viernes, 15 de junio de 2012

Crónica MAS (37). 11/06/12


Ya se huele el verano. Su olor está en todas partes, también en Micro Abierto Salamanca (MAS). Hay una sutil diferencia entre una edición de invierno y una casi estival. Está en el ánimo de los asistentes. No sé cómo explicarlo… Es como si la tensión se disipara y, sobre la calma palpable que queda, se desarrollara la noche… Tal vez sólo se trate de una impresión subjetiva a la que no deba dar demasiada importancia, pero si algo está claro es que esto me ha servido como introducción para la crónica de la edición 37 de MAS que tuvo lugar el pasado 11 de junio.

Algo que merece la pena mencionar es que —debido a que al día siguiente nos esperaba una jornada de no laburo y que, en consecuencia, era de esperar que a El Savor empezaran a llegar pronto personas con ganas de bailoteo y jaleo (o, como dice Andrés Sudón en “Lo nuestro es llover”, con ganas de establecer “cierta conexión sexual con tal o cual animal humano”— debimos empezar a una hora lo más cercana posible a la hora a la que deberíamos empezar cualquier día (¡qué cosas!) y —por la misma razón— terminar a una hora en la que los intereses de MAS no interfirieran en la dinámica festiva que se preveía. Lo curioso es que, por estas circunstancias, conseguimos que en dos horas clavadas de espectáculo actuaran 16 personas, lo nunca visto en MAS: en otras ediciones han participado más personas, pero no en un tiempo tan “limitado” (¡qué cosas!). Creo que, visto lo visto, dos horas es la duración ideal de un formato como el nuestro. Pasados los 120 minutos, entrada la noche, el cansancio (en el más amplio sentido) empieza a notarse entre el público y los participantes. Veremos en próximas ediciones si conseguimos mantener este espíritu de dar más y mejor en menos tiempo…

Por otra parte, quizá alguien no se haya percatado de que, en la medida de lo posible, intentamos alternar música y poesía… pero hay noches que esto sólo es posible hasta cierta línea del guión improvisado cada lunes, porque o se nos acaban los músicos o son pocos los poetas apuntados en algunas ediciones. Suele primar la música (si bien ha habido ediciones que han sido 90% poesía). No obstante, y para ser justos, algo que sí cabe destacar es que en las intervenciones “textuales” los participantes suelen defender creaciones propias, mientras que los músicos tienden a realizar versiones. En este caso, fueron más las actuaciones musicales, pero el bando poético (31,25% de la noche) contó con algunos representantes que cogieron el micrófono “por los cuernos” para mostrar una pequeña parte de su intimidad poética. Este fue el caso, por orden de intervención, de Fran, Jorge Silla, Luis Somoza, Andrea Mazas (una servidora) y Álvaro Gracia. Empecemos, en esta ocasión, por dar cuenta de lo que nos dejaron los poetas.

Luis Somoza
Fran, otro reciente fichaje de MAS, nos descubrió más versos de su poética comprometida, en este caso, con la enfermedad de Alzheimer. Podéis leer algunos de sus poemas en su blog Corazón de Caparazón y Fuego.

Jorge Silla recitó su poema “Sin más”. Como sabrá quien nos siga en nuestro grupo en Facebook, Jorge dejó un enlace en el que podéis adquirir el poema previo pago. Sobre cómo conseguir sus composiciones musicales todavía no se ha pronunciado —poesía y música van de la mano, pero, personalmente, creo que la música es el terreno en el que mejor “baila” Jorge Silla—.

Luis Somoza eligió, una vez, más dos textos contundentes que disparo directos al cerebro del público, el cual, como cada lunes, prestó la máxima atención para intentar captar cada verso a la velocidad con la que el rapsoda los lanza al aire. Alguno siempre queda flotando sin que nadie llegue a atraparlo, como “la soledad es el principio del final” o “somos monstruos de oro, planetas que giran en todas las direcciones”. El segundo poema era el contrapeso del primero: sus líneas ofrecían la esperanza con la que combatir el pesimismo y la mediocridad de la sociedad made in en serie que retrataba a brochazos en el primer texto. Esa energía positiva se resume en un verso que no deja lugar a dudas: “Hoy estoy de puta madre”.

Álvaro Gracia
La que escribe la crónica, Andrea Mazas, es una aprovechada y utilizó una de las presentaciones para leer dos poemas propios (¡hay que tener cara!): “Metamorfosis/Otro cuento de princesas y dragones”, que dedicó a la dragona Judith Amaya, y “La noche roja” (de otra naturaleza a aquella del mismo color en la que se desarrolla la canción de su compañero Andrés Sudón “Con naturalidad”; a él se lo dedicó sin decirlo).

Álvaro Gracia fue el último poeta de la noche, el penúltimo participante de la edición, ya en la cuenta atrás… ¿Rapero o poeta? La etiqueta da igual. Lo llamativo de Álvaro es que su capacidad de improvisación siempre llama nuestra atención. Los versos libres surgieron después de que leyera un texto que pensaba acompañar con unas bases musicales que había preparado para la ocasión, pero que, finalmente, no fue posible escuchar. Esperemos que en la próxima edición sí podamos disfrutar de la intervención completa, con texto y música en un todo.

Hasta aquí el resumen de la parte poética de la edición 37 de MAS. Resumamos ahora el 68,75% de noche restante.

Ángel Rosado
La primera actuación de la noche corrió a cargo de Ángel Rosado, un cantautor que, aunque hace poco que visita casi cada semana nuestra casa, ya ha reconocido estar enganchado a MAS (algo que, a decir verdad, nos pasa a muchos). Tras ofrecernos una versión de “Aunque tú no lo sepas”, de Enrique Urquijo, el señor Rosado invitó a su compinche Virginia Montaño para deleitarnos interpretando, mano a mano, “Sueños sencillos con mujeres complicadas”, de Marwan.

Una de esas voces que siempre es un placer volver a escuchar en el escenario de El Savor es la de Carmen Cuevas, mujer dotada de una sensibilidad que transmite en cada versión con la que se atreve. Habitualmente, la acompaña Charlie (otro grande que no ha dejado indiferente a nadie en cada una de sus intervenciones en MAS). En esta ocasión, Carmen actuó en calidad de solista y, a cappella, nos ofreció dos versiones (aún no se ha atrevido a componer, pero el día que lo haga estoy convencida de que nos dejará alucinados a todos… habrá que seguir esperando). Después de un tema en inglés (idioma en el que parece sentirse más cómoda que en el propio), llenó la sala de dulzura con “Nana para un rey”, de Pasión Vega. No disponemos de vídeos de esta actuación, pero aquí os dejo una delicia de versión de Carmen y Charlie que avala cada una de las palabras que he escrito sobre estos artistas. 



José Luis Romero Melián
A José Luis Romero Melián lo hemos conocido en formato banda y en solitario, y hay que decir que crece semana a semana. Dejó constancia de este “proceso de maduración” con dos temas: “Entre espacio y tiempo”, un poema musicado de una amiga, y “Cuanto más lejos estés”, que quiso dedicar a Charlie y Carmen, porque, tras escucharlos en la Gala MAL8 celebrada en el contexto de Jueves de Autor el pasado 7 de junio, sus voces se quedaron dando vueltas en su cabeza. Aprovecho este párrafo para agradecer a José Luis no sólo su música, sino también las fotografías que tomó de la edición 37 y que ilustran esta crónica.


Sam Bliss
El cuarto músico en hacerse con el escenario fue Sam Bliss. Según puede leerse en su blog, en la reseña que hizo después de su primera intervención en MAS 36, parece que no vamos a volver a disfrutar de su música ni de su perfecta pronunciación en inglés (su idioma), y es una pena porque este chico tiene una voz realmente hipnotizante, tanto que da igual que toque con la guitarra muteada… Su voz y su serenidad en las tablas arrastran al espectador y hace que nos olvidemos de todo lo demás. El primer tema que nos ofreció estaba recién terminado, aunque empezó a escribirlo hace mucho tiempo. Con el segundo, se volvió a atrever con el español (algo que, sin duda, es admirable, ya que escribir en un idioma que no se domina debe de ser todo un reto para cualquier persona que se lo propone). Esta segunda canción, “El agua”, no tenía el tono jocoso de la primera en español que le escuchamos: versa sobre los planos que quedan huérfanos después de una ruptura sentimental. Olvidémonos de la pronunciación y tengamos en cuenta hasta dónde llega su dominio del español: Sam Bliss escribe muy bien.

Virginia Montaño
Virginia Montaño es otra de esas personas que sufren el mencionado “enganche a MAS”, tanto que pide disculpas cuando no puede estar. Estas últimas semanas ha estado muy ajetreada musicalmente: numerosas colaboraciones y unos cuantos viajes para darle marcha a su pasión por la música (ya hemos dicho en otras crónicas que Virginia lleva poco tiempo desarrollando su faceta de cantautora, pero que lo está haciendo a una velocidad vertiginosa…). El caso es que el pasado lunes todo le decía a Virginia que mejor sería descansar, pero para ella no parece haber mejor descanso que coger la guitarra y cantar, lo que unido a su “vicio MASero” hizo que no pudiera resistir la tentación de hacerse un par de temas. El primero, por petición de Carmen Cuevas, a la que se lo dedicó, fue una versión de su admirada “El lugar al que va a morir el amor”, de Zahara, al que siguió una propia, “Mi suerte”.

Sam Bliss y Kas
Las siguientes dos intervenciones fueron la primera de vez en MAS de dos artistas muy distintos. Por una parte, Kas, con Sam Bliss a la guitarra, improvisó un reggae, en el que el público lo acompañó entusiasmado con sus palmas; a continuación, nos descubrió un “Mundo frágil”, un rap propio del que disfrutamos extensamente. Por otra parte, Jaime Rogue nos dejó sin palabras con la excelente interpretación de su “composición en estado beta”, como un largo viaje a lomos de su guitarra con los descubrimientos y las flaquezas que van surgiendo en el trayecto y que conforman el camino. ¡Muy buenos! Ojalá que Kas y Jaime se dejen ver pronto y más…

Dominique
Hacía tiempo que Dominique no se dejaba caer por MAS y volverlo a ver, con la alegría que siempre transmite, es digno de celebración. Interpretó la canción que le ha escrito a su buldog francés… Como está escrita en su idioma (y daba por hecho que no la entenderíamos), nos anticipó que la canción “es muy bonita”, que se lo han dicho sus amigas… Lo que no dejó claro es si ellas saben francés…

Richard, el hombre más cachondo (entiéndaseme bien) que ha pasado por MAS, volvió a la carga un lunes más con dos versiones que ya le habíamos escuchado: “Dance me to the end of love”, de Leonard Cohen, y “Losing my religion”, de REM, que no quiso presentar (esto es sólo un decir…) porque estaba seguro de que la reconoceríamos sin necesidad de dar ningún dato. No se equivocó.

Guillermo Toda
Ya estábamos en el “fuera de tiempo” y Guillermo Toda sabía que debía ir al grano si quería tocar las dos piezas que había preparado para la ocasión, de dos estilos muy distintos que Guillermo supo llevarse a su terreno. La primera fue una versión del grupo de power metal Stratovarius, y la segunda, Contradanza, de Fernando Ferandiere.

Judith Amaya
Las últimas notas de MAS 37 las puso Judith Amaya, con toda su “Alma” y su “Melancólica melodía”. Esta última canción me la dedicó porque creía que, de sus letras, es la que más me gusta… Judith acertó: es una de los primeros temas que cantó en MAS, en compañía de José Luis Romero Melián, como 7 Días, y su melancolía me hizo sentirme muy cercana a ella. Gracias por la dedicatoria, Judith.

Así, a una hora más que prudente, terminó el trigésimo séptimo lunes de música y poesía al calor de MAS. La fiesta continuó, según parece, hasta la madrugada, como reza la tradición charra de prolongar todo lo posible cualquier víspera de festivo… pero este es otro cantar y a esta crónica no le compete.

Os esperamos el próximo lunes, día 18 de junio, a eso de las 22.30 horas para celebrar la edición 38 de MAS. Si no venís, os lo tendrán que contar, pero estas cosas funcionan como el “teléfono estropeado” y siempre es mejor contar con información de primera mano; por tanto, venid, disfrutad y contadle vuestra versión a los que no vengan.

Andrea Mazas

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