domingo, 8 de julio de 2012

Crónica MAS (40). 2/07/12


Siempre hay algo que hace que cada edición de Micro Abierto Salamanca (MAS) sea especial. En la número 40 ese algo fue el hecho de que algunos de los participantes habituales de nuestra cita de los lunes en El Savor vinieron a despedirse hasta el próximo curso y lo hicieron de la mejor forma: compartiendo con nosotros su talento. Comienza el verano y, en una ciudad universitaria como la nuestra, muchas caras mudan al llegar esta estación: unos llegan de paso, otros se van con la intención de regresar al término de sus vacaciones para proseguir con sus ocupaciones… algunos estamos intermitentemente y, al volver, celebramos entrar en ese oasis de actividad cultural que es MAS en ciertas épocas del año. Después de perderme la edición 39 de MAS, que capitaneó Andrés Sudón en mi ausencia, ya tenía ganas acumuladas de reencontrarme con las personas que son MAS y juntos brindamos por la suerte de habernos conocido durante este curso. La noche transcurrió marcada por el júbilo de las despedidas y de las bienvenidas, con una alegría inicialmente contenida que, al final de la edición, estalló en forma de baile: todos los presentes, o casi todos, dejamos sentada nuestra timidez para bailar las ganas de compartir y de reír manifiestas a lo largo de la noche.

La velada comenzó con las versiones de un dúo nuevo en nuestra familia de los lunes. José y Luisa interpretaron tres temas con suavidad y elegancia: uno de Tom Waits y dos más en francés: “Johnny” (desconozco el autor, pero al parecer hay una versión de 1982 que es la más conocida, según las palabras de Luisa, por si a alguien esto le da una pista…) y la maravillosa “Je veux”, del grupo francés Zaz. 


Del francés pasamos al inglés de la mano de Miryam, una de las personas que se despidieron de nosotros hasta próximo aviso. Lo hizo ofreciéndonos una magnífica versión de “Feeling Good”, de Nina Simone. Después de dejarnos boquiabiertos una noche más con su voz, invitó a Carlos Peña a que cogiera la guitarra y la acompañara en la interpretación de “Creep”, de Radiohead. A estas dos primeras intervenciones musicales siguió la breve pero intensa poética de Luz Mercedes Orrego, con dos microtextos, uno de ellos dedicado a Virginia Woolf, a la que recuerda que “cuando se clausura una puerta, sabes que se abre otra”.


Hacía tiempo que Fran no se subía al escenario de MAS a poner en marcha su ukelele. En esta edición lo hizo con dos piezas, la primera, “If I Have You”, interpretada con más soltura. 


Las notas de Fran tuvieron su continuación en el relato mordaz que el mexicano Rodrigo Díaz extrajo de su cuaderno para dedicar a su acompañante. Su lectura nos dejó un sabor agridulce que Ángel Rosado quiso prolongar, porque, según comentó, venía “en plan cortavenas”; sin embargo, su simpatía nos hizo olvidarnos enseguida de esta intención. Estrenó su última composición, una canción de resaca, que, como tal se le atravesó en varios momentos, con lo que, además, hizo cierto honor a su título: “Qué colgado” (esto lo escribo con toda la sutileza y cariño posibles, a pesar de que sé que puede ser ambiguo…). Tras el estreno de este tema, Ángel prosiguió con dos versiones: “Benijo”, de Andrés Suárez, y “Hallelujah”, de Leonar Cohen, para la que contó con la colaboración de Virginia Montaño. 


Para dejar descansar un poco a esta antes de que se volviera a subir al escenario para defender las canciones con las que ella también se quería despedir de MAS en esta edición, la que escribe, Andrea Mazas, leyó un poema propio y la letra de una canción que no dejaba de repetirse en su cabeza, pensando que, compartiéndola, pulsaría de una vez por todas el botón de pause. 


Después de esto, ahora sí, Virginia Montaño regresó al escenario con su energía característica para interpretar dos temas propios, “147 segundos” y “Nos dejamos llevar” (la última de sus canciones que han nacido en Salamanca), y una versión a cappella de la gallega “Lela”, con la que consiguió emocionarnos a todos.



Jorge Silla regresó incombustible a MAS para compartir con nosotros las tres primeras escenas de una obra de teatro. Para ponernos en situación, y supuestamente para que no nos perdiéramos, en la lectura, nos presentó a los personajes… tantos eran que perderse era casi imposible, dado que él lee el texto de todos los personajes (la breve intervención de Virginia en calidad de directora de escuela no añadió más claridad al asunto). No obstante, la “puesta en escena” y el desparpajo de Jorge consiguieron que pasáramos un rato de lo más divertido (a mí me costó presentar a los siguientes participantes, porque no podía dejar de reír…). A pesar de las risas, hay que decir que se trata de un drama, “porque acaba mal”.


Judith Amaya y José Luis Romero Melián también se despedían de nosotros como 7 Días. “Kamikaze” y “Melancólica melodía” fueron los temas de esta agrupación que compartieron en la edición 40 de MAS. Las dos nos sorprendieron, pero especialmente la segunda, que, por primera vez, escuchamos con Judith al piano: nos estremecieron. 


La música continuó con la voz y el piano de Godaiva, grupo que regresó a MAS después de su presentación dos semanas antes para acercarnos un poquito más a su música. Su disco volvió a girar para nosotros y escuchamos “Mis botas”, “Me equivoqué” y “Formulario completo”, esta última basada en un poema de Ignacio Martín.


Sin descanso, nos lanzamos a desentrañar el final de la noche. Al “guión” aún le faltaban dos líneas. La primera de ellas la escribió Carlos Peña, que invitó a Virginia Montaño (¡hay que ver la cantidad de veces que Virginia subió al escenario en esta edición!) para interpretar una versión que tenían pendiente: “Playa Girón”, de Silvio Rodríguez. Fue precioso; no tengo más que decir. 


Para terminar, me monté en mi columpio emocional para pasar de estar emocionada hasta el punto de la lágrima a hacer el payaso mientras hacía como que bailaba cuando Matías y José Campusano me invitaron a hacerlo mientras cantaban “Andrea”. Me veía tan solita y tan haciendo el tonto, que, para esconderme un poco, fui animando a todos a levantarse: al principio se mostraron reticentes, pero una vez que empezaron a bailar no hubo forma de pararlos… y la siguiente cumbia y la versión de “Sueños”, de Camilo Sesto con las que Matías y  Campusano  pusieron la nota final a la edición 40 de MAS sonaron mientras gran parte de los presentes en El Savor bailaban al pie del escenario, entre risas y más risas.


Hasta aquí lo disfrutado en la edición 40 de MAS. Agradezco a Jorge García Ledesma las fotografías que nos ha cedido para ilustrar esta crónica y las que podéis ver en nuestro grupo en Facebook, donde, además, José Luis Melián ha ido colgando a lo largo de la semana vídeos de muchas de las actuaciones de esta edición. ¡Pasen y vean!

Personas, ¡entre todos conseguimos hacer que una edición más fuera irrepetible! Nos vemos el lunes 9 de julio, en la 41, para darnos más y MAS; aquí os dejo el evento para que lo compartáis y que nadie se quede sin saber que MAS continúa.

Andrea Mazas

No hay comentarios:

Publicar un comentario