martes, 28 de febrero de 2012

Crónica MAS (24). 27/2/12

Me siento a escribir la crónica de la edición 24 de Micro Abierto Salamanca (MAS) sin haber asimilado del todo aún la sensación que deja una gran noche de arte, diversión, buen rollo, buenos propósitos y ganas variadas (de compartir, de hacerlo cada vez mejor, de quitarse la timidez…). Sí, la noche del 27 de febrero muchas personas poblaron El Savor con sus ganas de.

Las primeras fueron las de Fernando Maés, quien quería invitarnos a celebrar con él sus cuatro años de vuelta a los escenarios. Su regreso a la música ocurrió un 29 de febrero, así que la celebración no puede retrasarse más: será este miércoles en el Café Corrillo a las 22.00 horas. Para animarnos a asistir, nos regaló dos temas. Del primero dijo que “con sólo cinco acordes, es difícil hacer una canción tan buena”. Se trataba de una versión de “Agárrate a mí, María”, de Enrique Urquijo. Para despedirse, nos hizo un resumen de los planes que tiene de aquí en adelante en su canción “A la luz de tus canas”. Por cierto, Fernando no quiere que nadie se quede sin ir a su concierto por razones ajenas a las ganas, así que quien quiera y no pueda pagar la entrada, basta con que le escriba: aquí el evento.

La siguiente intervención fue breve pero precisa y su artífice se ganó al público en pocos minutos. Fue también un regreso, el de Víctor Prieto a MAS. Con su microrrelato Crimen y castigo, su buen hacer con las letras y su humor se hicieron patentes, y dejó a los espectadores con ganas de más. Ojalá lo veamos de nuevo y pronto en el escenario de El Savor.

Richard, Dominique y Luis Somoza quisieron unir sus armas artísticas en su número: la corrosiva poética de Somoza, la prosa audaz (en francés) de Dominique y los arreglos de Richard, que en esta edición se atrevió con una eléctrica. La combinación prometía y lo sigue haciendo. Lástima que los problemillas técnicos nos impidieran centrar toda nuestra atención más en el contenido de la pieza que en lo anecdótico. No obstante, estoy convencida de que pronto nos dejarán sin palabras.

La noche iba a darnos gratas sorpresas y, además, íbamos a conocer caras nuevas. La primera de ellas fue la de Nacho Prada, un joven cantautor que, para ir calentando motores, empezó con una versión de “To be alone with you”, de Sufjan Stevens, a la que siguió un tema propio, “Incomprendida”. Esperemos que se dé pronto la ocasión de calar un poco más a este artista para que los adjetivos que elijamos para hablar de él en las crónicas se ajusten mejor a su estilo. De momento sólo queda eso: ganas de escucharlo más.

Este párrafo de la crónica corresponde al momento en que, por fin, asistimos a lo que veníamos anunciando las semanas anteriores: la muestra de Poetry Slam Madrid. De esta ciudad llegaron cuatro de los componentes de dicho grupo: Ángela Angulo, El Yanito, Werner El Increíble y El Cable Azul. Después de una breve introducción en la que explicaron el origen del slam y sus reglas, repartimos las pizarras entre el público para las oportunas votaciones de cada intervención y, a los nombres de estos poetas, se sumó el de nuestro incombustible Luis Somoza, que quiso sumarse a la muestra y someterse al juicio de los espectadores. Buenos textos bien interpretados con un tempo dinámico activaron nuestros cerebros en un formato de recital que era la primera vez que ocurría en el escenario de El Savor, que hizo imposible el bostezo y que consiguió que los presentes quisiéramos más y más poesía. Las declamaciones de Ángela y El Yanito obtuvieron idéntico favor del público; el empate se resolvió cuando el “aplausímetro” erigió como vencedor de esta noble “batalla” a El Yanito. Para los que estéis interesados en este formato, Poetry Slam Madrid está en Facebook (allí podréis informaros de sus encuentros) y, además, el último miércoles de cada mes se reúnen en Libertad 8. ¿Alguien se anima a participar?

Después del descanso que siguió al subidón poético, MAS prosiguió con más poesía, la de Mariela Paz y Luz Mercedes Orrego, cuyos estilos, tanto en forma como en contenido, son tan dispares que escuchar primero a una y luego a otra es como subirse a un columpio y dejarse llevar de un extremo a otro sin pasar por el foco de la parábola: del grito de los ardientes y guerreros extensos versos de Mariela al silencio de los pacíficos y armónicos micropoemas de Luz. Son dos mujeres, dos amigas, como dos satélites cuyas órbitas simpatizan sin cruzarse.

Y seguimos con las ganas, las que teníamos de que Carlos Peña volviera a subirse al escenario. El complot entre sus amigos y una tal Andrea Mazas hizo posible que regresara a MAS con dos nuevas versiones: “Calle Melancolía”, de Joaquín Sabina (en la que fue difícil que el público no lo acompañara en el estribillo), y “¿Dónde pongo lo hallado?”, de Silvio Rodríguez. Dado el gusto de escucharlo, el complot seguirá, para que no pase tanto tiempo hasta que volvamos a escucharlo…

También es un gusto escuchar a Joan Manuel Corcino recitar. Ayer lanzó directos a nuestra cabeza dos poemas: “Aquiles” y “Post-it”. Éste último me lo dedicó, porque hace unos días le comenté lo mucho que me gusta y las ganas que tenía de volver a escucharlo. Dicho y hecho, o mejor, pedido y dicho. Gracias Joan.

Cándido Pérez nos sorprendió leyendo uno de sus textos antes de cantar una “frikicanción” que ya conocíamos: “El quinto músico de Bremen contraataca”, tema de la saga que ha dedicado a este personaje. Cándido supo utilizar el humor algo macabro de su texto, inspirado en una conversación por chat sobre cementerios, para pasar del tono más serio de los poemas de Joan al desenfado y comicidad de su música. Los nervios con que se subió al escenario de MAS la primera vez ya forman parte del recuerdo.

A continuación, tuvo lugar una de las actuaciones estelares de la noche y, me atrevo a decir, una de las que más han agitado al público de MAS en sus 24 ediciones. Se presentaron como Porty Experience. Detrás de este nombre se esconden cinco amigos que desfilaron por el escenario durante los tres temas que versionaron, con cada uno de los cuales se fueron superando a sí mismos. Con la primera canción hicieron una versión de una versión: “You make me feel my love”, de Bob Dylan, pero la magnífica voz de la chica que cantó fácilmente nos recordó a la de Adele. Con la segunda versión, sin duda, no dejaron indiferentes a nadie: “Tears in heaven”, de Eric Clapton, pero ésta venía con sorpresa: a la mitad del tema, uno de los componentes se marcó un rap mientras otro lo acompañaba con beat box. La reacción no se hizo esperar: el público se puso en pie para aplaudir y pedir una tercera. Se despidieron con un tema de Janis Joplin. (De esta intervención se grabaron vídeos, así que espero poder actualizar pronto la crónica con alguno de ellos: ¡merecerá la pena!)

Después de la intervención de Porty Experience, el siguiente participante tendría que asumir la difícil tarea de subir al escenario a defender lo que fuera que tuviera preparado. Así, Richard, después de darme las gracias por ponerle en semejante aprieto, tanteó el terreno intentando cantar “Ojo al gorila” con diferentes estilos, pero, finalmente, dijo: “Esta canción tiene un punto, pero no se lo veo” y se despidió contando el ya famoso chiste de los melocotones de dos sabores… El público ya conoce las “salidas” de Richard y, probablemente, no le hubiera perdonado que se hubiera puesto serio en esa situación. Ya lo hemos dicho otras veces: con su humor nos gana todas las semanas. ¡Ole, Richard!

Nos acercábamos al final de una increíble noche y aún quedaban unas cuantas personas en la lista, así que, ya en este punto, estaba claro que en esta edición algunos artistas se quedarían con las ganas de subirse al escenario… No fue el caso de Virginia Montaño, que vino a presentarnos una canción recién salida del horno (según creo, aún sin título). La introdujo leyendo una de sus reflexiones sobre la vida, el arte, el amor y la necesidad que a veces se tiene de darle una tregua a un corazón inquieto como el suyo. Para despedirse, se “desenchufó” para cantar, lo más cerquita posible del público, “Adiós”, de Zahara, cantautora por la siente una gran admiración, como nos ha demostrado en varias ediciones.

Jorge Silla vino dispuesto a emprender la cuarta de sus seis galas y, así, nos presentó la canción número 4 de las seis que quiere que votemos: “Shut up, come and dance”, después, eso sí, de ofrecernos un breve repaso de las melodías de las tres anteriores. A continuación, realizó una versión instrumentada del poema “El derrotado”, de Ángel González, que leyó en el homenaje a este poeta celebrado la pasada semana en El Savor.

Y llegamos con las emociones agitadas al final de la edición 24 de MAS. La encargada de cerrarla fue Miriam, a la que también le teníamos ganas desde que nos sorprendiera la primera y única vez que se subió al escenario acompañada de su amigo Nico. Su actuación, una versión de “Piel canela” que enlazaba con “Bésame mucho”, le valió una de las invitaciones que anoche sorteamos para el concierto de Paula Lekuona que tendrá lugar este jueves 1 de marzo en El Savor. Ella quiso regalar la otra invitación a Nico, pero le pusimos como condición que nos ofreciera un último tema con el que dar por concluida, ahora sí, esta edición. Accedió y, con ello, Nico se ganó una invitación, y el público, una canción más: “Noche de cuchillos”, de Amaral.

Antes de ponerle el punto final a esta crónica, os dejo los enlaces a los eventos que anoche mencionamos: por un lado, la presentación del poemario Ternura incandescente, de Montse Villar, en la que participarán, entre otros, Fernando Maés y Andrés Sudón, y, por otro, el café-taller“La mirada que respira. En busca de la palabra vinculada”, a cargo del director de la Escuela de Lectura de Madrid, Antonio Rodríguez Menéndez. Ambos tendrán lugar en la Biblioteca Pública de la Casa de Las Conchas y tendrán lugar, respectivamente, los próximos sábado y domingo.

¡Gracias a todos, público y participantes, por hacer posible otra estupenda noche en la mejor compañía! ¡Habrá que ir pensando en qué hacer en la edición 25 de MAS para que esto sólo pueda ir a más!

Andrea Mazas

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