jueves, 19 de enero de 2012

Crónica MAS (18). 16/1/12

En una ciudad como Salamanca, con no una sino dos universidades, que sea época de exámenes se nota en el aire… y también en Micro Abierto Salamanca (MAS), pero sólo afecta a la variable cantidad; la calidad, la magia, el humor, el calor que desprenden las personas… no se alteran por estos asuntos, y esto pudieron notarlo los presentes en la edición número 18 de nuestro encuentro de cada lunes.

Quizá porque éramos menos de los habituales los que el lunes fuimos a El Savor a guarecernos del frío con otro tipo de abrigo, Luis Somoza saludó con un “Buenas noches, pequeño micro abierto”, pero quizá también por el mismo motivo leyó con más calma, deleitándose en cada una de las palabras que daban forma a los tres poemas que eligió para esta edición. El último de ellos me llevó a anotar la posibilidad de quedarse sumido en la belleza cuando todo cuanto nos rodea se presenta como una amenaza: admirar lo bello sin miedo, porque la amenaza sin límites nos inmuniza contra él.

Ya hemos hablado en alguna ocasión de Micro Abierto Libertad 8 (MAL8), que nuestro amigo Andrés Sudón capitanea en Madrid. En una de sus ediciones, lo sustituí como presentadora y esto me dio la oportunidad de conocer de cerca a algunos de los cantautores que se dan cita allí cada martes. Uno de ellos es Manu Míguez, que quiso acercarse a Salamanca para dejarnos un poco de su delicadeza musical. Disfrutamos ampliamente de tres de sus canciones: las dos primeras conocieron el piano de El Savor, “Canto varado” y “Los restos del incendio”; con “Nombre del aire” se despidió cantándola entre el público con su guitarra y sin micrófono. Con ella creó una atmósfera de intimidad que nos propusimos mantener y respirar durante el resto de la velada. Podéis disfrutar de la música de Manu Míguez en su página web: www.miguezweb.com.

Dice Manu Míguez en uno de sus temas que “no es lo mismo escribirlo que sentirlo”. Mamen Somar, sin duda, lo sabe, pero en sus textos y en su modo de recitar se observa el reto de transmitir con la misma intensidad con que siente lo que escribe. Presentó el cuento “Soplos de locura” hablando de sí misma: según comentó, ella ya es mayor y, por ello, sus cuentos son “como los de antes: siempre con moraleja”. Con este relato, nos habló de la búsqueda constante, e insatisfecha, de libertad. Después invitó a Virginia Montaño a que la acompañara con su guitarra en la lectura de algunos poemas, como “Aprender” y otros más extraídos del libro que un acertado editor supo entrever en los post de su blog hace unos años.

Rodrigo Cuervo debe de ser uno de los pocos estudiantes que en época de exámenes se siente más ocioso que de costumbre… Quiso celebrar esta sorprendente circunstancia con nosotros y para hacerlo tomó prestada la guitarra de Virginia para ver qué salía de ella si tocaba con púa, algo que no suele hacer. Su intervención fue un careo con la guitarra, un reconocimiento del medio, y terminó en el momento justo en que le cogió el puso al instrumento. Por supuesto, como es habitual en él, antes de la música, leyó uno de sus textos inéditos. 

Hacía días que la siguiente participante no leía algo propio, así que tomó los comentarios habituales que le dirige Luis Somoza como una invitación para dejar por unos minutos su papel de presentadora y subirse el escenario con el mismo traje que el resto de personas sobre las que habla en sus crónicas. Andrea Mazas volvió al escenario, después de presentarse, vestida para leer “No supimos vernos” y el comienzo de su relato inacabado ¿Y ahora qué? [Debía haber llegado antes de que se publicara esta crónica, pero la tecnología no es infalible, y por vete tú a saber por qué motivo no llegó el comentario que Luis Somoza escribió a propósito del fragmento del relato de una servidora. Así que, a las 21.00 horas del viernes 27 de enero, minutos después de recibir el correo electrónico de Luis, paso a actualizar esta crónica con el contenido del mismo: "El relato de Andrea, que ya Andrea me había leído en una tertulia o en todo caso una historia en la que está basada ese relato, provoca que me haga una pregunta que nos hacemos todos y yo en particular con mucha frecuencia. ¿Por qué nos atrae tanto el sentido dramático de la vida? ¿Por qué las historias autodestructivas y tristes nos llaman tanto la atención? Quizá entendemos que la libertad es eso. Quizá de eso se trate. La dicotomía entre comodidad y libertad. Que a veces el confort mata y te mueres como un tonto. Tampoco hay ningún romanticismo en la autodestrucción libertaria, por mucha mitificación que le quieran dar. Mejor golpear que recibir. En todo caso, a lo que voy, que me enrollo y lo sé. El relato de Andrea me ha parecido muy inspirador y, entre otras cosas, a mí me ha servido para poder terminar un poema que se me estaba resistiendo y escribir este comentario. Así que muchas gracias por tu talento, espero que siga la racha. Vamos, que te prodigues un poco más. Y, por supuesto, mi agradecimiento total a todos los compañeros del "grifoabierto" y, en especial, a todos en conjunto y, en particular, individualmente hablando, a cada uno de vosotros, tomados uno por uno, y a todos los que no pueden evitar emocionarse mientras leen sus creaciones, porque le dan un valor añadido a lo que están haciendo."]   

Richard quiso comenzar su intervención invitando a Somoza a que pusiera voz a su poema mientras él y Dominique lo musicaban con sus guitarras españolas. A continuación, se quedó solo en el escenario para defender la canción que escribió como respuesta al correo electrónico que una chica le mandó para despedirse de él. Si algo demuestra semana a semana Richard es que conoce bien lo bueno de encarar la adversidad con una sonrisa, que el humor es cosa seria y que el chiste empieza por uno mismo, pero hay que tener arte para contarlo.

En la anterior crónica preveía que la actuación de Rodrigo Bocanegra en la edición número 17 de MAS no sería la última… Lo que no podía imaginar es que tardaría tan poco en dejarse ver de nuevo. Fue como espectador, pero las ganas de leer le pudieron… Menos mal que Pablo Madruga le dejó su iPhone para poder rescatar los poemas erotopolíticos con los que volvió a sorprendernos.

Estábamos ya en la recta final de la noche (habréis notado, entonces, que, en esta ocasión, MAS fue un continuo, sin pausa). En este punto, Manu Míguez llevaba ya un buen rato deseando escuchar a aquella con quien se había retado a tocar al piano: Virginia Montaño. Cumplió su parte del trato tocando “Duele el reloj”, incluida en su maqueta Origami, que presentará el próximo martes 24 de enero en el Santa Ana (Calle Tentenecio). Son días de mucho frío y esto no deja indiferentes a las canciones: en “Sal y pimienta” un lapsus linguae de su autora cambió “ropa” por “manta” y la música entró en calor. Muy acertadamente, Virginia se despidió con “Adiós”, de Zahara, tema que, sin ser suyo, es sputnik de sus canciones, algo que podéis comprobar en este vídeo: 


Por cierto, Manu Míguez y Virginia Montaño se conocieron en esta edición e hicieron tan buenas migas que ya tienen un concierto programado en El Savor: será el miércoles 8 de febrero, a las 22.00 horas.

Guillermo Toda se hace querer por muchas razones (sólo algunas las conoce el escenario). Además de dejarnos disfrutar de su ensimismamiento cada vez que interviene en MAS, Toda hace las veces de apuntador, ameniza ciertas actuaciones con comentarios muy acertados (unas veces jocosos, otras reveladores), y, en ocasiones, inspira fragmentos que no hablan de él en algunas crónicas. En la pasada edición, nos sorprendió con una pieza de cosecha propia (aún sin título) y con la interpretación de Estudio n.º 4, de Weed.

Llegamos al final de una noche sorprendente y cálida con Alfredo Rubbenstein, que consiguió volver a estremecernos con un relato sin mordaza que reproduce un interrogatorio; sólo habla el verdugo, pero con su monólogo somos capaces de imaginarnos a la víctima. Víctima y verdugo comparten fotograma, se funden en un mismo horror. La crudeza de su texto provoca un rechazo al que queremos, en vano, hacerle frente, el mismo que uno siente cuando creemos que en una película bélica hay demasiada sangre… pero, como apunta Murakami en Sputnik, mi amor, “cuando te disparan, sangras”.

Además de lo que vemos sobre el escenario, hay noches en que el arte se escurre entre las mesas; en esta edición, Delia repartió sus sentidos entre los participantes y su cuaderno de dibujo, y de él sale este retrato: 


Si durante un MAS escribes un poema, haces un dibujo, tomas fotografías de lo que sucede en El Savor... y quieres compartirlo, puedes mandarlo a microabiertosalamanca@gmail.com para que aparezca en la crónica. Os invitamos también a que nos hagáis llegar vuestras impresiones sobre las actuaciones, ya sea como comentario a esta crónica o por correo electrónico para que las publiquemos.

Me despido con un "gracias" XXL dirigido a todos los que creáis este calor de invierno. Os esperamos el próximo lunes 23 de enero en la que será la edición número 19 de MAS.

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