martes, 8 de mayo de 2012

Crónica MAS (32). 7/5/12


… una tarta hecha por mamá, globos, sugus, dedicatorias, muchos “gracias” y más cariño todavía… sí, el lunes 7 de mayo, El Savor fue algo así como una piñata humana, cuyas sorpresas fuimos desentrañando a lo largo de la edición 32 de Micro Abierto Salamanca (MAS). No nos faltan razones para convertir cada lunes en una celebración y, en esta ocasión, quisimos homenajear a alguien que ya es muy especial en esta maravillosa familia de “faranduleros” lunáticos que, a golpe de canción o poema, va creciendo semana a semana. Ese ser especial es Virginia Montaño, una cantautora de la que casi se puede decir que se descubrió a sí misma en MAS, donde reunió las fuerzas necesarias para encarar su sueño de dedicarse, por fin, a la música (su gran pasión). Nosotros nos sentimos afortunados: en cada edición somos testigos de un pasito más y nuevo que da en su andadura musical. Los habituales de MAS lo sabemos y, por eso, en su paso por el escenario en esta edición, aprovechamos para dedicar unas palabras a esta artista.

Después de cantarle el obligado “Cumpleaños feliz”, la velada no podía empezar de otro modo: emocionada y agradecida por el cariño de los asistentes, Virginia Montaño nos habló del sueño que ha cumplido recientemente: hace años se prometió que algún día cantaría en Libertad 8; promesa cumplida. La primera canción de sus veintiséis años fue “Origami”, algo que no es de extrañar, dada su curiosa afición por esta manualidad. Da título a su maqueta, pero no se encuentra en ella, así que esperemos que sí la contenga la próxima que grabe y que esto no se haga mucho de esperar. Otro tema que a buen seguro estará en ese futuro disco es “Cosas que pasan”, una de sus ultimísimas composiciones con la que a mí, personalmente, me ha vencido (en el mejor sentido de la expresión).


A la actuación de Virginia, siguió la de Óscar Rioja, quien (tras recordarnos que el día en que se publica esta crónica, 8 de mayo, él estrena la obra de teatro de la que nos viene hablando desde hace semanas, “Pronombres y determinantes”) dedicó el poema “Agonía”, de Juan Rejano, a la cumpleañera. Si alguien quiere escuchar el texto en voz de su autor, puede hacerlo en este enlace


Mariela Paz llevaba días pensando en Virginia y, de hecho, ella misma propuso que celebráramos su aniversario. Para la ocasión, escribió un texto mientras escuchaba las canciones de aquella en el que le da las gracias por ser. Después disfrutamos de su poema “Sé feliz”, inspirado en un idilio que tuvo en la Patagonia y en el que, no por esconder una historia de amor, dejaba de respirar el espíritu más guerrero de esta mujer.


Jorge Silla tenía el mismo sueño de Virginia de cantar al piano del mítico Libertad 8, sueño que cumplieron en la misma edición de MAL8. Le dedicó a su compañera y “su gran musa” (sic) la canción “She”, de Elvis Costello. Las dedicatorias no terminaron aquí, y el siguiente tema, “Standing Still” (con el que Roman Lob representará a Alemania en Eurovision 2012) fue destinado a Lydia-Marie. Finalmente, recitó su poema “Hipocresía” y le regaló a Virginia una rana de origami llamada Kakeru, que significa “volver”.


Contrarrestamos la “hipocresía” del poema de Jorge Silla con la verdad y armonía de Luz Mercedes Orrego. Además de regalarle un libro, dedicó a la cantautora uno de sus micropoemas, que demuestran que pocas palabras son necesarias para dibujar la belleza. La espiritualidad que caracteriza a esta poeta no faltó en los versos que eligió para terminar, escritos por su amiga Roxana Seixas y que retratan la compasión por el ser humano que motiva las reencarnaciones de Buda.


El siguiente participante fue Richard, el anfitrión de las “buhardillas bohemias” y de la fiesta de pintura y poesía que se celebrará este miércoles 9 de mayo en El Savor. Los lienzos de Alfonso Pina y Begoña Aranda se acompañarán de los textos de Luis Somoza y de las versiones de Richard en una velada en la que no faltará el espíritu bohemio de sus artífices. El “instigador” de esa alianza de talentos nos dejó dos versiones: de la canción que ya es más suya que de su propio autor, “La quiero a morir” (hasta ahora, de Cabrel) y “Lucía”, de Serrat.


Una amiga le había elegido el tema que tocaría en esta edición Guillermo Toda, pero, después de calentar con una improvisación, que también templó nuestro ánimo, e intentar defender la composición elegida (que sería la primera no clásica que le escucharíamos a Toda en MAS), nos ofreció una adaptación de una pieza de Vivaldi. Los violines no se resistieron a su guitarra; otra cosa eran las partes orquestadas, para las que Guillermo reconoció que su instrumento no sería capaz de dar tanta nota…


Ya en la recta final de esta edición, descubrimos una cara nueva: la del cantautor Ángel Rosado. Se presentó en nuestra casa con la canción “Entre versos”, que da título a su maqueta. En ella no está “Adiós”, pero Ángel está seguro de que sí se podrá escuchar en el siguiente disco que produzca. Para despedirse (esperemos que no por mucho tiempo), versionó “Vis a vis”, del disco Diciembre, de Leiva, tema del que confesó que le “pone bastante, en todos los sentidos”, algo que pudimos comprobar en su interpretación. En ella se dejó llevar y creó una intimidad de la que participamos como voyeurs consentidos.


Una servidora, Andrea Mazas, también quiso dedicarle unas palabras a Virginia. Con ella en el escenario, dando cuerda a una caja de música, leí “Intuición”, texto con el que, según me confesó, fue la gota que colmó el vaso de su emoción, ya contenida durante bastante rato. Emocionar a Virginia no es difícil: es muy sensible; basta con prestar un poco de atención a sus letras para darse cuenta de ello… De todos modos, para mí su lagrimita fue todo un halago. Ya sola, le dediqué también el segundo poema: “Las nubes de la infancia”.

Antes de que termináramos como habíamos empezado, Matías Astroza, capitán justiciero del único dúo de cuatro componentes de los mundos conocidos, salió al escenario, cartel en mano, para anunciarnos la cita con la cumbia que los martes se celebra en El Savor. El cartel fue el regalo que Matías quiso hacerle a Virginia y, con él, una preciosa dedicatoria en forma de canción: “Los momentos” del chileno Eduardo Gatti. Aquí os dejo el evento que organiza Matías, para quien quiera darle buen ritmo a esta noche.


El cumpleaños terminó con un “Adiós”, de Zahara, que Virginia Montaño versionó antes de partir y repartir el dulce con el que nos obsequió para que nadie se fuera a su casa con muy buen sabor de boca.


A lo largo de esta semana (en la que no faltarán más cosas que celebrar, como la presentación del nuevo disco deLuis Pastor, en El Savor o el concierto de Andrés Suárez en El Corrillo) iremos preparando la próxima cita, el lunes 14 de mayo, MAS (33).

Gracias a todos por una noche estupenda, de amistad, cariño, arte y, sobre todo, ganas de hacerlo cada vez mejor.

Andrea Mazas 

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