viernes, 9 de diciembre de 2011

Crónica MAS (12). 5/12/11

Aviso: Esta crónica va a ser difícilmente objetiva y fácilmente larga. ¿Cómo decirlo? Esta semana ha pasado algo que desconozco… pero algo ha sucedido. Tal vez se hayan alineado los astros o los corazones. A lo mejor el derroche que anticipan las luces navideñas (vete tú a saber) y esta semana-damero de “fiesta sí, fiesta no” tengan algo que ver. O quizá ha pasado porque nos daba la gana que pasara. No tengo ni idea pero sí una bola de nieve en la cabeza y los copos siguen bailando. Lo que quiero decir es que no sé cómo ordenar las sensaciones que quedan del lunes pasado para que estas líneas no se me desmanden. Por eso voy a intentar contar sólo quiénes pasaron por el escenario de El Savor y qué hicieron en la edición número 12 de Micro Abierto Salamanca (MAS). Con toda seguridad, quienes estuvieron presentes en esta ocasión en MAS, al leer esto, pondrán en las entrelíneas lo que yo no escriba… y quienes no estuvieran tendrán una razón más para acercarse el próximo lunes noche a ver qué coño pasa con esta pandilla de “locos”.

El maestro de ceremonias fue Andrés Sudón. Que fuera la edición número 12 y que estuviera tan cerca el año que calza este número le hicieron recordar que, “por fin”, estaba cerca el “final del mundo”. ¡Así que todos a celebrarlo! Esto sirvió de batuta de la noche; dadas las circunstancias, se hacía preciso que todo aquel que subiera al escenario intentara salpicarlo con unas gotitas de su mejor hacer, y así lo pidió Andrés. 

El primero en “mojar” las tablas fue Jorge Silla. Su monólogo en torno a los recortes en la educación, de difusos tintes políticos, le sirvieron para que nos hiciéramos una idea de la cantidad de méritos académicos que son precisos para ser un relaciones públicas a la deriva de toda expectativa laboral y, sobre todo, a la intemperie. Sus atropellos para que el texto se ajustara al tiempo disponible no impidieron que, una vez más, se metiera en algún que otro “jardín”, en el que acamparon con canciones como provisiones Alberto H. Mendoza y Virginia Montaño. Después de que el primero lanzara su “canción de follar” para avisar a alguien de que pretendía renegar de su “faro de orgasmos”, se desenchufó, presentó a la segunda y, sentados en el borde del escenario, crearon un espacio de intimidad en el que pudimos comprobar las buenas migas musicales que han hecho el extremeño y la andaluza. Nos sorprendieron con un tema del que no recuerdo el título pero sí parte del estribillo: “Hoy huele a flores del otro lado del cristal, […] hoy tengo errores para guardar y recordar”. Las flores, Virginia entre ellas, se quedaron de nuestro lado y ella aún nos dejó dos canciones, una con guitarra, “Aquí tienes la luz”, y otra al piano, “Duele el reloj”.


Antes de presentar al siguiente participante, Andrés hizo un repaso rápido de lo que ha sido MAS. En él era inevitable hablar del primero de sus conductores, el gran poeta Ben Clark, del que ya habíamos hablado en alguna ocasión. Aquellos que el lunes aún no lo hubieran disfrutado, el miércoles tuvieron la ocasión de comprobar su verso y su realidad en su “lectura paranoico-crítica” ofrecida en El Savor. De poeta a poeta… Máximo Somolinos trajo a MAS 12 algunos versos de Ángel González, y sus poemas “Diciembre” y “Nada importa”. En el primero decía que “hoy es más lunes que otros lunes”; sin embargo, esto sólo pasaba en su poema, porque esa noche costaba recordar que era lunes. 

Guillermo Toda señaló que él venía “más a recoger que a dejar”. Lo que recogiera quería llevárselo con el tema que tocó, que ya intentó interpretar en la pasada temporada de MAS en el Esperpento. Cuando terminó, nos dimos cuenta de que nos había mentido: con su perseverancia y locura vocacional siempre deja en el escenario más de lo que se lleva; siempre queda la bonita estela de querer hacerlo cada vez mejor. 

De la guitarra clásica de Toda a las rimas, a los ritmos y a las ganas de El dúo justiciero, a los que no les faltan “trastos” alegres en sus directos. El estilo desenfadado de su guitarra y de su xilófono revolvió a los espectadores en sus asientos con su primera canción, “Me siento seguro”, y con esa confianza hicieron frente a “El huracán” de la segunda. La seguridad la convirtió en naturalidad Andrés Sudón, que aprovechó la ocasión para estrenar su nueva canción. En ella, “follar sin futuro” y “la caída del imperio norteamericano” comparten colchón. 

Antes de irnos al recreo, Andrés pidió a Fernando Maés y a Virginia Montaño que se hicieran con el escenario y nos dejaran disfrutar de la canción que en la prueba de sonido improvisaron, "Para tocar el cielo”, de Tontxu. Su versión se entremezcla hoy con la de su autor, que también ha colaborado a esta semana rara de magia y emoción con el concierto que ha ofrecido en el mismo escenario.

Volvimos del descanso con ganas y ganas de continuar. Los primeros en “darnos caña” fueron Metonimia. Con ellos, el hip hop se hacía por primera vez con los micrófonos de MAS. Rimas bien buscadas con alguna que otra improvisada sobre la marcha dieron ritmo e impulso a los aplausos que se llevaron sus integrantes, Mamaga y Tony.
 
La intervención de esta semana de Víctor Casado fue una declaración de intenciones práctica: habló de “controlar el ego”, citó a Orwell (“telling the truth is a revolutionary act”) y defendió la “mentalidad positiva”. Se sigue resistiendo a hablar de poesía, pero eso no impidió que, además, dedicara un “texto” a la “chica de la fotocopiadora”. 

El 50% del dúo Queen of Klezmer, el violinista Alex Guinaldo, pidió la colaboración de algún guitarrista para su interpretación. Andrés Sudón fue el atrevido y, para disfrute de todos, protagonizaron el que mi memoria recuerda como uno de los momentos más grandes de la noche. Es increíble lo que pueden conseguir dos músicos cuando se entienden aunque se acaben de conocer. A mí me contagiaron de su vicio del ritmo. ¿Y a ti?

Después de un cierto subidón instrumental, Óscar Bailongo le echó ganas y desparpajo en su intervención: una performance en la que volvió al play back al que nos tenía acostumbrados, basada en “Bills, bills, bills” (o “Factura, farturita”, como él tradujo), basada en la canción de Destiny’s Child. Las risas no faltaron en la sala.

Teníamos el propósito de que todo el que se subiera al escenario dejara algo de sí mismo. Nos parecía que Andrés y Andrea, ya que lo pedían, también debían hacerlo. Así que yo me “mojé” con mi poema “Ni musa ni princesa” (que dediqué a la musa y artista Virginia).

Volvimos a la canción de autor en estado puro. Fernando Maés dejó buena muestra y gran huella en la noche del lunes. Empezó con su versión de “De haberlo sabido”, de Quique González, uno de sus referentes. Después lo acompañó Andrés Sudón y juntos interpretaron el tema “No creas”, recogido en el último disco de Maés. La colaboración la cerraron con “Ternura macarra”, de Sudón, mezcla de blues y pasodoble inspirada en la cantautora Silvina Magari. 

La noche siguió sonando y el escenario se siguió mojando. Rodrigo Cuervo pidió ayuda al “oído biónico” de Andrés para afinar su guitarra. Resuelto el asunto, Víctor Casado volvió al escenario: él recitó los versos de “Llegó con tres heridas”, de Miguel Hernández, a los que la maestría de Rodrigo puso música y las heridas se abrieron sin dolor pero con gran emoción. Tras los aplausos merecidos, el músico continuó con un poema y una instrumental propios. El título del texto aludía al “beso de los monstruos” y la composición en un principio pretendía decir “y qué pasa si me gustas y no sé cómo decírtelo”, y con este título se quedó. Supongo que, aunque, como él dijo, el título no se corresponda finalmente con lo que transmite la obra, si le explica esta historia a la persona que la inspira sí tendrá algún efecto…

De la música al cuento, con la voz, la dulzura y el cuaderno rojo de Aurora, que compartió la historia del “gorrión más gorrión” que conoció y que quería ser cigüeña. Sus padres estaban entre el público y querían escucharla cantar, así que, gracias a ellos, descubrimos la parte musical de esta participante y disfrutamos de la versión de “Por mi tripa”, de Pereza.
 
Estábamos llegando al final de esta edición, pero aún nos quedaba disfrutar de las “gotitas de arte” con las que algunos buenos amigos de MAS casi desde sus inicios también quisieron empapar la noche. “¿Hay algún guitarrista en la sala?”. De esta forma, Koji Sazaki también pidió la colaboración de Andrés para que lo acompañara en su primer poema, que recitó en japonés. Con el segundo texto, nos dio una vuelta al mundo y nos mostró la “prueba de que alguien recibió conformemente la mañana que tú despediste”. De sus últimos versos no recuerdo el título, pero “es lo que vio” y, para que quien no los escuchara se haga una idea del tono, cuando terminó, alguien a mi lado, mientras aplaudía con ganas, susurró “¡Qué mal rollo!”. 

Una noche tan maravillosa como la que tuvimos necesitaba un final a la altura, que fue sobrepasada con creces por Sara Clark, al piano, y Gaizka Ramón, a la guitarra. Después de que ella nos deleitara en solitario con su “Monster’s song”, consiguieron que cerráramos la velada con un largo escalofrío de placer, que fue provocado por su interpretación de “Falling Slowly”, de la banda sonora de la cinta más que recomendable Once. Con esta canción terminó MAS (12) y con ella, para intentar transmitir un poco la emoción con la que nos encontramos este lunes en El Savor, cerraré esta crónica unas líneas más abajo. 

Fue una edición para recordar; por ello, os animo a completar este resumen con vuestros comentarios, o con las fotografías o videos que podáis tener. 

Me siento muy agradecida de haber sido partícipe de todo lo que recoge esta crónica y aún sigo disfrutando de las gotas de arte y honestidad que todos dejasteis en vuestro paso por el escenario. 

¡Os esperamos el lunes 12 de diciembre en El Savor!


(Aquí termina esta larga crónica: )

1 comentario:

  1. a mi me es imposible describir con palabras lo que pude llegar a sentir esa noche, me cautivaron todas las actuaciones y me dio rabia no haber tocado yo tb!!! fue algo especial sin duda ^^

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