miércoles, 9 de noviembre de 2011

Crónica MAS (8). 07/11/11

Este lunes 7 de Noviembre asisitimos a las edición nº 8 de MAS (Micro Abierto Salamanca), quizá la más completa, variada y ordenada de todas. Por lo general en MAS prima el texto ante la música, y el espectáculo suele alargarse más allá de las dos de la mañana, pero en esta ocasión música y texto estuvieron equilibrados. De hecho, comenzamos con música, ¡un cantautor que no es ni Fernando Maés ni yo (Andrés Sudón)! Se trata de Alberto Hernández Mendoza, que nos cantó dos canciones, Noviembre y Vestida de flores. Esperamos que este palentino se haga asiduo del MAS, hacen falta cantautores. A la música le siguió la poesía de Luis Somoza, que nos recitó Polofemo acelerado entre las sábanas, un relato que ya leyó el año pasado y que vuelve a enseñarnos corregido y mejorado, en el que encontramos imágenes que describen un universo alegórico.  Lo siguiente fue, directamente, fusión de música y texto, los granadinos Lucía Noguera y Rubén González interpretaron una canción a la que añadieron texto recitado, él con la guitarra y la voz, y ella con los textos y algunos coros. Después más música, Óscar Bailongo, acompañado por la guitarrista Filo, cantó en catalán, idioma en que se escribió la canción, La estaca de Luis Llach, canción muy adecuada para el momento social y político que estamos viviendo. Lástima que algunos no sepamos catalán, os recomiendo escucharla con subtítulos. Seguimos con la poesía de Elena Villarroel, que leyó dos optimistas poemas, Cima, que habla de la sensación de llegar a la cima con su cansancio y su satisfacción correspondientes, y Veleta del tiempo, que habla de los nuevos tiempos que están llegando. Me llamó la atención la claridad de sus palabras y de su voz.  A continuación música por partida doble, en la misma intervención dos guitarristas muy diferentes con mucho en común, Guillermo Toda y Rodrigo. El primero interpretó dulcemente, sin incidentes y con gran musicalidad una pieza que ha tenido que esperar para tocar, ya que cuando descubrió su partitura tenía las manos demasiado pequeñas para interpretarla. Un claro ejemplo de progreso, estamos viendo crecer como intérprete a este joven obstinado, ¡enhorabuena!. El segundo, Rodrigo, dejó a un lado la guitarra clásica para hacerse con una eléctrica con su correpondiente distorsión, con la que interpretó una adaptación de Beethoven, a pesar de que Andrea le había pedido suavidad. Llegó de nuevo el turno de la poesía, esta vez de la mano de Sofía Montero, que dedicó un poema a Michael Jackson y, a continuación, ayudada por su marioneta boxeador (según ella, parecida a Michael), se marcó un animado baile con la música del susudicho de fondo. Todo un espectáculo. Llegó de nuevo el turno de la música, aunque ya no sé qué es música y qué poesía, esta vez me tocó a mí mismo cantar un par de canciones,  Cara a la luna y Canción triste y de amor, de cuya interpretación disfruté bastante. Es más cómodo actuar cuando no presentar, y es maravilloso ver presentar a Andrea Mazas, cuya naturalidad, honestidad, belleza y desparpajo, hacen grande al MAS. Después de mi humilde actuación, llegó el descanso.
La primera actuación tras el descanso fue la de Siete días, un grupo emergente en Salamanca. Tocaron A Life y Ciudad fantasmal. En esta ocasión fueron solamente dos miembros de la banda, pero han prometido que en otras ocasiones vendrán los demás. Y, de nuevo, tras la música, la poesía; Mariela Paz Díaz que recitó un poema llamado Minotauro no es un monstruo, poema que acompaña a un espectáculo que hace poco ganó un concurso (disculpad las imprecisiones, pero no puedo acordarme de todo…), por lo que Mariela manifestó “por fin un poema mío sirve para algo”. También recitó Mis palabras son tuyas. Y, ¿ahora qué? Pues música: Cándido Pérez, que mezclando música y humor, tocó dos canciones propias muy divertidas, de las que todo el público disfrutamos mucho. Después poesía:  Koji Saraki nos leyó dos maravillosos poemas, el primero termina diciendo “cómo me pones, poesía” y el segundo es una comparación entre el suicidio japonés y la caligrafía japonesa. Maravilloso Koji. A continuación, más poesía, aunque su autor,  Víctor Casado, no quiera llamar así a lo que escribe. Lo cierto es que, sea lo que sea, a la gente nos llega, nos hace reír, pensar, y no es posible dejar de prestarle atención. Pues eso, que con gran expectación por parte del público, nos leyó sus textos titulados Oligofrenia, González, coge el teléfono, Foto colectiva, Sinfonía, Concursos de arte y Músicos callejeros. El penúltimo de nuestros participantes del MAS (8) fue Alfredo Rubbenstein, que, con un notable cambio de registro, leyó un relato en el que un asesino habla con su víctima. Sobrecogedor. Alfredo no deja nunca indiferente, tengo la sensación de que va a ser un gran novelista. Para terminar el espectáculo, tuvimos a una nueva participante, Virginia Montañao, que cantó, muy nerviosa por ser su primera vez, dos canciones propias con su preciosa y contundente voz; se lió un poco con la guitarra, que no era la suya, pero sus letras y esa voz me hacen pensar que por fin están apareciendo buenos cantautores en esta ciudad que debería estar repleta. Y con esta promesa terminó la octava edición de MAS.
Tras esta maravillosa noche de arte, comunicación y fiesta, tengo la sensación de que este va a ser un gran curso. Gracias a todos los que estáis haciendo posible esta experiencia inolvidable.


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