martes, 1 de noviembre de 2011

Crónica de MAS (7). 31/10/11

De camino a El Savor me crucé con Michael Jackson, unas cuantas brujas, algunos vampiros, unas pocas enfermeras y muchos vivos con la cara pintada. La noche de difuntos también estuvo rondando en Micro Abierto Salamanca (MAS) en esta edición: la palabra “muerte” se coló en algunos textos, entre el público algún que otro espectador aplaudió en calidad de zombi y yo misma hice diversas alusiones a esta grotesca festividad. Que fuera un seudopuente nos hacía presuponer que esta edición de MAS sería distinta a las anteriores: muchas de las personas habituales en este festejo semanal no estarían en la ciudad y otras que sí estuvieran preferirían quedarse en casa viendo una buena peli de terror o salir a quemar la noche con un uniforme carnavalesco. Pero si dos fiestas pueden combinarse, el resultado suele ser una fiesta mejor, y de ella disfrutamos los que anoche nos encontramos en El Savor.

Por estas fechas, en teatros y plazas de toda España, año tras año, el amor de Doña Inés salva a Don Juan Tenorio del infierno. Zorrilla está tan ocupado estos días, que en su lugar nos envió a Cadalso, quien vino acompañado de Tediato, protagonista de la obra de este autor Noches lúgubres, considerada la única obra gótica de la Ilustración española y con la que comenzamos una noche cargada de “poesía y amor”, tal como presagió el dial esa mañana. 

Dejamos a Tediato desenterrando a su amada para pasar el testigo a los poetas que anoche compartieron buenos versos con los presentes. La primera en hacerlo fue Clara Arregui, una vieja amiga de MAS y que, quienes la conocemos, imaginábamos que vendría con letras griegas en el estuche. Esta vez eligió a Giorgos Seferis, uno de los grandes poetas griegos del siglo xx, perteneciente a la llamada “Generación de 1930” y de quien, después de recitar en su idioma original, nos tradujo uno de sus poemas. Siguió con el suyo Cosas románticas, que, como apuntó, Andrés Sudón recordará, pues lo escribió y recitó en Libertad 8 hace unos meses. Cerró su intervención con un segundo texto de cosecha propia, esta vez en griego y que prometió traducirnos en su próxima visita a MAS.

No puedo dejar de reconocer mi sorpresa ante la intervención del segundo participante de la noche. Después de mucho tiempo pidiéndole que lo hiciera (prácticamente desde que se hace MAS), Óscar Martín, por fin, probó el micrófono de este espectáculo con uno de sus poemas, muy adecuado para la noche: un llanto a la amante muerta y el anhelo de un reencuentro imposible. Esperemos que ahora que se ha animado, volvamos a verlo pronto entre nosotros en El Savor.

Como yo siempre he sido más amiga del libertinaje del Don Juan de Molière, aproveché para leer el monólogo con que se abre la obra de teatro ¡Hombres!, de T de Teatre, antes de pasar el testigo al puertorriqueño Joan Corcino, poeta que también ha demostrado ser ducho en lances poéticos. En esta ocasión, eligió cuatro textos para conquistarnos: Gogol, Desnudo 2, Desnudo 3 y A propósito de los ojos. Del tercero de ellos, anoté el que, según recuerdo, es el verso final: “Todo gravita en una elipsis perfecta”; al finalizar MAS, Corcino nos desveló a algunos su gusto por la historia de la Física. 

Entre esos “algunos” estaba Alfredo Rubbenstein, que fue el siguiente de la pequeña familia de comediantes que anoche llenaron de vida el escenario de El Savor. Después de unos perspicaces y sagaces consejos comerciales que mezclaban crítica con humor, leyó su relato La existencia de los sorianos, que acompañó de un croquis de lo que vendría a ser un soriano tipo y que repartió entre el público para que se hiciera una idea de la clase de sorianos con los que se relaciona el payaso de MAS. Habida cuenta del esbozo anatómico que nos mostró, parece que cuando Rubbenstein avisó de su llegada a Soria, sus habitantes dejaron que los extraterrestres invadieran la ciudad para que fueran ellos quienes lo recibieran.

Máximo Somolinos tomó ejemplo de Ane González y subió al escenario armado con su bolso, no fuese a ser que… pero no fue de él de donde salieron los cuatro poemas que leyó. Al recuperar el primero, No prometo, pensó que es uno de esos que la boca de Luis Somoza le daría el énfasis y la rabia de juventud con el que quizá él lo pensó. “Me da miedo la soledad, pero más miedo me da que tu cuerpo se acabe.” Así termina Páginas para salvarnos, el segundo de los textos que recitó, antes de pedir una silla para ponerse cómodo y proseguir con dos poemas. El último de ellos, Problema 3, ya lo había leído en alguna otra ocasión en MAS, pero es de esos que siempre se agradece volver a escuchar: se quedan en algún lugar de la memoria y se rescatan cuando se redescubren como si fueran nuevos, porque parecen nuevos cada vez. Quienes nos quedamos con ganas de más, esta noche tenemos una cita: Máximo Somolinos, Luis Llorente y David Calabrés volverán a El Savor con buena poesía y buena música (aquí tenéis el enlace a este evento).

Tal como a Somolinos le hubiese gustado escuchar, o leer, su primer poema, así procedió Luis Somoza con sus cuatro textos, directos, intensos y brutales (tendría que consultar el significado de “brutal” en el diccionario, pero la intuición me dice que todas sus acepciones pueden valer para los textos que anoche Somoza compartió con nosotros). El punto final a líneas como “… y le piso la cabeza para que no olvide que me llamo Luis” o “No estaría mal… que todo estallara”, que dibujaron una cierta mueca de terror en la cara de los asistentes en esta edición de MAS, lo puso un relato bélico ambientado en Afganistán. 

Los participantes de esta edición, en número menor al que estamos habituados ya en MAS, dieron extensas muestras de su talento. En todos ellos vimos confianza en el escenario, empatía con el público, humildad y, sobre todo, ganas de pasar un buen rato entre amigos compartiendo arte. Esto nos lo enseñaron por doble partida Clara Arregui y Alfredo Rubbenstein, que se reencontraron ante el micrófono para cerrar la noche son el sainete El asesino siempre es el mayordomo, escrito por el mismo Rubbenstein.

Fue una noche cien por cien poética, pero con promesas de buena música: también en El Savor, el jueves Marwan presentará su nuevo disco (accede al evento aquí) y el viernes continuaremos dándole guerra al espíritu con los mejores ritmos de Habana Abierta (más información aquí).

Os esperamos el próximo lunes para seguir riendo, bailando, escuchando, soñando, añorando… en definitiva, para seguir celebrando la vida.

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