martes, 20 de septiembre de 2011

Crónica de M. A. S. (1). 19/09/11

Por fin, después de un verano que quiere prolongarse, Micro Abierto Salamanca (M. A. S.) volvió para seguir dando otro sentido a las noches de los lunes. La andadura de este espectáculo comenzó en octubre de 2009 en la Sala Alquimista del Esperpento. Durante esos dos años, hicimos amigos, brindamos por la cultura innumerables veces, nos emocionamos y aplaudimos cierto poema y aquella canción… Con todo ello, el cierre de la Sala Alquimista nos dejó un sabor amargo. Sin embargo, M. A.S. es más que un lugar: es espíritu, es alma, es ganas de compartir y celebrar… y esto no se quedó en el camino. Sólo había que encontrar otro punto de encuentro en el que toda esa magia, lejos de desvanecerse, siguiera creciendo. Así, cuando anoche El Savor abrió sus puertas a todos los que conforman M. A. S., escribimos un rotundo “continúa” a pie de página.

La noche fue emotiva y emocionante. Empezó con los nervios de un primer día de colegio, pero poco a poco fuimos olvidando lo que de nuevo había y recordando lo que permanecía inalterado. A las 21.30 h el público y los artistas participantes empezaron a llegar a El Savor. Los reencuentros con caras ya conocidas se mezclaron con las bienvenidas a otras nuevas.

Con el retraso habitual (ese que queremos convertir en puntualidad en lo sucesivo), comenzamos guardando cinco segundos de silencio por el Esperpento, y recordando a todos cuantos han hecho posible este espectáculo desde sus inicios. Tras este ceremonioso comienzo, un trío de músicos, a todas luces nórdicos, fueron los encargados de inaugurar la primera edición de M. A. S. No llegamos a saber qué idioma hablaban, por lo que, ante la falta de entendimiento, los bautizamos como Los rubios por razones obvias. La sorpresa llegó cuando en el escenario, con dos guitarras y timbales, tocaron un tema que recordaba a Paco de Lucía e hicieron aguas nuestra intuición de pop… De la fusión pasamos a la poesía del puertorriqueño Joan M. Corcino, quien abandonó la libreta a la que nos tiene acostumbrados para leer directamente de su portátil. Sus palabras y su acento nos dejaron con ganas de más poesía, por lo que tomó el relevo Montse Villar, autora de Tríptico de mármol; de los dos poemas que leyó, por alguna razón salvé en mi cuaderno el recordatorio de que “las rosas de verdad no son perfectas”. A continuación, Fran Sánchez se estrenó en M. A. S. en lo que, según nos comentó, fue su primera actuación en público; trajo con él su ukelele y, aunque parecía un poco nervioso al principio, después tocó como si fuera ducho en las tablas. La velada continuó con Luis Somoza, poeta ya habitual en las anteriores temporadas de M. A. S.; en esta ocasión, eligió tres poemas de reciente creación que él mismo definió como “un poco paranoicos”, textos que parecían gritar la amenaza de una metamorfosis. El broche de la primera parte lo pusieron Fernando Maés y Andrés Sudón; cantaron a dúo “Ojos miel” del primero y “Ternura macarra” del segundo, con las que volvieron a demostrarnos que también en el escenario se entienden muy bien.

La segunda parte de la primera edición de M. A. S. comenzó vistiendo la nariz de payaso de Alfredo Rubbenstein; una vez más, apeló a su humor irreverente para hacer una especie de zapping de recuerdos televisivos en un monólogo en el que no dejó de mencionar las anteriores temporadas del espectáculo, en las que él tanto participó y disfrutó. Después de que Rubbenstein prometiera desnudarse el próximo lunes, subió al escenario Ane González. Como señaló Andrés Sudón, ya no podemos imaginarnos M. A. S. sin el talento de esta joven poeta, que ha regresado del verano con más entereza, madurez y confianza artísticas. Esto mismo pudimos observar de Guillermo Toda. Sin necesidad de escalas previas, se apropió de una guitarra y tocó solo una pieza clásica para dejarnos con ganas de otra… Emilio Papel regresó a M. A. S. con su poema “Horizonte de sucesos”, un elogio a la ciencia y a quienes la formulan, y del que dejamos aquí unos versos: “Todo se aleja progresivamente de ti, / como lo hacen las galaxias entre sí”. Con un estilo muy distinto (“Me encanta ser un Koala en tu mirada de eucalipto”) recitó el versátil Suso Sudón; aunque dijo no saber muy bien qué iba a hacer, sí parece que, en cuanto a poesía se refiere, tiene las cosas bastante claras. Y así llegamos, sin darnos cuenta, al final de esta primera edición de M. A. S. en El Savor. La encargada de cerrarla fue Misir Lau; el público olvidó pronto la timidez con la que se presentó. Dijo no saber nunca cómo presentar sus canciones, llevaba todo el día pensando cómo hacerlo y, al final, simplemente, optó por pedir al público que escuchase sus dos canciones de estilo blues. El público respondió con un gran aplauso, con el que dimos por terminado el evento, no sin antes invitar a los asistentes a repetir el lunes siguiente. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario