto tres borradores escritos en el transcurso de un concierto en El Savor hace tiempo y en cuyas líneas se van haciendo evidentes los estragos (y la euforia) provocados por nuestro amigo Baco… Ir a un concierto a abrirse las puertas del subconsciente a tragos cortos de rivera a veces es una experiencia de lo más sabrosa y reveladora…

El Dúo Justiciero aumentó la velocidad de nuestro flujo sanguíneo con sus ritmos latinos. Matías Astroza venía decidido a rendir homenaje al deporte estrella; sin embargo, la alegre canción con que nos deleitó poco o nada tenía que ver con el fútbol… A continuación, invitó a dos de sus compañeros de banda, Juan Suárez (bajo) y Miguel Ángel Cáceres (saxo), para, juntos, ofrecernos dos canciones más con la impronta de su personal optimismo y “viva la vida” que no resulta difícil identificar en sus letras: “No sé si lo quiero analizar y, aunque todo salió mal, voy a llorar de felicidad”. Durante su actuación, vimos cómo el público se fue contagiando sin remedio de su entusiasmo y, así, quedó preparado para recibir a los espontáneos que se presentaron como Los Charros. Estos pidieron a Juan y Miguel Ángel que permanecieran en el escenario para que los acompañasen con sus instrumentos (bajo y saxo, respectivamente). A ellos se sumaron unas prodigiosas manos al piano y un entusiasta cantante, que, unidos a las notas bien improvisadas del saxo y al generoso acompañamiento del bajo, nos hicieron disfrutar de un estupendo momento de fusión flamenco-jazz.

La improvisación podría haber continuado, porque, sin duda, es el fuerte del participante que hizo que el show continuara, Álvaro Gracia. Sin embargo, en esta ocasión, este rapero optó por ofrecernos dos temas propios adecuadamente acompañados con sus bases musicales. Las letras de “La paz” y “Guerra espiritual” aumentaron dos puntos más nuestra satisfacción con lo que estábamos presenciando en El Savor esa noche.

La velada tocaba a su fin, pero aún quedaba un plato fuerte (los postres se sirven en el post-MAS). Irina no presentó las dos composiciones que interpretó y el idioma de las mismas (¿ucraniano?) hizo que la mayoría de los presentes desconociéramos el significado de sus palabras. No obstante, esto no fue obstáculo alguno para comprobar con sorpresa la gran voz de esta mujer y su espectacular destreza con la guitarra. Sin ninguna duda, la de Irina es una de las más sublimes actuaciones que hemos tenido la suerte de disfrutar en el escenario de MAS. Le daría la enhorabuena, pero me parece más apropiado mostrarle mi agradecimiento por compartir con nosotros su talento y pedirle que vuelva pronto.

A quienes estéis en Salamanca os lanzo la sugerencia de seguir celebrando el solsticio de verano en la edición 39 de MAS, esta misma noche del 25 de junio bajo la batuta del gran Andrés Sudón, por lo que, a buen seguro, será, además, una buena oportunidad para disfrutar de algunas de sus nuevas canciones. Os vuelvo a dejar aquí el enlace al evento para que aquellos de vosotros que aún no habéis hecho clic en “Asistiré” lo hagáis ahora.

Personas, gracias por seguir haciendo posible esta celebración semanal de la cultura y convertirla en lugar de encuentro y gestación de complicidades.

Andrea Mazas

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