martes, 13 de marzo de 2012

Crónica MAS (26). 12/3/12

Antes de que empezaran los preparativos de la edición número 26 de Micro Abierto Salamanca (MAS), en El Savor un grupo de personas ya estaba bailando. Algunas prolongaron el coqueteo con la música mientras se hacía la prueba de sonido y dieron un ambiente cálido al antes de la edición. El durante transcurrió con un cierto murmullo de fondo: el sol despierta las ganas de compartir y las personas salen de su casa con apetito. Con esta hambre, empezamos una noche variada en actuaciones. En esta edición no descubrimos a nuevos participantes, pero seguimos conociendo a otros que no son tan habituales como nos gustaría o que apenas acabamos de conocer.

Los primeros en hacer suyo el escenario fueron tres hombres de la casa: Richard, Dominique y Luis Somoza, que, como ya hicieran en otra ocasión, se reunieron para poner en común sus peculiares armas escénicas. A la radio que sintonizaron para iniciar su actuación, siguieron los acordes de Richard y, sobre éstos, el francés de Dominique terminó solapándose con la rapsodia de Somoza. El poema de éste ya lo conocíamos, y con la puesta en escena que escogieron ganaba en intensidad y dramatismo; lástima que, en mi opinión, esto sólo ocurriera a ratos: a ello ayudaba cierta distorsión tal vez buscada, que, sin embargo, también daba lugar a algo de confusión y que, en determinados momentos, impedía entender bien el texto.

La poesía siguió con los versos reactivos de Mariela Paz, una mujer cuya sensibilidad no es inmune a las injusticias y en ellas encuentra material más que suficiente para sus composiciones. En esta edición de MAS, Mariela compartió con nosotros su particular manifiesto, en el que abiertamente dice “Manifiesto no quedarme indiferente”, algo que no pasó desapercibido con la fiereza con que recitó.

Fernando Maés también continuó con la poesía, la de sus canciones. En esta ocasión, recupero dos que recogía su primer disco: “Desde el 82” y “Contradicciones”. Quien quiera volver a escuchar estas canciones, están disponibles en Youtube. También podéis visitar su myspace: y, si os animáis, podéis participar en el evento que Fernando ha creado en Facebook para que votéis sus 10 canciones que más os gusten. ¡Quién sabe, quizá de aquí salga un concierto a la carta! Aquí, el evento. 

El siguiente participante tardó mucho en probar el escenario por primera vez y nos llevó bastantes lunes, a sus amigos y a mí, quitarle el miedo de hacerlo una segunda vez. En esta tercera ocasión, no fue necesario convencerlo. Se quitó la vergüenza leyendo, por primera vez, dos textos propios (hasta ahora sólo le habíamos escuchado cantando versiones de grandes de la canción de autor, algo que no se le da nada mal). Estoy hablando de Carlos Peña, quien, con la prosa bien hilvanada de sus dos textos en torno a la insatisfacción, demostró que tiene tanto gusto para escribir como para elegir las canciones que versiona.

Como Carlos nos sorprendió con sus reflexiones poéticas, nos dejó con ganas de música, que se vieron satisfechas y con creces con la maravillosa voz de Carmen, a la que ya tuvimos el gusto de escuchar con Porty Experience. A aquel que en aquella intervención se le pasara por alto el talento de esta mujer, en esta edición no tuvo más remedio que pedir otra tras la primera y acompañarla con enérgicas palmas en la segunda de las canciones que interpretó a capella en una sala en la que el silencio sólo se rompió cuando ella lo pidió para que la acompañaran en el segundo tema. ¡Bravo!

El nombre de la siguiente participante hace honor a lo que transmite: Luz Mercedes Orrego tiene una luz propia que sabe a calma y una fortaleza de espíritu que sabe transmitir en sus micropoemas. A uno de ellos siguió otro de Roberto Juarroz que merece la pena reproducir aquí: “¿Cómo amar lo imperfecto, / si escuchamos a través de las cosas / cómo nos llama lo perfecto? / ¿Cómo alcanzar a seguir / en la caída o el fracaso de las cosas / la huella de lo que no cae ni fracasa? / Quizás debamos aprender que lo imperfecto / es otra forma de la perfección: / la forma que la perfección asume / para poder ser amada”.

Álvaro Gracia ya nos sorprendió en la 25 de MAS a los que asistimos atónitos a su improvisación de verso tras verso en formato rap. Sin embargo, este lunes Álvaro hizo una apreciación sobre su primera intervención, que, sin embargo, no le quitó mérito alguno a lo que hizo: solapó la improvisación con una canción. Así, para que no hubiera malentendidos, en esta edición haría una pausa entre la impro y el tema. Sobre lo que no nos quedaron dudas es sobre la agilidad mental de este poeta urbano: tan rápido se suceden las rimas en su cerebro que a la boca no le da tiempo a articularlas y el tropiezo o el ahogo resultó inevitable casi hacia el final de la actuación. Calma, calma… que lo importante, al fin y al cabo, es que los versos no te falten… y de esto vas sobrado, Álvaro.

Las notas finales a la primera parte de MAS (26) las puso Virginia Montaño, que lleva unas semanas invadida por la inspiración y en esta edición nos presentó una nueva canción, tan nueva que aún no le ha nacido el título. Creo que este tema está influido por la discusión (esto es un decir) que unas cuantas chicas a las que nos gustan especialmente los cantautores (entiéndase como se quiera) hemos tenido (y seguimos teniendo cada vez que aparece Andrés Sudón debajo de la suya) sobre si “barba sí o barba no”. No sé cómo se llamará finalmente la canción, pero Virginia tiene clara su posición en tan “profunda” polémica: “Haría cualquier cosa contigo que incluyera hundir mis dedos en tu barba”. La segunda canción, “También ganamos” pertenece, como bien intuyó Don Andrés en la crónica anterior, a una saga compuesta por seis temas en torno a un mismo sentimiento, tal como explicó Virginia, que me regaló la letra de la canción en forma de grulla (¡no puede parar de hacer origami!) y que ahora está al lado de mi teclado y me está susurrando que ya bien con este párrafo.

Fin de la primera parte, descanso y a por la segunda, que venía llenita de música y un ritual, como ya veníamos anunciando desde el comienzo de la edición…

A esta edición llegó Judith Amaya con su guitarra eléctrica en calidad de solista (estamos acostumbrados a escucharla con su banda, 7 Días) a darnos un importante mensaje: alquila una habitación. Después de dar por inaugurada la sección de anuncios por palabras, cantó dos canciones sobre el deseo insatisfecho y dos posibles soluciones al mismo: en “Suspiro”, clonar a la persona deseada, y en “Alba”, alejarse y tomar perspectiva para disfrutar del mundo en soledad… Espero que Judith encuentre una solución intermedia a los avatares amorosos y que nos la revele en sus próximas letras…

Richard también aprovechó la sección de “contactos” iniciada por Judith para hacer saber a las chicas presentes que su psicólogo le ha recomendado practicar otra variante sexual que no sea el onanismo…. Confesó que este lunes no estaba especialmente gracioso y que sería mejor que se limitara a cantar. La cuestión es que ya somos adictos a su gracia y encanto, y la abstinencia la solventamos imaginando lo que Richard se calla. Eligió dos canciones para versionar: “Faro de Lisboa”, de Revólver, y “Blowin’ in the Wind”, de Bob Dylan, esta última en estilo “Blasa” de José Mota, según explicó el artífice... El desánimo de Richard se vio compensado por el enérgico acompañamiento del público en el estribillo de esta segunda versión.

A Alberto Hernández Mendoza tampoco le faltaban asuntos que anunciar, porque al día siguiente el martes y 13 de marzo (o sea, prácticamente en el momento en que se publica esta crónica) daría (va a dar/está dando) su primer concierto en el Café Santa Ana (Calle Tentenecio). Son pocas las veces que hemos podido disfrutar de este artista, pero recuerdo bien la impresión que tuvimos Andrés Sudón y una servidora, Andrea Mazas, cuando estrenó el escenario de MAS: sentimos que estábamos descubriendo a un nuevo cantautor en estado puro, algo que no pasa muy a menudo en MAS. La impresión se confirma con cada canción que nos presenta; en esta edición nos dejó una buena muestra con “Pijama de rayas” y “Alas de pájaro”.

Cambiamos de registro con Jorge Silla, que vino a dar por concluido su particular “Eurovisión”. Después de ofrecernos un repaso algo farragoso, ciertamente, de las seis canciones que sometió a votación a lo largo de las últimas seis ediciones, nos desveló que la ganadora, que pudimos volver a escuchar, ha sido la tercera de ellas, “You Have to be the Best”. Silla cree que la razón de que ésta haya sido la más votada es que “al ser  un rap, es en la que menos canto”. Jorge es consciente de que cantar no es precisamente lo suyo; otra cosa es la composición y el piano… y por eso, al final de su intervención, lanzó una vez más su anuncio de contactos, que decía algo así como “joven músico busca cantante y banda”.

En esta edición creímos que íbamos a asistir al primer striptease de la temporada. Se quedó sólo en un “dejar con las ganas” a unos y en un “menos mal” para otros. Alfredo Rubbenstein salió al escenario con la banda sonora que eligió para iniciar su intervención y empezó a quitarse prendas: primero la corbata y después la nariz, a la que siguieron la americana y la camisa… y hasta aquí. Después contó el chiste que suele preceder a cada uno de sus relatos. En esta edición, leyó Relato en Re sostenido. El padre del cordero, un texto en el que retoma el tema de la tortura y el personaje del verdugo frente a su víctima, al que dirige un terrorífico monólogo: apenas acabas de escuchar un fragmento, quieres olvidarlo… pero antes de que lo hayas conseguido, Alfredo te pone delante una nueva imagen, más cruel que la anterior, que se suma a ella y que, una tras otra, van haciendo que surja en tu rostro la expresión del horror con la que acudes a la ejecución final de la víctima. Alfredo escribe bien, pero, además, muchas noches es un animal escénico.

Guillermo Toda leyó tarde el consejo que Andrés le dio en la crónica de MAS (25), pero le dio tiempo a sumar al tema que había elegido (de la complejidad habitual) otro más sencillo (según me explicó, porque yo no soy ducha en música: sólo puedo decir cuándo algo me suena bien o me conmueve, poco más; fuera de esto, para mí tocar cualquier pieza con las que se atreve Guillermo sería una odisea, claro está). De la primera, que al parecer era la “sencilla” (no tanto, porque se le resistió un poco), no explicó nada; de la segunda apunté que era de un músico del siglo XVII. Aunque ésta era la complicada, yo, sin embargo, lo noté más ágil… quizá porque con la primera se quitó los nervios. No obstante, no nos quedemos sólo con la técnica: para mí, su constancia y su actitud de superación son lecciones que recuerdo cada lunes que se sube al escenario.

La siguiente fue la última de las actuaciones… aunque aún quedaba el ritual… Miriam y Nico volvieron juntos al escenario. En la primera canción, una versión de “El sitio de mi recreo”, de Antonio Vega, Miriam tocó la guitarra y Nico se encargó de la letra; además, los acompañó Álvaro Gracia, que entre estribillo y estribillo improvisó nuevas rimas. En la segunda versión, Nico y Miriam se intercambiaron los papeles para interpretar “Tocaré”, de Tahúres Zurdos.

Al término de esta actuación, todos dejamos de mirar al escenario para dejarnos “embaucar” por el fuego y por el conjuro de Bea, que como una meiga preparó la queimada con la que brindamos por una nueva y estupenda edición de MAS.

Nos vemos el próximo lunes 19 de marzo en la edición número 27 de MAS, pero eso será después de los conciertos de Alberto Hernández Mendoza en el Café Santa Ana, de Carlos Chaouen en El Corrillo y de Muerdo en El Savor, donde, entre otras cosas, el viernes también podremos disfrutar del espectáculo de humor de Enemigos del Jardín. 

Sólo me queda daros las gracias por leer hasta aquí y, sobre todo, por hacer MAS cada lunes.

Andrea Mazas

No hay comentarios:

Publicar un comentario