Ya se huele el verano. Su olor
está en todas partes, también en Micro
Abierto Salamanca (MAS). Hay una sutil diferencia entre una edición de
invierno y una casi estival. Está en el ánimo de los asistentes. No sé cómo
explicarlo… Es como si la tensión se disipara y, sobre la calma palpable que
queda, se desarrollara la noche… Tal vez sólo se trate de una impresión
subjetiva a la que no deba dar demasiada importancia, pero si algo está claro
es que esto me ha servido como introducción para la crónica de la edición 37 de MAS que tuvo lugar el pasado 11 de junio.
Algo que merece la pena mencionar
es que —debido a que al día siguiente nos esperaba una jornada de no laburo y
que, en consecuencia, era de esperar que a El
Savor empezaran a llegar pronto personas con ganas de bailoteo y jaleo (o,
como dice Andrés Sudón en “Lo
nuestro es llover”, con ganas de establecer “cierta conexión sexual con tal o
cual animal humano”— debimos empezar a una hora lo más cercana posible a la
hora a la que deberíamos empezar cualquier día (¡qué cosas!) y —por la misma
razón— terminar a una hora en la que los intereses de MAS no interfirieran en la dinámica festiva que se preveía. Lo
curioso es que, por estas circunstancias, conseguimos que en dos horas clavadas
de espectáculo actuaran 16 personas, lo nunca visto en MAS: en otras ediciones han participado más personas, pero no en un
tiempo tan “limitado” (¡qué cosas!). Creo que, visto lo visto, dos horas es la
duración ideal de un formato como el nuestro. Pasados los 120 minutos, entrada
la noche, el cansancio (en el más amplio sentido) empieza a notarse entre el
público y los participantes. Veremos en próximas ediciones si conseguimos
mantener este espíritu de dar más y mejor en menos tiempo…
Por otra parte, quizá alguien no
se haya percatado de que, en la medida de lo posible, intentamos alternar
música y poesía… pero hay noches que esto sólo es posible hasta cierta línea
del guión improvisado cada lunes, porque o se nos acaban los músicos o son
pocos los poetas apuntados en algunas ediciones. Suele primar la música (si
bien ha habido ediciones que han sido 90% poesía). No obstante, y para ser
justos, algo que sí cabe destacar es que en las intervenciones “textuales” los
participantes suelen defender creaciones propias, mientras que los músicos
tienden a realizar versiones. En este caso, fueron más las actuaciones
musicales, pero el bando poético (31,25% de la noche) contó con algunos
representantes que cogieron el micrófono “por los cuernos” para mostrar una
pequeña parte de su intimidad poética. Este fue el caso, por orden de
intervención, de Fran, Jorge Silla, Luis
Somoza, Andrea Mazas (una servidora) y Álvaro
Gracia. Empecemos, en esta ocasión, por dar cuenta de lo que nos dejaron
los poetas.
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Luis Somoza |
Fran, otro reciente fichaje de MAS,
nos descubrió más versos de su poética comprometida, en este caso, con la
enfermedad de Alzheimer. Podéis leer algunos de sus poemas en su blog Corazón de Caparazón y Fuego.
Jorge Silla recitó su poema “Sin más”. Como sabrá quien nos siga en
nuestro grupo en Facebook,
Jorge dejó un enlace en el que
podéis adquirir el poema previo pago. Sobre cómo conseguir sus composiciones
musicales todavía no se ha pronunciado —poesía y música van de la mano, pero, personalmente,
creo que la música es el terreno en el que mejor “baila” Jorge Silla—.
Luis Somoza eligió, una vez, más dos textos contundentes que
disparo directos al cerebro del público, el cual, como cada lunes, prestó la
máxima atención para intentar captar cada verso a la velocidad con la que el
rapsoda los lanza al aire. Alguno siempre queda flotando sin que nadie llegue a
atraparlo, como “la soledad es el principio del final” o “somos monstruos de
oro, planetas que giran en todas las direcciones”. El segundo poema era el
contrapeso del primero: sus líneas ofrecían la esperanza con la que combatir el
pesimismo y la mediocridad de la sociedad made
in en serie que retrataba a brochazos en el primer texto. Esa energía
positiva se resume en un verso que no deja lugar a dudas: “Hoy estoy de puta
madre”.
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Álvaro Gracia |
La que escribe la crónica, Andrea Mazas, es una aprovechada y
utilizó una de las presentaciones para leer dos poemas propios (¡hay que tener
cara!): “Metamorfosis/Otro cuento de princesas y dragones”, que dedicó a la
dragona Judith Amaya, y “La noche
roja” (de otra naturaleza a aquella del mismo color en la que se desarrolla la
canción de su compañero Andrés Sudón “Con
naturalidad”; a él se lo dedicó sin decirlo).
Álvaro Gracia fue el último poeta de la noche, el penúltimo
participante de la edición, ya en la cuenta atrás… ¿Rapero o poeta? La etiqueta
da igual. Lo llamativo de Álvaro es
que su capacidad de improvisación siempre llama nuestra atención. Los versos
libres surgieron después de que leyera un texto que pensaba acompañar con unas
bases musicales que había preparado para la ocasión, pero que, finalmente, no
fue posible escuchar. Esperemos que en la próxima edición sí podamos disfrutar
de la intervención completa, con texto y música en un todo.
Hasta aquí el resumen de la parte
poética de la edición 37 de MAS. Resumamos ahora el 68,75% de
noche restante.
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Ángel Rosado |
La primera actuación de la noche corrió
a cargo de Ángel Rosado, un cantautor
que, aunque hace poco que visita casi cada semana nuestra casa, ya ha
reconocido estar enganchado a MAS (algo
que, a decir verdad, nos pasa a muchos). Tras ofrecernos una versión de “Aunque
tú no lo sepas”, de Enrique Urquijo, el
señor Rosado invitó a su compinche Virginia Montaño para deleitarnos
interpretando, mano a mano, “Sueños sencillos con mujeres complicadas”, de Marwan.
Una de esas voces que siempre es un placer volver a escuchar en el escenario de El Savor es la de Carmen Cuevas, mujer dotada de una sensibilidad que transmite en cada versión con la que se atreve. Habitualmente, la acompaña Charlie (otro grande que no ha dejado indiferente a nadie en cada una de sus intervenciones en MAS). En esta ocasión, Carmen actuó en calidad de solista y, a cappella, nos ofreció dos versiones (aún no se ha atrevido a componer, pero el día que lo haga estoy convencida de que nos dejará alucinados a todos… habrá que seguir esperando). Después de un tema en inglés (idioma en el que parece sentirse más cómoda que en el propio), llenó la sala de dulzura con “Nana para un rey”, de Pasión Vega. No disponemos de vídeos de esta actuación, pero aquí os dejo una delicia de versión de Carmen y Charlie que avala cada una de las palabras que he escrito sobre estos artistas.
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José Luis Romero Melián |
A José Luis Romero Melián lo hemos conocido en formato banda y en
solitario, y hay que decir que crece semana a semana. Dejó constancia de este “proceso
de maduración” con dos temas: “Entre espacio y tiempo”, un poema musicado de
una amiga, y “Cuanto más lejos estés”, que quiso dedicar a Charlie y Carmen, porque, tras escucharlos en la Gala MAL8
celebrada en el contexto de Jueves de Autor el pasado 7 de junio, sus voces
se quedaron dando vueltas en su cabeza. Aprovecho este párrafo para agradecer a
José Luis no sólo su música, sino
también las fotografías que tomó de la edición
37 y que ilustran esta crónica.
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Sam Bliss |
El cuarto músico en hacerse con
el escenario fue Sam Bliss. Según puede
leerse en su blog,
en la reseña que hizo después de su primera intervención en MAS 36, parece que no vamos a volver a
disfrutar de su música ni de su perfecta pronunciación en inglés (su idioma), y
es una pena porque este chico tiene una voz realmente hipnotizante, tanto que
da igual que toque con la guitarra muteada… Su voz y su serenidad en las tablas
arrastran al espectador y hace que nos olvidemos de todo lo demás. El primer
tema que nos ofreció estaba recién terminado, aunque empezó a escribirlo hace
mucho tiempo. Con el segundo, se volvió a atrever con el español (algo que, sin
duda, es admirable, ya que escribir en un idioma que no se domina debe de ser
todo un reto para cualquier persona que se lo propone). Esta segunda canción, “El
agua”, no tenía el tono jocoso de la primera en español que le escuchamos:
versa sobre los planos que quedan huérfanos después de una ruptura sentimental.
Olvidémonos de la pronunciación y tengamos en cuenta hasta dónde llega su dominio
del español: Sam Bliss escribe muy
bien.
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Virginia Montaño |
Virginia Montaño es otra de esas personas que sufren el mencionado “enganche
a MAS”, tanto que pide disculpas cuando no puede estar. Estas últimas semanas
ha estado muy ajetreada musicalmente: numerosas colaboraciones y unos cuantos viajes
para darle marcha a su pasión por la música (ya hemos dicho en otras crónicas
que Virginia lleva poco tiempo desarrollando
su faceta de cantautora, pero que lo está haciendo a una velocidad vertiginosa…).
El caso es que el pasado lunes todo le decía a Virginia que mejor sería
descansar, pero para ella no parece haber mejor descanso que coger la guitarra
y cantar, lo que unido a su “vicio MASero” hizo que no pudiera resistir la
tentación de hacerse un par de temas. El primero, por petición de Carmen Cuevas, a la que se lo dedicó,
fue una versión de su admirada “El lugar al que va a morir el amor”, de Zahara, al que siguió una propia, “Mi
suerte”.
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Sam Bliss y Kas |
Las siguientes dos intervenciones
fueron la primera de vez en MAS de
dos artistas muy distintos. Por una parte, Kas,
con Sam Bliss a la guitarra,
improvisó un reggae, en el que el
público lo acompañó entusiasmado con sus palmas; a continuación, nos descubrió
un “Mundo frágil”, un rap propio del que disfrutamos extensamente. Por otra
parte, Jaime Rogue nos dejó sin palabras con
la excelente interpretación de su “composición en estado beta”, como un largo viaje
a lomos de su guitarra con los descubrimientos y las flaquezas que van
surgiendo en el trayecto y que conforman el camino. ¡Muy buenos! Ojalá que Kas y Jaime se dejen ver pronto y más…
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Dominique |
Hacía tiempo que Dominique no se dejaba caer por MAS y volverlo a ver, con la alegría
que siempre transmite, es digno de celebración. Interpretó la canción que le ha
escrito a su buldog francés… Como está escrita en su idioma (y daba por hecho
que no la entenderíamos), nos anticipó que la canción “es muy bonita”, que se
lo han dicho sus amigas… Lo que no dejó claro es si ellas saben francés…
Richard, el hombre más
cachondo (entiéndaseme bien) que ha pasado por MAS, volvió a la carga un lunes más con dos versiones que ya le
habíamos escuchado: “Dance me to the end of love”, de Leonard Cohen, y “Losing my religion”, de REM, que no quiso
presentar (esto es sólo un decir…) porque estaba seguro de que la
reconoceríamos sin necesidad de dar ningún dato. No se equivocó.
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Guillermo Toda |
Ya estábamos en el “fuera de
tiempo” y Guillermo Toda sabía que debía
ir al grano si quería tocar las dos piezas que había preparado para la ocasión,
de dos estilos muy distintos que Guillermo
supo llevarse a su terreno. La primera fue una versión del grupo de power metal Stratovarius, y la segunda, Contradanza,
de Fernando Ferandiere.
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Judith Amaya |
Las últimas notas de MAS 37 las puso Judith Amaya, con toda su “Alma” y su “Melancólica melodía”. Esta
última canción me la dedicó porque creía que, de sus letras, es la que más me
gusta… Judith acertó: es una de los primeros
temas que cantó en MAS, en compañía
de José Luis Romero Melián, como 7 Días, y su melancolía me hizo
sentirme muy cercana a ella. Gracias por la dedicatoria, Judith.
Así, a una hora más que prudente,
terminó el trigésimo séptimo lunes de música y poesía al calor de MAS. La fiesta continuó, según parece,
hasta la madrugada, como reza la tradición charra de prolongar todo lo posible
cualquier víspera de festivo… pero este es otro cantar y a esta crónica no le
compete.
Os esperamos el próximo lunes, día
18 de junio, a eso de las 22.30 horas para celebrar la edición 38 de MAS. Si no venís, os lo tendrán que contar, pero estas cosas
funcionan como el “teléfono estropeado” y siempre es mejor contar con información
de primera mano; por tanto, venid, disfrutad y contadle vuestra versión a los
que no vengan.
Andrea Mazas
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