Esta crónica corresponde a la edición 46 de Micro Abierto Salamanca (MAS), celebrada el pasado 1 de octubre, en El Savor, nuestra y vuestra casa. Hoy es el domingo siguiente y aún no son las ocho de la mañana. Me
propongo resumir lo que ocurrió hace unos días en El Savor sin que el horario se note demasiado en el resultado de mi
tic tic en el teclado: esto y Cassandra
Wilson susurrándome su compañía es lo único que escucho (no quiero
despertar a los que aún duermen y pulso cada tecla con sumo cuidado). Para
algunos, todo lo anterior quizá no sea más que anecdótico o una forma como
cualquier otra de empezar a escribir (y sí, estarán en lo cierto). Para mí, en
cambio —una notable dormilona, por mencionar sólo uno de mis atributos— este propósito,
en este día y a esta hora, es todo un reto. Me siento abrumada (en la última de
sus acepciones). He visto amanecer; estaba —y estoy (técnicamente)— sobria. Esa,
esta, sensación, con los ojos aún con una nebulosa transición, preside mi ánimo.
En mi imaginación, todo esto se cruza con las personas que asistieron a MAS 46. Se saludan. En este estado, me
viene a la memoria (yo no la invoco) una mujer. Recuerdo en qué blog leí una
entrevista que le hicieron: Google, palabras clave, buscar, encontrar y releer.
Pausa. Me quedo con las ganas, pero decido no hacer un “copia y pega” para que
esta introducción no se me vaya (más) de las manos. Bastará con dejar aquí elenlace a esa entrevista para quien tenga curiosidad.
Recupero, eso sí, la frase con la que Amélie
Nothomb, la mujer de mi memoria, se despide: “Las cosas fáciles normalmente
no aportan placer”.
Para muchos no resulta fácil subirse
a un escenario, aunque lo hagan con frecuencia. No es la facilidad,
precisamente, lo que los empuja a hacerlo. Más bien, es el placer que sigue al
acto de medirse, de superar los propios miedos, de hacer frente a la timidez,
de compartir parte de su intimidad, de sus reflexiones, de colaborar, humilde y
casi inapreciablemente, a que el mundo sea mejor o más cercano a aquel con el
que sueñan. “La poesía” (el arte) “es un arma cargada de futuro”. Esta idea fue
la que dominó la noche del pasado 1 de octubre.
Tal vez influyó que la velada comenzara con “Novios”, de Jesús Lizano, o que, en esa edición, coincidieran las ganas y la
necesidad de manifestarnos, revelarnos, conocernos o “mojarnos” más de lo
habitual. En resumen, fue una noche preciosa: todos nos hicimos “novios” e
hicimos público nuestro compromiso con letra y música en una celebración amenizada
por las intervenciones que a continuación reseño.
Sofía Montero nos contó qué piensan los árboles. Con sus manos
enguantadas y “luciérnagas”, nos presentó al sauce y al ciprés que abandonaron
su rutina fluvial para venir a recitarnos sus pensamientos. Precisamente, Carlos Peña nos habló de la desidia de
la rutina y del peligro de hacerle frente con una nueva y entrar, así, en un
círculo, más que vicioso, alienante. Intensidad en dos registros diferentes: de
los versos oníricos que Sofía araña
en su particular mundo a la prosa clara y pacíficamente violenta que a Carlos le dice la realidad. A continuación, leímos “Suite íntima n.º 4” como una comanda que pedía calma e introspección:
la ejecutó Guillermo Toda, nuestro
guitarrista clásico más querido, un autodidacta que sabe que la constancia es el
mejor adminículo para amaestrar los nervios.
La pieza con la que Toda se
despidió, compuesta a partir de diversos temas, nos reveló la serenidad que
poco a poco va conquistando en las tablas, el otro lado del espejo en que se
mira Mariela Paz, tan agitada, tan llena
de rebeliones y revolución: el verso “Te libraste de España y te vendiste al
latifundio” resume la crítica con que, sin embargo, rinde un homenaje
versificado a las fiestas patrias de su país, Chile. El cambio de tono que
imprimieron los siguientes participantes exige un salto de párrafo.
Alkemia, la joven banda salmantina liderada por Miguel Ángel Gómez, tiene la intención
de crecer artísticamente en los
escenarios. En MAS (46) asistimos a
uno de sus primeros pasos, lo que nos fue revelado por la timidez aún
manifiesta de los integrantes. La versión de “Familiar Taste of Poison”, de Halestorm, que nos ofrecieron nos habla
de sus referentes y del estilo que persiguen y que ilustraron con “The Bridge of
my skin” y “Hall Down” (¿?), dos baladas compuestas por Miguel Ángel, quien, al buscarla en sus compañeros —M.ª Jesús (voz), Pablo (piano) y Alejandro
(guitarra)—, conseguía contagiar la complicidad que existe entre ellos.
El erotismo y el compromiso
social conviven pacíficamente en la obra de Fran, un autor que tuvimos la suerte de conocer en el tramo final
de la temporada anterior y que, afortunadamente, permanece en nuestras filas con
su poesía. Con “Punto y aparte”, “Evaporíticas mañanas” y “España” nos hizo una
sucinta presentación de las diversas dianas de sus versos. Lo que sucede entre este
poeta, Fran, y el artista que le
siguió en el escenario, Alfredo
Rubbenstein, es algo que cada vez es más notable entre los habituales de MAS: la admiración mutua, el respeto y
el cariño. ¿Qué mejor insignia puede tener un espacio como el nuestro? En esta
ocasión, Rubbenstein, tan audaz, diseccionó
la actualidad con su distintivo humor en una serie de microtextos a modo de
anuncios o titulares disparatados que beben de lo absurdo que encierra la misma
realidad. Este bloque literario, a modo de una peculiar y crítica sección de
actualidad, tuvo su colofón con las reflexivas palabras de
otro poeta que nos interesó desde su primer verso: Miguel Pérez. Tras ponernos al corriente de la enorme deuda por “prácticas
contrarias a la normativa” en la que ha incurrido el Hospital Clínico Universitario de Salamanca y mostrarnos su repulsa
como ciudadano ante esta clase de situaciones en general y como miembro del
gremio al que atañe esta noticia en particular, Miguel concluyó su intervención con el poema-resumen de su opinión “Misterios
de hospital”.
MAS (46) fue una edición agitada, necesariamente agitada, en forma
de celebración de todo lo que nos acerca, desde nuestras diferentes formas de
mirar y explicarnos el mundo. Se dice que la música amansa a las fieras. Puede
que sea cierto. Nosotros no somos fieras, sin embargo. Somos personas que
creemos en el poder de la cultura para cambiar aquello con lo que no estamos de
acuerdo, y la música quizá sea una de sus manifestaciones con más capacidad
para, siguiendo con Lizano, hacernos
“novios”. Por lo primero, existe MAS. Por
lo segundo, esta edición no pudo terminar de mejor manera que con la versión que Antía, Merce, Saskia y Delia prepararon de “Canción para el
viento”, de Perota Chingó. Con ellas
terminó la edición que aquí resumo, no la celebración; la misma continuará esta
semana: el lunes 8 de octubre nos reuniremos en El Savor para subir a 47
las ediciones de MAS, y el martes 9 de octubre, nos
depara la, ya tradicional en este local, Noche
Revolucionaria, un particular homenaje a la figura del Che Guevara en el
aniversario de su muerte y que, muy probablemente, retomará el espíritu de la
pasada edición. No obstante, no seremos los únicos que demos a esta semana un
toque festivo: también lo harán, en el Santa
Ana, el cantautor Alberto Mendoza, amigo
de MAS, y, en Café Corrillo, Esfumato nos
invitará a jugar con el jazz y el pop de sus canciones. (Más abajo tenéis los
enlaces a todos estos eventos.)
Gracias, una semana más, a Alfombra Roja Films por las fotografías que realizaron.
No encuentro mejor forma de
terminar esta crónica que, de forma similar a como concluimos MAS (46), dejándoos este vídeo de Perota Chingó. Antes de que pulséis play, apuntaos esto: os esperamos en El Savor para, entre todos, hacer de MAS (47) una gran edición.
MAS (47), lunes 8 de octubre, El Savor
Noche Revolucionaria, martes 9 de octubre, El Savor
Alberto Hernández en concierto, martes 9 de octubre, Santa Ana
Esfumato en concierto, miércoles 10 de octubre, Café Corrillo
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